Según el Análisis de Situación de Salud (ASIS) Colombia 2018, los factores de riesgo cardiovasculares más frecuentes para nuestra población son el tabaquismo y la obesidad. Sin embargo, y aunque este es el panorama nacional, al tomar un grupo de población específica por encima de 25 años, esto cambia significativamente. Así lo demostró un estudio realizado en el municipio de Santa Rosa de Osos a 357 personas entre 25 y 50 años, en las que el mayor factor de riesgo fue la baja actividad física.
Resultados como este han llevado a que los especialistas vean la actividad física como una herramienta fundamental, no solo en el tratamiento sino también en la prevención de las enfermedades que afectan los sistemas cardíaco, cerebral y circulatorio, también conocidas como enfermedades cardio cerebrovasculares o ECV.
«La actividad física es quizá una de las mejores intervenciones que tenemos a la mano todos los médicos para la prevención primaria o prevención secundaria de eventos cardiovasculares», afirma Andrés Felipe Miranda, cardiólogo del Hospital Pablo Tobón Uribe.
Con esta aseveración coincide David Betancur, médico deportólogo y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, quien indica además que, «a pesar de que la actividad física es diferente en un paciente sano, en un paciente con enfermedades de base como hipertensión u obesidad y en un paciente que ya haya sufrido un episodio de un infarto al miocardio, por ejemplo, lo más recomendable es tener siempre el acompañamiento profesional para evaluar el tipo de actividad física mejor, no solo de acuerdo con estas condiciones sino también con el tratamiento farmacológico y el estilo de vida de cada paciente».
Adicionalmente, el ejercicio debe ir acompañado de hábitos de vida saludable, alimentación sana, la moderación del consumo de licor, evitar el cigarrillo y una adecuada salud mental.