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Este Plan Nacional de Desarrollo tiene unos elementos positivos e interesantes, como por ejemplo, una visión de continuar en la reducción de la pobreza extrema, que quizás sea el logro socio-económico más importante del país en lo que va corrido del siglo XXI. También una alienación bastante interesante con los objetivos de desarrollo sostenible. Eso le da una visión de plazo a este plan de desarrollo.
Frente al tema político, Fedesarrollo había hecho un llamado a que más allá de temas puntuales y acuerdos o desacuerdos en las bancadas, el Plan debía ser debatido en el Congreso y eso es lo que está pasando. Allí se hacen mejoras sustanciales al Plan y se acortan las diferencias. Es un deber democrático que el Plan se discuta en el Congreso y eso es lo que está ocurriendo.
También tenemos preocupaciones como el artículo 35 que tenía en su primera versión una intención de poner el manejo del presupuesto en cabeza del Ministerio de Hacienda. Varios directores de Planeación nos opusimos por razones técnicas y de independencia. El artículo se ha redactado mejor, pero sigue la preocupación. El otro tema es tributario. Hay al menos siete artículos que merecen una discusión muy grande porque el panorama fiscal de mediano plazo todavía no está despejado.
