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Algodón, cartón, colores, pegante y tijeras, podrían ser los materiales que utilice un niño para hacer su tarea del colegio. Pero Rachel Ryle los aprovecha para contar pequeñas historias animadas en Instagram, utilizando la técnica del stop motion.
Comienza dando trazos que se van llenado de color y se convierten en figuras, objetos, animales, alimentos, que toman vida ante los ojos de los espectadores. Las creaciones artesanales de Rachel aparentan movimiento después de haber sido capturadas con una cámara, cuadro a cuadro, de forma sucesiva.
Desde que Instagram permitió subir videos a su plataforma, Rachel empezó a experimentar y en julio de 2013 publicó su primera animación. Sus trabajos iniciales se salían de lo común que se encontraba en Instagram, y por eso ellos mismos descubrieron y recomendaron su cuenta en su blog oficial. En instantes, pasó de cinco mil, a más de cincuenta mil seguidores. Desde ese entonces su técnica ha mejorado considerablemente.
Ryle construye historias que se destacan por su estética y por sus efectos visuales, donde se intercalan texturas, se alteran los tamaños normales de las cosas, cambian las variables de espacio y tiempo y ella misma irrumpe en la animación con su mano, que no solo dibuja, si no que manipula los objetos.
El acierto de Rachel está en saber combinar la técnica tradicional de la ilustración, los recursos de trucaje visual, que recuerdan al mago de la cinematografía Meliès, y el uso de las nuevas tecnologías. Por eso, uno ve algunos de sus trabajos, y piensa que tal vez el director de cine contemporáneo Michel Gondry la pudo haber inspirado.
La creatividad y la innovación de esta estadounidense la hicieron famosa y la enfocaron en su quehacer. Ahora, las marcas, como Starbucks, la buscan para que les haga animaciones para publicidad. O ella se asocia con empresas, como lo hizo recientemente con 20th Century Fox y con Matthew Vaughn, el director de la película Kingsman: Servicio secreto, para realizar un trailer animado de esta.
“El arte es mi pasión, el marketing es mi talento”, ha declarado Rachel públicamente. Sin embargo, no se ufana de las causas altruistas que también la mueven. El año pasado, en su cumpleaños 33, Rachel quiso entregar su creatividad para la construcción pozos de agua en Etiopía, a través Charity: Water, organización sin ánimo de lucro, que busca brindar agua potable para la gente de países en vía de desarrollo donde escasea este recurso.
De regalo de cumpleaños, Rachel pidió donaciones para la campaña que nombró “Convirtiendo arte en agua”, a cambio de obras de arte y animaciones hechas por ella. “Me apasiona dar el regalo del arte con la misión de llevar alegría a la gente”, expresó ese día. Finalmente, logró reunir más de 2.600 dólares.
Esta causa, de alguna forma se parece a la primera animación de Rachel, “Haz algo y crece”, donde se ve una semilla que se siembra, se riega y luego se convierte en una flor. Hoy en día la tiene fijada en su puerta, para motivarse a crear y construir permanentemente.
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@rachelryle
Editora de la unidad de Interacción