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En vivo | Siga el aterrizaje de la Sonda InSight en Marte

Mañana aterrizará otra nave en el planeta rojo. ¿Por qué es peligroso el descenso y cómo será la misión?

26 de noviembre de 2018
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Tras viajar algo más de seis meses y medio plácidamente, el explorador Insight de la Nasa debe tocar este lunes suelo marciano.

Será un duro despertar. Como sucede con las misiones que quieren palpar la superficie del planeta rojo, los minutos finales serán de terror.

Tras la separación del módulo de aterrizaje de la nave transportadora, la inserción en la atmósfera, la drástica reducción de velocidad, el desprendimiento de la coraza protectora, el despliegue del paracaídas, el encendido de los motores y la llegada al suelo, son maniobras que se hacen de manera automática, sin comunicaciones con la Tierra.

“Hay una razón por la que los ingenieros llaman el aterrizaje siete minutos de terror”, explica Rob Grover, director de esa fase en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa. “No podemos manejar el descenso así que dependemos de las órdenes preprogramadas. Hemos pasado años examinando los planes, aprendiendo de otros aterrizajes y estudiando las condiciones actuales del planeta”.

Se trata de reducir la velocidad de 18.800 kilómetros por hora a solo 8 en ese lapso, antes de que las tres patas del módulo toquen superficie a las 2:54 de la tarde de este lunes.

Hasta tres horas antes de la separación de la fase de crucero, los científicos en tierra estarán calibrando la operación final con base en el estado del clima en esos momentos, conocido con la información que recoge y envía el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), una nave con años en órbita.

Habrá que esperar 7 minutos a que Insight active una señal que indique que llegó viva y en buen estado.

“Aterrizar en Marte es difícil. Requiere capacidad, concentración y años de preparación”, dice Thomas Zurbuchen, administrador adjunto de Nasa en Washington.

Es que solo 40 % de las misiones que distintos países han enviado a este destino, fueron exitosas. Algunas nunca se comunicaron, otras se estrellaron contra la superficie, alguna se insertó mal en la órbita.

Cualquier error en la programación, por minúsculo, puede dar al traste con una nave, tal como sucedió con la última misión europea.

La zona superior de la atmósfera es en verdad una transición gradual al espacio interplanetario y no un límite exacto. El punto de entrada atmosférico está a 3.522 kilómetros del centro, punto en el cual Insight estará a 128 kilómetros sobre el suelo pero a unos 778 kilómetros al oeste. Sigue una elipse en la maniobra final.

¿A qué llega?

Esta será la primera misión de la Nasa en tocar suelo desde 2012, cuando llegó el robot Curiosity.

En 2013 llegó otra sonda, Maven, pero a trabajar desde órbita analizando la atmósfera con el objetivo de precisar cómo esta se fue perdiendo con el tiempo.

El objetivo central de la nueva experiencia marciana será estudiar la geología del planeta, conocer más de la formación de los cuerpos terrestres del Sistema Solar hace 4.500 millones de años y ver si en este hay sismos, por la razón que sea. Un conocimiento útil además para el estudio de planetas extrasolares rocosos.

El módulo permanecerá fijo sobre la superficie a diferencia de los robots que transitan áridas regiones, como Opportunity (en dificultades hoy en día) y Curiosity.

Por eso el sitio de aterrizaje tiene unas características particulares. Se trata de Elysium Planitia. Como se busca estudiar la geología, no importa tanto lo que hay sobre la superficie. Es un área muy plana, que en palabras de los técnicos es “el parqueadero más grande de Marte”.

Y reúne otras dos características: está cerca del ecuador, asegurando luz solar todo el año, adecuada para que los paneles puedan suministrar la energía requerida.

Además no es muy alto, tiene suficiente atmósfera encima para un mejor descenso.

Este aparato tiene capacidad para aterrizar incluso si se presenta en ese momento una de las usuales tormentas de polvo que cubren el paisaje.

La información que recoja durante sus dos años iniciales de operación será transmitida con ayuda de la sonda MRO que pasa sobre el lugar, pero mañana tendrá ayuda, para esas primeras señales de vida, de las dos mininaves que viajan de modo independiente, pero llegan al mismo tiempo que Insight: los cubos mellizos MarCO, otro experimento de la Nasa.

