El caballo parece en una sesión de modelaje. Estuvieron preparándolo durante media hora y ahora posa frente a la cámara mientras una persona sostiene las riendas y otra lo llama mediante sonidos. El fotógrafo da instrucciones al cuidador: “gíralo en este sentido, que mire para allá, hasta ahí, que se vea el cepillo, listo”. Dispara un par de veces y, aunque está tranquilo, el caballo se mueve y hay que repetir el proceso.
“Está como malo para posar, el otro era mejor”, dice un tercero.
La rutina de estos equinos suele ser menos glamurosa: son de competencia, y su día a día está marcado por los entrenamientos. Sin embargo, la preparación para competir y ser exhibidos en una feria culmina con un proceso estético que, aunque corto (unos diez o quince minutos), no por eso es menos importante.
“Para una exposición como esta, grado B [ver recuadro], los caballos suelen llegar la misma semana del evento, uno o dos días antes de que comience”, explica Lucas Londoño, director administrativo de Asdesilla. La sede de Rionegro de dicha asociación alojará desde este jueves la edición número 28 de ExpoSede, una feria donde, entre otros, compiten los cuatro tipos de andares (forma de desplazarse) de los caballos criollos colobianos: trote y galope; trocha y galope; trocha y paso fino.
Por supuesto, estas prácticas no son solo estéticas o exclusivas para una competencia. A cualquier caballo deben limpiársele a diario los cascos. Y, al hacerlo, pueden revisarse síntomas de diversas enfermedades. Lo mismo ocurre con el pelaje.
Sin embargo, aunque los jurados califican el andar, es innegable que la apariencia es importante a la hora de la exhibición.
Así hayan llegado días atrás, antes de salir a la pista los competidores pasarán por lo mismo que el modelo de esta ocasión. Sin embargo, a diferencia de él no terminarán con el flash de una cámara, sino con los aplausos del público.
Debajo de las pezuñas
Los cascos se limpian a diario para evitar que, por ejemplo, alguna piedra alojada en ellos pase a través de la planta y les produzca una herida, que puede dejarlos cojos. Se usa un instrumento con una púa y un cepillo, cuidando no herir al animal.
