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Este colombiano también trabajó en el Perseverance

Jorge Nuñez hizo parte del Perseverance, creando las cámaras, los ojos de la misión. También participó en New Horizons para explorar Plutón y además estará en Dragonfly, que llegará a Titán, el mayor satélite de Saturno, en 2027.

  • Nuñez vive en EE. UU. desde los 8 años. Participó en la misión New Horizonts (imagen). FOTO cortesía Jorge Nuñez
    Nuñez vive en EE. UU. desde los 8 años. Participó en la misión New Horizonts (imagen). FOTO cortesía Jorge Nuñez
09 de marzo de 2021
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Es un astrobiólogo e ingeniero manizaleño que hace parte del equipo científico de la Nasa que llevó al Perseverance a la superficie de Marte. Jorge Nuñez se encargó, especialmente, de acompañar el desarrollo de las cámaras Mastcam-Z que permiten hoy conocer, con alta definición, cómo se ve el planeta rojo para intentar descifrar si allí hubo vida.

Desde pequeño ya fantaseaba con el espacio y hoy, desde la Nasa, se maravilla de descubrir las similitudes de ambos planetas. Aunque está cumpliendo su sueño de explorar Marte para encontrar evidencias de vida, espera convertirse en el primer latino en dirigir una misión o en liderar el desarrollo de un instrumento.

De Colombia conserva la música, la comida y a su familia, y espera que, junto con sus compañeros, puedan inspirar a niños y jóvenes de Latinoamérica a seguir sus pasiones.

En diálogo con EL COLOMBIANO cuenta cómo fue ver las primeras imágenes enviadas por el rover, cómo será la misión que traerá muestras a la Tierra y qué se necesita para llevar humanos a la superficie marciana.

Su carrera se desarrolló en Estados Unidos. ¿Cuándo y por qué dejó Colombia?

“Nací en Manizales y viajaba mucho visitando a mi familia por Colombia. Ahí se formó mi interés por viajar. Desde entonces ya miraba películas como Star Wars, relacionadas con el espacio y las aventuras y me comenzó a gustar el tema. Nos mudamos a EUA cuando tenía ocho años, porque mis padres consiguieron una beca Fulbright. Querían darnos mejores oportunidades en cuanto a educación y al idioma inglés. Vivimos en un principio en Iowa, rodeados de fincas de maíz y cerdos”.

¿Y cómo fue su carrera para llegar a la Nasa?

“Nos mudamos a Alabama y allá fui al High School y a la universidad con una beca. Estaba interesado en la medicina, como mis padres, pero al mismo tiempo me gustaba el espacio, solo que nunca se me había ocurrido que eso era algo que yo podría hacer. Un profesor alguna vez me invitó a participar de un internado relacionado y desde entonces lo vi como una posibilidad. Estaba estudiando ingeniería pero apliqué a ciencias y así, en Arizona, comencé la astrobiología. Mi motivación fue poder buscar evidencia de vida en Marte y en otras partes del sistema solar”.

Le pareció difícil, como colombiano, ¿llegar adonde está?

“Antes, tristemente, lo único que muchos sabían de Colombia era el café de Juan Valdéz y el narcotráfico. No faltaron los chistes y comentarios. Sin embargo, me alegra que ahora y con tantas noticias positivas se den cuenta de que este es un país con gente increíble y trabajadora”.

¿Cree que acá hubiera logrado un camino similar?

“Tengo a Colombia en mi corazón, mi familia es colombiana, al igual que mis dos hijas, y viajamos mucho a visitar. Nos trajimos la comida, la cultura, el trabajo duro, pero si nos hubiéramos quedado, tristemente hubiera sido muy diferente. Yo probablemente sería doctor o ingeniero. En cuanto a sueños sobre el espacio no creo que en Colombia se pueda aún. Hay mucha gente, amigos y colegas que desde la academia están haciendo cosas interesantes con programas de ciencias planetarias y puedo decir que ya hay más oportunidades que antes. Hay unos trabajos que están haciendo en el Nevado del Ruiz, por ejemplo, que se hacen como contribuciones a la comunidad científica, ya que es un ambiente similar al de Marte y se pueden ensayar instrumentos y estudiar cómo algunos organismos viven en ambientes extremos”.

¿Qué es ser astrobiólogo?

“Yo soy geólogo en ciencias planetarias. Es un campo interesante porque nos da la posibilidad de buscar vida y eso siempre me ha fascinado. La gente siempre se ha preguntado si estamos solos y eso es lo que yo busco saber. Con el Perseverance, por ejemplo, podremos encontrar rostros en Marte. Ya sabemos que sí hubo agua líquida en la superficie y que hubo un río con depósitos de sedimentos y hasta posiblemente con material orgánico, incluyendo microfósiles. Queremos ver si hubo posibilidad de vida cuando las condiciones eran más parecidas a las nuestras. Hay billones de estrellas y de galaxias. Si en el sistema solar hay vestigios de vida, hay posibilidad de que esta sea más común de lo que nos imaginamos. Nos da esperanza”.

