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Lo que está en juego en la India

Modi podría fácilmente llevarse el título de ser el líder democráticamente elegido más popular del mundo.

27 de abril de 2024
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  • Lo que está en juego en la India

Desde el pasado viernes empezaron unas votaciones con un tamaño sin precedentes: India, el país más poblado y la democracia más grande del mundo, está desarrollando unas elecciones para definir un nuevo parlamento, en cuyas votaciones se espera que Narendra Modi, el actual primer ministro, y su partido, el Bharatiya Janata Party (BJP), logren una holgada victoria.

Los comicios son tan monumentales, que durarán seis semanas, hasta el primero de junio. Alrededor de 970 millones de electores registrados podrán emitir su voto, una cifra superior a la suma de las poblaciones de Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Argentina, Venezuela y Chile juntas, y más del doble de la población de los países de la Unión Europea. Este enorme esfuerzo electoral requerirá la participación de unos 15 millones de trabajadores electorales y personal de seguridad, es decir, más del doble de las personas que viven en el departamento de Antioquia se encargarán de asegurar el correcto funcionamiento en más de 1,2 millones de localidades habilitadas para votar.

En caso de que el partido de Narendra Modi resulte como el victorioso de estas elecciones, el primer ministro indio se convertiría en el primer líder en obtener un tercer mandato consecutivo desde Jawaharlal Nehru, quien fue el primer jefe de Estado de ese tras su independencia en 1947, un escenario que todos los pronósticos anticipan que ocurrirá.

Modi, un político sagaz y carismático, podría fácilmente llevarse el título de ser el líder democráticamente elegido más popular del mundo. La mayoría de las encuestas sitúan su popularidad alrededor del 75%, un nivel notable para un país del tamaño y con los desafíos que enfrenta India, lo cual seguramente se traducirá en las urnas. Así, la pregunta relevante sobre estas elecciones no gira en torno a quién ganará, sino más bien, dado el poder acumulado por el primer mandatario indio, hacia dónde se dirigirá el país más poblado del mundo en el futuro. Un país que en los últimos años ha hecho todo lo posible por recobrar su relevancia histórica dentro del balance de poder global.

Hace ya siglos, lo que hoy conocemos como India era la economía más grande del mundo, superando incluso a China. Sin embargo, durante la era colonial y con el crecimiento de las economías europeas, su participación en la producción global disminuyó progresivamente, llegando a un punto humillante tras una crisis financiera en los años 90, cuando representó menos del 1% de la economía mundial.

Sin embargo, en los últimos 30 años, y acelerándose desde la elección de Modi en 2014, con crecimientos de su economía cercanos al 7% anual, la tendencia ha cambiado. India ahora representa cerca del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) global, lo mismo que China a principios de siglo. La pobreza en el país ha caído de más del 50% a estar cerca al 10% en apenas un par de décadas, eliminando en el camino prácticamente cualquier rastro de pobreza monetaria extrema.

Bajo la batuta de Modi, el país ha decidido invertir agresivamente en infraestructura como mecanismo para acelerar su crecimiento, lo que se ha convertido en una de sus principales banderas de desarrollo. La inversión en distintos tipos de infraestructura se ha más que triplicado como porcentaje del PIB en comparación con mediados de la década de 2010. La longitud de la red de carreteras ha aumentado en un 25% y el número de aeropuertos se ha duplicado. La infraestructura digital también ha prosperado, con más de 800 millones de conexiones de banda ancha y una cobertura de celulares prácticamente universal, acompañados de una gama de servicios digitales patrocinados por el Estado, desde banca electrónica hasta pagos de programas sociales. Además, siendo un país fuertemente dependiente de la generación eléctrica a través de hidrocarburos, India está expandiendo con audacia sus capacidades en energías renovables: en 2023, añadió más capacidad de generación solar que cualquier otro país, exceptuando Estados Unidos y China. Para 2028, el FMI pronostica que India alcanzará el 4.2% del PIB global, superando tanto a Alemania como a Japón. Yendo unas décadas más allá, según Goldman Sachs, aunque el ritmo de su crecimiento decrezca ligeramente, se proyecta que el PIB de India superará al de la Unión Europea en 2051 y al de Estados Unidos en 2075.

De manera similar a lo que hemos observado con China después de décadas de crecimiento, las discusiones geopolíticas más importantes en las próximas décadas estarán centradas en India. En los últimos años, después de lustros de desconfianza, las relaciones internacionales de India se han estrechado con los Estados Unidos, alineándose también con muchas de las visiones de los países de la OTAN y sirviendo como un contrapeso en Asia frente a potencias como Rusia o China.

En las manos de Narendra Modi, un líder que tendrá más poder que cualquier primer ministro indio que le haya precedido en años recientes, quedará el destino no solo de las 1.400 millones de personas que viven en India, sino también el balance de poder del llamado “orden mundial”. .

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