El Sol libera grandes cantidades de energía y sin embargo los astrónomos de la NASA quieren acercarse a su superficie hasta una distancia a la que ninguna otra nave ha llegado.
Es por esto que desde el año 2008 un amplio equipo se prepara para enviar una nueva sonda que explore a nuestra estrella por cerca de siete años. Luego de posponer su fecha de lanzamiento en varias ocasiones, este jueves la NASA anunció que se extiende una ventana de para su vuelo hasta el 23 de agosto de 2018 (anteriormente, el 19 de agosto). La nave espacial está programada para enviarse no antes del 11 de agosto de 2018 a las 3:48 a.m.
Sobre la nave Parker Solar Probe
Llamada así por Eugene N. Parker, el astrofísico que predijo el viento solar supersónico: una masa de partículas cargadas expulsadas por el Sol a cerca de dos millones de kilómetros por hora.
Esta realizará las observaciones más cercanas de la historia de una estrella cuando viaje a través de la atmósfera del Sol, a la llamada corona, la cual da lugar al viento solar. Los vientos solares impredecibles causan disturbios en el campo magnético de nuestro planeta y pueden causar daños en la tecnología de comunicaciones de la Tierra.
La nave espacial robótica es del tamaño de un automóvil pequeño y está programada para funcionar por siete años y dar 24 vueltas al Sol. Volará hasta llegar a los 6.1 millones de kilómetros de la superficie solar, siete veces más cerca que cualquier otra nave espacial. Si la Tierra estuviera en un extremo de una vara de metro y medio, el Sol en la otra, Parker Solar Probe llegaría a 10 centímetros de la superficie solar.
“Enviar una sonda donde no has estado antes es ambicioso. Enviarla a condiciones tan brutales es muy ambicioso”, dijo Nicola Fox, un científico del proyecto del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en una conferencia de prensa del mes de julio.
La anterior nave que más se había acercado al Sol fue por una sonda llamada Helios 2, que en 1976 llegó a 43 millones de kilómetros. A modo de comparación, la distancia promedio del Sol para la Tierra es 150 millones de kilómetros.
Entonces, ¿por qué no se derrite?
Parker Solar Probe ha sido diseñada para resistir las condiciones extremas y las fluctuaciones de temperatura para la misión. La clave está en su escudo de calor personalizado y un sistema autónomo que ayuda a proteger la misión de la emisión de luz intensa del Sol, pero permite que el material coronal “toque” la nave espacial.
Una clave para entender qué es lo que mantiene a salvo a la nave espacial y sus instrumentos es entender el concepto de calor en función de la temperatura. Contra lo intuitivo, las altas temperaturas no siempre se traducen en transferir excesos de calor hacia otro objeto.
En el espacio, la temperatura puede ser de miles de grados sin proporcionar calor significativo a un objeto dado. ¿Por qué? La temperatura mide qué tan rápido se mueven las partículas, mientras que el calor mide la cantidad total de energía que transfieren. Las partículas pueden moverse rápidamente (alta temperatura), pero si hay muy pocas, no transferirán mucha energía (baja temperatura). Como el espacio está casi vacío, hay muy pocas partículas que puedan transferir energía a la nave espacial.
La corona a través de la cual Parker Solar Probe vuela, por ejemplo, tiene una temperatura extremadamente alta pero muy baja densidad. Piense en la diferencia entre poner su mano en un horno caliente o ponerla en una olla de agua hirviendo. Pero cuidado, no lo intente en casa. En el horno, su mano puede soportar temperaturas mucho más altas por más tiempo que en el agua donde tiene que interactuar con muchas más partículas. De forma similar, en comparación con la superficie visible del Sol, la corona es menos densa, por lo que la nave espacial interactúa con menos partículas calientes y no recibe tanto calor.
“Parker Solar Probe va a revolucionar nuestra comprensión del Sol, la única estrella que podemos estudiar de cerca”, agregó Fox, uno de los científicos que tiene a cargo la misión.
Los científicos esperan que la nave proporcione observaciones sin precedentes sobre lo que impulsa la amplia gama de partículas, energía y calor que atraviesan la corona, parte de la atmósfera solar.
La sonda se basará en mediciones e imágenes para revolucionar nuestra comprensión de la corona y la conexión Sol-Tierra.