Valentina Correa y Jesper Klucken son una pareja de una colombiana y un alemán que recorren el mundo llevando una mochila al hombro. Para ambos no existen límites geográficos a la hora de emprender un nuevo rumbo, para ellos los límites solo están en la mente de aquellos que ven las cosas con recelo y miedo.
La libertad, como dice Valen, existe en la medida que se camina por otros rumbos, se conocen nuevas personas y se va recuperando la confianza en la humanidad. “No está en trabajar 40 años entre cuatro paredes sin pedir nada a cambio”.
En su blog, Twitter y Facebook recogen todas las experiencias para compartir con quienes, como ellos, poseen la misma pasión. Sobre su forma de viajar y lo que se necesita a la hora de buscar nuevos horizontes, hablamos en el #PerfilTuitero de esta semana.
¿Quiénes integran Un poco de sur y por qué ese nombre?
Pues lo integramos una colombiana (al habla) y un alemán. Viajamos desde hace tres años y espero dure muchos más.
¿Cómo y dónde se conocieron?
Nos conocimos en Edimburgo, Escocia, trabajando en un mercado de navidad ¡nada glamuroso!
¿Cuál fue el primer viaje que hicieron juntos como pareja?
Yo me mudé a Edimburgo y solo nos veíamos cuando viajábamos juntos porque él vivía en Alemania. Viajábamos como excusa. Nos fuimos a visitar Barcelona.
Viajar es el sueño de muchas personas ¿es de verdad tan costoso? ¿Cómo empezar a viajar sin tener mucho dinero?
¡No! Para viajar se necesita “algo” de dinero, pero sobre todo decisión. Viajar es barato si vives por ello.
Existen mil oportunidades de voluntariados y el intercambio es algo que aún se mantiene. No todo en este mundo es dinero.
No hay que confundir Viajar con “Estar de vacaciones”. ¡Nosotros andamos siempre agotados!
¿Creen que por cuestión de precios es más difícil para un colombiano, salir a recorrer el mundo?
No, el problema es el pasaporte. Pero poco a poco eso va cambiando y tenemos más puertas abiertas. ¡No tengan miedo! ¿Miedo a qué? Una amiga me dijo: “¿Cuántas cosas perdemos por el miedo a perder?”
Respecto al miedo, ¿qué peligros pueden encontrar los viajeros (mochileros) en sus recorridos?
¿Peligros? ¡Que no quieras volver! Que recuperes la fe en la humanidad y la confianza en los humanos. Que aprendas cosas increíbles, que tus prioridades de vida cambien y sobre todo, ¡que cambies mucho!
Claro que te pueden robar la mochila, pero te la pueden robar en tu casa también.
¿A qué países creen ustedes que es más fácil ir sin mucho dinero ni complicaciones?
Viajamos por Sudamérica cinco meses gastando aproximadamente 1.5 millones de pesos al mes. Se puede viajar por mucho menos.
Bolivia y Perú son los más baratos dentro del continente. También se pueden ir al sudeste asiático, pero entonces desde Colombia hay que pagar el avión. La cosa es viajar lento, poco a poco y buena letra.
¿Qué idiomas hablan ustedes? ¿Hasta dónde el idioma puede ser una limitante para viajar así?
El español, lo crean o no, abre muchas puertas. Ambos hablamos inglés. El mono y su alemán ayudan, claro. Parafraseamos un poco de italiano y portugués, y aprendemos todo tipo de palabras allá donde vamos.
A veces cuando más se comunica es cuando se dice menos. Si uno quiere, el idioma no es problema.
¿Qué implementos no pueden faltar en la mochila de un viajero?
¡Cosas basiquísimas! Una cuerda (para mil usos), bolsas de ‘Ziplock’ para proteger las cosas importantes del agua. Una lámpara de cabeza, navaja multiusos, papel higiénico, un candado, agua, alguna medicina y la carpa. Un fogón, medias, un par de pantalones, tres o cuatro camisetas, ropa interior ¡y listo! el resto son caprichos.
¿Qué tips pueden recomendarle a las personas a la hora de organizar un viaje como mochileros?
Que reúnan lo que puedan, establezcan un destino y una ruta pero que se adapten al camino, las cosas cambian. Sobre todo, que no sean remilgados y que viajen sin prisa, se disfruta mucho más y se gasta mucho menos. Y lean, lean, lean y dejen de escuchar el noticiero o no se van nunca.
Para terminar, ¿cuál es el lugar que más los ha enamorado y por qué?
Uff.... ¡hay tantos! En Colombia nos quedamos con Palomino, pues la playa es medio virgen y es totalmente hermoso. Pero Bolivia nos sorprendió muchísimo ya que es un país con contrastes hermosos y muy subvalorado.
Hay muchos lugares increíbles esperando y muchas veces la experiencia la marca la gente con la que te cruzas.
¡Salgan no más! Hablen con la gente, confíen, verán cómo les acaba gustando.
