A pesar de que hemos escuchado por todas partes que lo más importante es ser feliz, las presiones de la vida cotidiana y los proyectos de vida que los adultos se han planteado para el futuro hacen que, a su vez, la crianza de sus hijos se convierta en una carrera para enseñarles a correr tras estos mismos objetivos.
Con frecuencia, estas mismas metas se nos presentan casi inalcanzables y es entonces que olvidamos ese primer deseo que la mayoría de los padres quiere para sus hijos: la felicidad.
Expertos como Denhi Chaney, máster en Terapia de Matrimonio y Familiar, explican que se han enfrentado a este dilema. “En principio, quiero dejar esto claro: como madre que soy, quiero que mis hijos experimenten gozo. Sin embargo, ¿cómo saber si nuestros hijos son felices? ¿Cuál es la diferencia entre la felicidad y el gozo momentáneo? Como padres, a veces, nos concentramos tanto en querer que nuestros hijos sean felices, que nos olvidamos de enseñarles ‘cómo’ pueden llegar a serlo”.
Responder estas cuestiones no es fácil. María Clara vallejo, autora del libro ‘La gente feliz es más exitosa’, explica que “ser gente”, las cualidades y valores del ser humano, así como esa capacidad para entregar sus dones con generosidad, son las claves para hallar la felicidad, un concepto que a veces se presenta esquivo.
Chaney, por su parte, aclara: “es mi deseo que como padres aspiremos a moldear personas con valores, en lugar de concentrarnos tanto en que sean felices, pues un producto inevitable de tener valores siempre serán la felicidad y el gozo a largo plazo”.
8 claves para potenciar la felicidad en los niños
Vilma Medina, máster en Necesidades y Derechos de la Infancia y Adolescencia por la Universidad Autónoma de Madrid-UAM y Unicef, recomienda que las claves para tener hijos e hijas felices están en los valores que se les enseñe:
1 Ser amable
Los niños con esta cualidad están más satisfechos consigo mismos y tienen más energía.
2 Ser agradecidos
No se trata solamente de dar las gracias, también de realizar acciones que realmente demuestren que se sienten agradecidos. Este ejercicio de gratitud favorece la estabilidad mental y enriquece el crecimiento de los niños. Además, aprenden a valorar lo que tienen en su entorno.
3 Ser positivo
Ser positivo, no de manera ilusoria, sino ver que ante cualquier circunstancia hay alternativas. Los niños que desarrollan esta capacidad son más seguros y creen más en sí mismos. Tienen mayor control de su mente.
4 Evitar juzgar o clasificar a los niños
Decirles “eres malo”, “eres llorón”, moldea su actitud para que sean precisamente eso que los padres les recriminan.
5 No dramatizar
Debemos dar su justo valor a las cosas y a las situaciones. Debemos extinguir conductas como pegar, insultar o faltar al respeto.
6 Conseguir las cosas por sus propios méritos
Sin pasar por encima de los demás y más bien compartiendo, los niños son más felices si consiguen sus objetivos después de que han trabajdo duro por sí mismos y los padres deben motivarlos para que lo hagan.
7 Autonomía
Permitir que desarrollen su propio entorno de acuerdo con sus pensamientos potencia su autoestima, su seguridad y confianza.
8 Enseñarles inteligencia emocional
Es decir, el manejo de sus emociones en momentos en que parezcan desbordarlos y darles claves para los momentos en los cuales se presenten este tipo de situaciones. También es importante darles herramientas para que resuelvan sus conflictos de manera pacífica. Eso genera tranquilidad y armonía en su carácter.