Si bien la muerte de un ser querido es asumida por cada persona de manera diferente, en general, se trata de una situación difícil en la que es necesario contar con el apoyo de profesionales, que ayuden a afrontar el duelo de la mejor forma posible.
Las funerarias cuentan con programas especializados como valor agregado a su portafolio de servicios, para ofrecer a los familiares acompañamiento psicológico y evitar que la pérdida se convierta en una situación patológica.
De acuerdo con Juan Sebastián Acosta Zapata, psicólogo aspirante a magíster en psicología clínica de la Universidad de San Buenaventura y coordinador de Rituales Significativos de la Funeraria San Vicente, los programas de asistencia en el duelo acompañan, a través de diversas estrategias y saberes como la medicina, la psicología y las terapias ocupacionales, con herramientas para dinamizar aspectos que puedan generar malestar o, incluso, estar asociados a enfermedades.
“La asistencia profesional y el contacto con grupos de apoyo posibilitan una reflexión acerca de los temas fundamentales que se cuestionan en el duelo, y ofrece redes de apoyo para reconstruir el sentido de la vida y orientar ante la oleada de emociones que caracterizan esta experiencia”, explica el psicólogo.
Por su parte, Efraín Ospina Zuluaga, psicólogo de Universidad Luis Amigó y gerente general de Inversiones y planes exequiales San Gabriel, plantea que su trabajo con los pacientes se basa en el método fenomenológico de Martin Heidegger, en el que se parte de que cada ser humano es un sistema distinto.
“Debido a que existen particulares desde la crianza, el entorno cultural, la educación y la genética, cada persona asume el duelo de manera diferente, por lo que el tratamiento también debe ser individual”, sostiene el psicólogo, y añade que, aunque el duelo es algo normal, cuando se convierte en melancolía y la persona no se reubica, ya pasa a ser de orden patológico.
De ahí la importancia de que las funerarias tengan conocimiento acerca del duelo, y la responsabilidad ética y social para no generar daño en el otro, y ayudar a que alcance la aceptación y llegue a la resiliencia, lo que manejan a través de un Centro de Atención Emocional, donde todas las personas de la funeraria ayudan a que se conforme esa figura de aceptación.
“Siempre se tienen pérdidas, pero cada que me fortalezco, aprendo a vivir en el presente y tomo conciencia de mi responsabilidad, me vuelvo más fuerte para posibles pérdidas mayores”, expresa Ospina Zuluaga.