¿Usted sí cree que hay vida?

“Como científico uno debe mirar la evidencia, entonces, aunque hay gente que dice que ha visto aliens o naves espaciales, yo no he visto nada que me haya convencido. Pero, sabiendo que hay tantas estrellas en la galaxia y muchas galaxias en el universo, creer que somos los únicos me parece egoísta. Sin embargo, que haya condiciones para la vida compleja e inteligente sí me parece más raro. Por lo menos sí debe haber microorganismos, bacterias, y eso, con los ingredientes correctos, podría formar vida inteligente. Esto lo podremos descubrir con Mars 2020, pero tomará tiempo y necesitamos que esas muestras vuelvan a la Tierra para analizarlas”.

¿Cómo es estudiar un planeta sin poder visitarlo?

“Se hace con un equipo de miles de personas de diferentes países y con el apoyo de instrumentos y de toda la tecnología que hemos desarrollado. El rover lo utilizamos como si fuera un geólogo en la superficie: utilizamos su brazo como si fuera el nuestro, la cámara como nuestros ojos. Aún así, hay análisis que no se pueden hacer allá y por eso requerimos las muestras”.

¿Cómo se planea que sea ese regreso de esas muestras?

“El Perseverance es la primera fase. Vamos primero a explorar los depósitos del delta y del lago donde se puedan preservar microorganismos, se toman muestras y se dejan en un sitio seguro y con otra misión, que se llama Mars Sample Return (retorno de muestras de Marte), se aterriza cerca de ese lugar y otro rover las recoge y las mete en el cohete que luego es lanzado a la órbita. Ahí se encuentra con otro satélite que las recoge y las trae a la Tierra. Todo eso se espera que culmine en 2030, porque se lanza en 2026 esa misión que dura dos años y otros siete meses en encontrarse con Perseverance”.

Hablando del perseverance, ¿cuál fue su papel dentro de la misión?

“Siendo de un equipo tan grande yo hago mi partecita: soy miembro del equipo científico del instrumento de Mastcam-Z, las cámaras en la cabeza del rover. Somos los ojos. Yo ayudé con la calibración, el desarrollo del instrumento y ahora en la superficie con el análisis de las imágenes que están llegando”.

¿Ese fue, para usted, el momento más emocionante de la misión?

“Fue cuando recién tocamos, pero también la primera fotografía del instrumento que nos demostró que sí funcionó y que así, con detalle, es como se ve Marte”.

A propósito, ¿Marte es su favorito o tiene otros?

“Obviamente la Tierra es mi planeta favorito, pero el segundo es Marte. Sus similitudes con nosotros y saber que es el planeta más cercano que vamos a poder explorar, sobre todo con humanos, me parece fascinante. Venus, al que le dicen el gemelo de la Tierra, tiene temperaturas superiores, de casi 500 grados centígrados, y lluvias sulfúricas, así que no creo que como humanos podamos alcanzar a llegar en ningún tiempo cercano”.

¿Cree que nos va a tocar ver al hombre llegar a Marte? ¿Quisiera usted hacerlo?

“Cada científico planetario se siente como si fuera astronauta y sueña con ir al espacio. Claro que yo me atrevería a ir. Pero creo que ya estaría muy viejo. Yo digo que la persona que llegará a tocar la superficie de Marte está ya con nosotros, en la universidad o colegio.”

¿Cómo podría lograrse esa hazaña?

“Es una idea complicada. Mars 2020 nos permite ensayar varias de las tecnologías que se van a utilizar con una misión de humanos. Por ejemplo, la navegación que usaremos similar al GPS o Maxi, un árbol artificial que toma de la atmósfera el dióxido de carbono y lo transforma en oxígeno. Así, no solo tendremos oxígeno para respirar sino combustible para los cohetes. Se ha analizado sembrar allí plantas. La idea es poder utilizar los recursos de ese planeta, porque no sería posible viajar con tanta comida y combustible”.

¿Cuál es su mayor sueño relacionado con el espacio?

“Participar en esta misión era uno de mis sueños: explorar Marte y hacerlo por rostros de vida antigua. Otra es desarrollar mi propio instrumento para que explore el planeta rojo o la luna, o ser el líder o investigador principal a cargo de una misión. Además, quiero que los niños y niñas se sientan inspirados al ver que gente como nosotros (hispanos) están haciendo cosas”.

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