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El descanso es la forma de quitar el cansancio del cuerpo y la mente, ayuda a que el organismo recupere energía .“Es una necesidad de tipo biológico que se necesita para renovar y reparar”, dice Rafael Hernández, docente de psicología.
Dormir ocho horas parece suficiente para mantenerse productivo durante una jornada laboral (claro, cada persona es distinta y necesita más o menos), pero puede pasar que, aunque durmió bien, durante el trabajo tenga momentos en los que se siente cansado o su creatividad se agota de repente. Eso se debe a que la mente, de vez en cuando, requiere de pausas que le permitan descansar.
En el libro Rest: why you get more done when you work less (Descanse: por qué hace más cuando trabaja menos), escrito por el sociólogo Alex Soojung-Kim Pang, se menciona que cuando se piensa en esta acción, se hace en términos de actividades pasivas como una siesta o tumbarse en el sofá, pero si bien son formas de relajarse, existen otras maneras activas en las que el cuerpo se beneficia.
En ese texto se pone de ejemplo el ejercicio como una forma de descanso, porque permite que el organismo funcione a pleno, lo cual mantiene la agudeza mental y brinda la energía para realizar el trabajo difícil.
Desde el punto de vista mental, cuando “en los periodos de descanso deliberado o aparente ocio –no estamos trabajando o intentando hacerlo de forma explícita– es cuando podemos tener algunas de nuestras mejores ideas”, explica el autor.
Descansar
Orlando Vélez Ramírez, psicólogo especialista en procesos de salud en las organizaciones y docente de la Universidad de San Buenaventura, comenta que es necesario que la persona cumpla con unos ciclos vitales para desempeñarse en el día a día. Realizar cambios de actividades le permite tener una vida saludable. No todo es trabajar, a veces conversar unos cuantos minutos con un compañero ayuda a alejarse de la rutina y reactivar los pensamientos.
Para el experto, las pausas que se pueden realizar en el trabajo son estiramientos, juegos mentales como un rompecocos o tomarse un café. “Al no descansar por un lapso, el cerebro entra en confusión”. En casos extremos, quien nunca saca momentos de descanso puede llegar a perder el juicio, dice él.
Algunas maneras son disfrutar un domingo en la tarde con la pareja o en solitario en una actividad que le guste mucho, ver televisión o quedarse en pijama y no hacer nada. Le sirve caminar en un parque para despejarse, es decir hacer algo que active el cuerpo.
Rafael Hernández señala que hay cuatro tipos de descanso: el mental, que activa los órganos sensoriales al realizar una actividad diferente; el social, en el que se busca relacionarse con el otro; el espiritual, que permite el equilibrio en términos de paz interior, y el físico, que tiene que ver con la posibilidad de relajarse frente al estrés.
Vélez Ramírez cuenta que en muchas organizaciones darse un tiempo con los colegas es mal visto, pero desde lo psicológico es positivo para desempeñar tareas. En la empresa tecnológica de Google, por ejemplo, se le permite a sus empleados desarrollar sus proyectos y hay espacios para el descanso. Ellos reportan mejores resultados.
No importa qué opción elija, lo fundamental es que entre sus tareas ponga descansar.