Largas y tensionantes horas de espera. ¿Tendrá éxito?

Tras viajar algo más de seis meses y medio plácidamente, el explorador Insight de la Nasa debe tocar mañana suelo marciano.

Será un duro despertar. Como sucede con las misiones que quieren palpar la superficie del planeta rojo, los minutos finales serán de terror.

Tras la separación del módulo de aterrizaje de la nave transportadora, la inserción en la atmósfera, la drástica reducción de velocidad, el desprendimiento de la coraza protectora, el despliegue del paracaídas, el encendido de los motores y la llegada al suelo, son maniobras que se hacen de manera automática, sin comunicaciones con la Tierra.

“Hay una razón por la que los ingenieros llaman el aterrizaje siete minutos de terror”, explica Rob Grover, director de esa fase en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa. “No podemos manejar el descenso así que dependemos de las órdenes preprogramadas. Hemos pasado años examinando los planes, aprendiendo de otros aterrizajes y estudiando las condiciones actuales del planeta”.

Se trata de reducir la velocidad de 18.800 kilómetros por hora a solo 8 en ese lapso, antes de que las tres patas del módulo toquen superficie a las 2:54 de la tarde de mañana lunes.

Hasta tres horas antes de la separación de la fase de crucero, los científicos en tierra estarán calibrando la operación final con base en el estado del clima en esos momentos, conocido con la información que recoge y envía el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), una nave con años en órbita.

Habrá que esperar 7 minutos a que Insight active una señal que indique que llegó viva y en buen estado.

“Aterrizar en Marte es difícil. Requiere capacidad, concentración y años de preparación”, dice Thomas Zurbuchen, administrador adjunto de Nasa en Washington.

Es que solo 40 % de las misiones que distintos países han enviado a este destino, fueron exitosas. Algunas nunca se comunicaron, otras se estrellaron contra la superficie, alguna se insertó mal en la órbita.

Cualquier error en la programación, por minúsculo, puede dar al traste con una nave, tal como sucedió con la última misión europea.

La zona superior de la atmósfera es en verdad una transición gradual al espacio interplanetario y no un límite exacto. El punto de entrada atmosférico está a 3.522 kilómetros del centro, punto en el cual Insight estará a 128 kilómetros sobre el suelo pero a unos 778 kilómetros al oeste. Sigue una elipse en la maniobra final.

¿A qué llega?

Esta será la primera misión de la Nasa en tocar suelo desde 2012, cuando llegó el robot Curiosity.

En 2013 llegó otra sonda, Maven, pero a trabajar desde órbita analizando la atmósfera con el objetivo de precisar cómo esta se fue perdiendo con el tiempo.

El objetivo central de la nueva experiencia marciana será estudiar la geología del planeta, conocer más de la formación de los cuerpos terrestres del Sistema Solar hace 4.500 millones de años y ver si en este hay sismos, por la razón que sea. Un conocimiento útil además para el estudio de planetas extrasolares rocosos.

El módulo permanecerá fijo sobre la superficie a diferencia de los robots que transitan áridas regiones, como Opportunity (en dificultades hoy en día) y Curiosity.

Por eso el sitio de aterrizaje tiene unas características particulares. Se trata de Elysium Planitia. Como se busca estudiar la geología, no importa tanto lo que hay sobre la superficie. Es un área muy plana, que en palabras de los técnicos es “el parqueadero más grande de Marte”.

Y reúne otras dos características: está cerca del ecuador, asegurando luz solar todo el año, adecuada para que los paneles puedan suministrar la energía requerida.

Además no es muy alto, tiene suficiente atmósfera encima para un mejor descenso.

Este aparato tiene capacidad para aterrizar incluso si se presenta en ese momento una de las usuales tormentas de polvo que cubren el paisaje.

La información que recoja durante sus dos años iniciales de operación será transmitida con ayuda de la sonda MRO que pasa sobre el lugar, pero mañana tendrá ayuda, para esas primeras señales de vida, de las dos mininaves que viajan de modo independiente, pero llegan al mismo tiempo que Insight: los cubos mellizos MarCO, otro experimento de la Nasa.

Largas y tensionantes horas de espera. ¿Tendrá éxito?.

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