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Los resultados satisfactorios que desde el nivel de salud pública le han dado la ciudad y Antioquia a la crisis del covid-19, se deberán profundizar en la reformulación de los planes de desarrollo Unidos por la Vida 2020-2023, de la Gobernación, y Medellín Futuro 2020-2023, de la Alcaldía, orientados a tratar de revertir el impacto nefasto del virus en retos y oportunidades para sus gentes, el sistema de salud, la reactivación económica, el empleo, la educación, el medio ambiente, la mitigación del cambio climático, manejo de las finanzas públicas y la gobernanza.
Todo lo anterior, como se viene haciendo con la contención y adaptación a la pandemia, un escenario inédito y catastrófico para la humanidad, está soportado en la creación de una nueva cultura ciudadana y la capacidad innovadora de la ciudad y el departamento, a través de nuevas tecnologías, Ruta N, cuarta revolución industrial 4.0 y valle del software, este último, con un rubro de $1,1 billones (5,5 % del total del presupuesto), definido como primera línea estratégica del plan de la Alcaldía, junto con la reactivación económica, que en el anteproyecto aparecían separados.
Si algo tiene peso en las iniciativas es el aporte ciudadano, individual y colectivo, en la formulación inicial y luego la reformulación urgente de ambas iniciativas por la pandemia, que cambió todo escenario económico, social y ambiental.
Proantioquia, Medellín Cómo Vamos, Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), Cámara de Comercio, Área Metropolitana, Comité Intergremial, iglesias, universidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales de todas las tendencias, líderes sociales, y más de 20.000 personas (según cifras de Gobernación y Alcaldía) han participado con recomendaciones, sugerencias, propuestas programáticas y otros ítems para enriquecer esta tarea pública común. Un alto porcentaje de estas iniciativas se ven reflejadas en los documentos que hoy se debaten en Asamblea y Concejo para su aprobación final este 31 de mayo.
Una ruta interesante por un futuro de bienestar general (social, ambiental y económico) es el redireccionamiento de los proyectos teniendo como ejes transversales el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (2030).
Para el cuatrienio, el presupuesto de Medellín suma $22 billones y el de la Gobernación $10 billones, casi todos recursos tradicionales, algunos de los cuales podrán verse impactados por la pandemia.
Otra estrategia común en los planes es la generación masiva de empleo de choque con la ejecución de obras públicas, programas de innovación tecnológica, desarrollos culturales, educación pública de calidad, fortalecimiento de la red hospitalaria, apoyo a proyectos empresariales y la construcción de vivienda social. Medellín contempla la creación de más de 210.000 puestos de trabajo y la Gobernación 120.000.
En el paquete de macro-obras es clave la recomendación de la SAI de que se incluya en ambas iniciativas (ahora no está), con presupuesto, a Hidroituango, por su importancia estratégica en el resurgimiento de la economía de Antioquia y su capital, una vez se recupere en su totalidad, al igual que el Toyo y el puerto de Urabá, que también deben tener capítulo especial.
Otra recomendación puntual es que el plan de desarrollo de Medellín aterrice sus programas al nivel de proyectos, lo cual garantiza su control político y social de la ciudadanía, grupos especializados y medios de comunicación.
Estos proyectos plurianuales, que comprometen los recursos y el futuro de todos los ciudadanos, más en este momento crítico, deben llevarnos a actuar como sociedad, en una lógica inspiradora de consensos, esfuerzos y liderazgos individuales y sociales, que viabilicen, en el menor tiempo posible, el despegue y ejecución de dichos programas.