Andrew Ng lo dice de manera tajante: preocuparse porque la Inteligencia Artificial (IA) vaya a reemplazar a la raza humana en el planeta Tierra es como preocuparse por alimentar a la población que se trasladó a vivir a Marte: no estamos nada cerca de esa realidad, que él ubica todavía en el terreno de la fantasía.
Y es que cuando él habla en esos términos es difícil creer que está equivocado porque Andrew Ng, con menos de 45 años de edad, fue la persona lideró los proyectos de Inteligencia Artificial, de Google, y fue Vicepresidente y Científico Jefe de Baidú, el motor de búsqueda chino que compite con el mismísimo Google.
Además, Ng es hoy el CEO de Landing AI y es socio fundador de Coursera, la plataforma de educación virtual a la que, según datos que ella misma entregó, un millón de colombianos han ingresado para capacitarse a través de Internet.
Ng fue el creador del curso sobre Inteligencia Artificial en Coursera y por eso no titubea cuando asegura que cerca de tres millones de personas de alrededor del mundo han cursado sobre esta especialidad tecnólogica a través suyo porque “para eso creé Coursera, para que mucha gente aprenda a usarla”.
El investigador científico visitó Colombia para participar de distintos eventos y para, como dice él, explicar las posibilidades que tiene la IA.
“Hoy en día un hospital no puede funcionar sin energía, por ejemplo, yo estoy seguro de que en poco tiempo eso mismo ocurrirá con la Inteligencia Artificial”, sentencia.
Ng habla con una voz muy serena y con un tono muy bajo mientras intenta explicar que a pesar de todo lo que se ha avanzado en desarrollar una inteligencia virtual, los usos que se le dan todavía están lejos de lo que vemos en películas de Hollywood.
“A pesar de todo el bombo que hay alrededor de la Inteligencia Artificial, resulta que el 99% del valor que crea la IA es a través de un tipo de tecnología que se llama aprendizaje supervisado, que es algo así como entrada y salida, o ir de un punto A a un punto B, por ejemplo, hemos tenido filtros de correo no deseado en nuestros e-mails. Lo que hace IA es determinar qué parámetros son los de ese correo no deseado. Otro ejemplo es de un automóvil sin conductor, al que se le puede ingresar una imagen de lo que está frente a su automóvil y las lecturas de su radar y él mostrará la posición de los automóviles. Pero el ejemplo más rentable de aprendizaje supervisado es tal vez el de los avisos que salen en Internet, en el que la IA analiza al usuario y le ofrece una publicidad personalizada”.
Los desarrollos de aprendizaje supervisado de Inteligencia Artificial tienen aplicación para la industria, según Ng, quien asegura que conoce de proyecciones económicas que hablan de que para 2030 habrá un crecimiento mundial de la industria de un trillón de dólares anuales, gracias a la implementación de IA.
“Creo que la IA provocará una transformación de muchas empresas e incluso el surgimiento de nuevos tipos de empresas. Hoy, tenemos cosas llamadas compañías de Internet. Lo fundamental que define una empresa de Internet no es si usted opera un sitio web. Se trata de si ha diseñado toda su empresa para aprovechar las nuevas capacidades que le brinda Internet”, dice.
Sin embargo, añade que el impacto de la IA, en especial en el sector empresarial, no será de tránsito sencillo porque aún existen muchos mitos alrededor de ella y su uso en conjunto con humanos.
“La tecnología es bastante compleja. Implementar la Inteligencia Artificial en una compañía que no está dedicada a la tecnología o el desarrollo virtual no es fácil, se necesita tener acceso a talento de IA. La estrategia de integrar AI requiere del uso de datos, el diseño de la estructura organizacional, la priorización de proyectos de IA y más. También hay barreras en términos culturales. Las empresas deberán adoptar la recapacitación y ser más rigurosos con respecto a la capacitación que se ofrece a los trabajadores de hoy para prepararlos para los trabajos del mañana”.
Ng insiste en que los mitos acerca de si es posible que los seres humanos sean reemplazos en una labor, como tantas veces hemos visto en la pantalla gigante, es improbable con los desarrollos actuales, y hace hincapié en que se deben lograr nuevas formas mixtas de trabajar, en las que haya aporte del cerebro humano y de las computadoras.
“Nuestras antiguas descripciones de trabajo (Ingeniero, Gerente de Producto, Diseñador) se están desmoronando. Por ejemplo, si observa cualquier aplicación móvil, probablemente haya un Gerente de Producto que dibujó un diagrama simplificado llamado wireframe para diseñar esa aplicación. Se necesitan nuevos conocimientos que vayan acorde con esta disrupción y que no ocurra lo que ocurrió con Uber y los taxistas”, explica.
