Pico y Placa Medellín
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Medellín es una ciudad de relatos y correlatos. Nuestro relato más común es el de la violencia: bandas criminales, narcotráfico, sicariato, milicias, rentas ilegales. Más de 30 años que han terminado por influenciar nuestra forma de afrontar los conflictos y nuestras cotidianidades.
Pero también está el correlato de la organización social y comunitaria: movilizaciones por la paz y la defensa de la vida y los derechos humanos; reivindicaciones y reclamaciones por la atención y reparación a las víctimas, exigencias centradas en la memoria y en la no repetición. Con repertorios de acción propios y auténticos basados en la experiencia, el arte y la cultura.
Las administraciones municipales han tenido un protagonismo intermitente en la búsqueda de alternativas para sustraer a Medellín de la espiral de la violencia. Esta intermitencia se traduce en la falta de inversión en procesos de largo aliento, en los que el fortalecimiento institucional y social es clave para que la ciudad aprenda a tramitar sus conflictos pacíficamente.
Esta deuda histórica nos presenta un reto inaplazable: fortalecer las condiciones para que Medellín avance hacia un pacto social, que permita ponerle fin a sus violencias y eliminar definitivamente los costos que, como sociedad, hemos tenido que asumir por la guerra.