Para los niños, dicen los expertos, tener una mascota en casa es la posibilidad de acceder a beneficios que aportan a su desarrollo y formación como personas.
Según Margarita Solórzano, la etóloga y directora de Mascotas Club Campestre, el gran beneficio está basado en el amor que pueden enseñar y transmitir a los pequeños. También la formación como seres responsables. Pero en este punto, añade, hay que ir con calma, porque no se puede pedir a uno muy pequeño que sea totalmente responsable del cuidado de este otro ser vivo.
“En el rango entre los 10 y los 12 años es cuando se vuelven más responsables en el cuidado de los animales”.
Agrega que cuando son más pequeños no tienen la suficiente capacidad de responsabilidad para atender situaciones como la alimentación y, en general, el cuidado diario.
Además, complementa Jorge Andrés Prada, coordinador del programa de medicina veterinaria de la Corporación Universitaria Lasallista, que antes de los 10 años los chicos están experimentando cambios sensoriales y pueden ser bruscos sin querer al manipular o interactuar con las mascotas.
Sin embargo, con el acompañamiento de un adulto, pueden ir asimilando el proceso de tener la mascota en casa, aunque para ellos significa más compañía y un integrante más de la familia para jugar.
Claro que cuando se trata de gatos (por ser más independientes), no interactúan tanto y por eso no están tan expuestos al trato que les pueda dar un infante.