El antiguo jefe de Google Brain Team, el equipo del gigante que se dedica a investigar la Inteligencia Artificial, explica que existen dos clases de esta tecnología. Una es la que hoy conocemos todos y que permite reconocimiento facial en los celulares, por ejemplo, y que depende de la programación de los humanos y que se llama ANI (Artificial Narrow Intelligence, por sus siglas en inglés) y que podría traducirse como Inteligencia Artificial Estrecha.
“Esa ANI es la que usamos para reconocer y traducir textos, por ejemplo, o con los avisos de Internet de los que hablamos antes, pero también existe la AGI (Artificial General Intelligence) que potencialmente podría ser igual de inteligente que un humano”, e incluso podría resolver problemas gracias a un raciocinio autónomo, sin necesitar programación previa.
Ng dice que los avances en ANI son muchos en comparación con los avances en AGI y agrega que no ve muchos avances en esta última, por lo que descarta de tajo los escenarios apocalípticos en los que androides esclavizan a la humanidad, como ocurre en ‘Matrix’ o en las sagas de películas de ‘Terminator’, por ejemplo.
Es en este punto en el que el creador de Coursera entra en desacuerdo con otro gurú de la tecnología: el multimillonario sudafricano Elon Musk, cofundador de Cofundador de PayPal, Tesla Motors, SpaceX, entre otros, y quien ha sido muy crítico de las posibilidades de fusionar la IA con nuestra cotidianidad.
“Conozco a Elon y he hablado con él de este tema y respetuosamente creo que es muy bueno haciendo carros, pero no sé si sea un experto en IA, y creo que preocuparse porque ella sea más inteligente que los humanos y que termine por controlar el planeta es como preocuparse por la alimentación de quienes viven en Marte porque ya hay sobrepoblación allá: supongo que como raza lo lograremos en algunos cientos de años, pero encuentro muy difícil preocuparse por eso porque ni hemos aterrizado en Marte. Lo mismo pasa con la IA”, afirma.
Ng cree que solamente con los avances en Inteligencia Artificial estrecha se podrían lograr alteraciones de fondo en la manera en la que concebimos nuestra cotidianidad en el planeta, pero señala que para alcanzar un cambio real se requiere que se abran nuevos centros de estudio de esta tecnología por fuera de las grandes potencias mundiales.
Y allí entra Latinoamérica.
“El mundo necesita más centros tecnológicos distintos a Silicon Valley y Beijing. El ecosistema de IA es muy joven y el mundo necesita más puntos de investigación. Así que cuando mi equipo y yo decidimos abrir nuestra primera sede internacional, miramos muchas ciudades, miramos hacia Latinoamérica, Asia y Europa. Durante seis meses buscamos con cuidado nuevos talentos, recursos educativos, políticas gubernamentales, negocios locales, yo mismo viajé a varias ciudades y, finalmente, decidimos que la sede es Medellín”, sotiene.
Para Ng, Colombia tiene avances en desarrollo tecnológico, como lo demuestra la apertura del primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Hispanoamérica, creado para atender problemáticas como la corrupción y generar oportunidades y equidad para las personas por medio de la implementación de tecnologías como Blockchain, Internet de las Cosas e Inteligencia Artificial.
“Me sentí muy feliz cuando supe que el Gobierno apoya la capacitación de personas en ‘Machine Learning’, Python, e Inteligencia Artificial, como una manera de organizar centros de pensamientos. Y en las Universidades se está trabajando en este mismo sentido. Para mí Colombia ya tiene muchas de las piezas del rompecabezas en su lugar y espero que se pueda convertir en otro punto de desarrollo tecnológico”.
El optimismo de Ng está sustentado en una afirmación suya: “Hace cinco años China estaba muy detrás de Estados Unidos en avances sobre IA, y cuando empecé a armar un equipo para Baidú, mis amigos americanos me llamaban loco por hacerlo, pero ahora veo cómo eso ha despegado. Y aunque Colombia es muy distinta a China, creo que tiene el potencial de educar a las personas”.
“Por ejemplo -agrega, -el Ministerio de TIC lanzó un programa para capacitar a 4.413 estudiantes en aprendizaje automático, Python, aprendizaje profundo y otras materias de IA. El Foro Económico Mundial también abrió su primer Centro Latinoamericano para la Cuarta Revolución Industrial en Medellín para identificar y actualizar las políticas públicas para la IA y otras tecnologías emergentes”.
La oficina de Landing AI, propiedad de Ng, ya cumple un año en el país y tiene 40 personas de planta que comparten experiencias y conocimiento con la sede de la compañía en Silicon Valley, todo con el fin de buscar soluciones a problemas específicos del país y del resto de la región.
Eso, aunque Andrew Ng, con su voz suave, pero firme, dice que el verdadero objetivo es tan sencillo como necesario: seguir aprendiendo.