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“Es el aviso del cambio climático. Las condiciones climatológicas cada vez son más extremas y ayudan al nacimiento, el crecimiento y el mantenimiento de estos incendios gigantes. Y piensa que esto es solo el principio, que normalmente los grandes incendios australianos ocurrían entre enero y febrero.
Es cierto que en Australia los incendios forestales son algo más que habitual durante todo su verano, es más, los aborígenes incluso los aprovechaban para ganar terrenos y limpiar áreas selváticas, pero este año se está dando una situación excepcional por la gravedad y la violencia del fuego.
La sequía (actual) es espectacular en todo el país y ha provocado que haya muchísimo combustible para el fuego. Si a eso le suman que están en temperaturas récord (han roto su máximo llegando a marcar 40,9 grados de media en todo el país el pasado 18 de diciembre) pues tienes una tormenta perfecta.
Ahora se compara mucho con los incendios del Amazonas, pero esto es diferente, aquí el humano no suele estar detrás directamente del incendio sino que se generan por rayos o, eso sí, por un mal cuidado del lugar. La cosa es que por mucho que Australia sea un país desarrollado y quiera decididamente acabar con uno de estos incendios, estos son tan grandes que es imposible hacer nada, ni con la mejor tecnología o los mejores medios puedes atajarlos”: Fernando Valladares, científico citado por el sitio digital español www.elconfidencial.com.