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¿Hay un punto medio entre el temor al coronavirus y la flexibilidad?

Tras un año de pandemia en Colombia existen estas dos muestras de comportamiento. El balance es necesario y así puede encontrarlo.

  • El balance es entender que las medidas son para cuidar a los otros y luego a uno mismo. Ilustración: Elena Ospina
    El balance es entender que las medidas son para cuidar a los otros y luego a uno mismo. Ilustración: Elena Ospina
  • Las fiestas clandestinas durante la pandemia han sido motivo de sanciones e indignación. Foto: NIPYATA! vía Unsplash
    Las fiestas clandestinas durante la pandemia han sido motivo de sanciones e indignación. Foto: NIPYATA! vía Unsplash
15 de marzo de 2021
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Hay dos escenas que fácilmente pueden tener protagonista en su círculo cercano de familiares, sus amigos o hasta usted mismo. La primera es quien tras un año de pandemia y encierro (todavía esté trabajando desde casa), diga que no a salir a almorzar a la calle o a encontrarse con amigos a charlar y ni siquiera ha visto a su familia, así sea de lejos, y prefiera permanecer seguro en su hogar. La segunda es el que sale cada ocho días a verse con alguien, anda por la calle sin tapabocas, abraza a sus amigos cuando los ve y no respeta filas ni distancia alguna.

Para el magíster en psicología y profesor de la Universidad Antonio Nariño, Santiago Gualteros, son dos aproximaciones hacia el fenómeno de la “nueva realidad” o de la alternancia que se está retomando en los colegios o en los trabajos, “de volver a la cotidianidad sin que sea una cotidianidad”.

El psicólogo Juan Diego Tobón considera que esas dos grandes conductas extremas son lo común en la expresión de la realidad social de los seres humanos, “si lo pensamos, incluso están las polaridades biológicas, geográficas y ambientales, el calor extremo y el frío intenso, el día y la noche, la oscuridad y la luz y tiene mucho que ver con las condiciones adaptativas y las características individuales que tienen los seres humanos”.

Pero además, dice Nicolás Cadavid, psicólogo clínico y docente de la Universidad CES, que hay que pensar que existe un grupo intermedio “que no sabe para que lado agarrar”.

Ningún extremo es bueno

Coinciden los tres especialistas que la pandemia es una situación que ha llevado a los seres humanos al extremo, nunca se había vivido y aún presenta incertidumbre. Que si le toca vacuna, que si no, que si de esto salimos rápido o no saldremos nunca, “y el ser humano para poder entender esta realidad, y ser consciente de tantos cambios, necesita tiempo, es lógico que haya alteraciones ya que dependemos de un montón de hechos que se salen de nuestro control”, indica Cadavid.

Para él y para Gualteros sí se puede hallar ese punto medio y cada persona puede ayudar a encontrarlo para sí misma y para quienes lo rodean, en casos más severos con ayuda profesional.

Para Tobón es cierto que en ocasiones se da ese punto neutral, “pero en momentos ese intento de la mitad es como cuando una pareja se ennovia pero a la vez pide independencia, como intentar mantener una especie de primavera permanente y una especie de luz tenue que ilumine pero no tanto”, y quizá es mucho pedir encontrar ese punto medio, mediado por las reacciones de cada ser humano en un año atípico.

“Entonces hay siempre un rebaño que irá para un lado y otro para el contrario, es lo común en la expresión comportamental de los seres humanos y está presente a lo largo de la historia, el que se ajusta a la religión, el que va contra esta, el que se ajusta a la norma y el que la transgrede”, indica Tobón quien añade que será el ejercicio de la cultura el que encuentre ese norte medio que se busca.

Cadavid lo describe con tres características: resiliencia, autocuidado y autonomía, “ver lo negativo como una oportunidad, ser conscientes del cuidado de sí mismos y ser hábiles para actuar independientemente y no caer en ninguno de los dos extremos”.

Y si en casa se encuentra a una persona en ambas vertientes (o quizá usted mismo lo esté), la recomendación es conciliar (ver Claves al final de este texto), siempre tratar de salir de cada límite paso a paso y recordando además que no es el único, “el cansancio, el agotamiento que se ha acumulado, tras un año de pandemia, ha generado una disforia (sentimiento de incomodidad) generalizada” concluye Gualteros.

La flexibilidad extrema

El psicólogo Nicolás Cadavid conoció el caso de un grupo de amigos que salieron hace poco de fiesta, “al principio todos conservando la distancia y luego empezaron a tomar. Los tragos hicieron efecto y se quitaron los tapabocas, se abrazaron y tras la noche de rumba terminaron cinco personas infectadas. El cerebro tiende a tranquilizarse para no estresarse todo el tiempo y ahí llega además el llamado sesgo optimista que aún sigue latente: eso no me va a dar a mí, yo no me voy a contagiar, los demás sí”.

Para el psicólogo Santiago Gualteros este tipo de personas o están ya demasiado cansadas o no miden las consecuencias de su actos, “y puede que hayan sentido miedo pero ya el cansancio les pesa”. Para Cadavid es un fenómeno estresor que ya es muy largo, “se nos vuelve paisaje y nos volvemos laxos frente a la situación”.

En ese sentido y para contrarrestar estas conductas, expresa el psicólogo del CES que la autonomía es esencial, “porque yo puedo controlar mis factores y mi entorno, pero no los del otro, yo puedo responder por mis actos”. Y pone el ejemplo de una comida a la que asistió hace poco, “yo me senté a comer en la sala, a pesar de la insistencia de mis amigos de que lo hiciera en la mesa y las frases se darán: ‘Vas a comer incómodo’, ‘nosotros no tenemos nada’. No es el extremo de no salir, pero tampoco el caer en lo que diga el grupo, yo fui respetuoso y les dije que sabía dónde había estado yo, pero no ellos y que quería cuidarme, sin ser grosero, es ser realista con la situación”.

Las fiestas clandestinas durante la pandemia han sido motivo de sanciones e indignación. Foto: NIPYATA! vía Unsplash
Las fiestas clandestinas durante la pandemia han sido motivo de sanciones e indignación. Foto: NIPYATA! vía Unsplash

El miedo excesivo

Cuando el Gobierno Nacional flexibilizó las medidas de toma de temperatura o eliminar los tapetes para limpiar los zapatos hubo personas que protestaron, “por esos picos de ansiedad que aún son evidentes”, detalla el psicólogo Gualteros quien añade que son personas que aún se sienten desprotegidas ante el virus, “la ansiedad que se está presentando, desde la aproximación al fenómeno de la pandemia, es que la gente no ve la salida, no ve aún el final”.

Para Cadavid es normal que todavía se sienta miedo, “pero una cosa es ese temor a retomar actividades y otra es cuando se vuelve crónico y no se puede manejar al punto que no es capaz ni de salir de la casa”, si eso sucede es mejor pedir ayuda y buscar una consulta con un especialista, anotan los psicólogos.

Ya si en su casa hay alguien así, la premisa es acompañar y “tratar de dar pautas para ayudar en esa resolución del problema, salir con esa persona a unos espacios más controlados, no de la noche a la mañana a una discoteca, más bien un lugar más abierto, mostrarle que hay situaciones que se pueden manejar”.

Otro punto para empezar a salir de esa situación es que el autocuidado sea ya un hábito instalado, porque le dará seguridad a quien vaya a empezar a salir tras esos estados de encierro exagerado, “siempre con su gel o su alcohol, aplicárselo varias veces, buscar lugares abiertos, confiables, mantener la distancia y no ceder ante las presiones de grupo”, concluye Cadavid.

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