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¿El chocolate y el café dejarán de existir?

Por el COP26, son días para hablar de cambio climático, que también afectaría a los alimentos.

  • El chocolate, el café y algunos cereales serán los más afectados. Foto: Hernán Vanegas
    El chocolate, el café y algunos cereales serán los más afectados. Foto: Hernán Vanegas
  • Los alimentos no solo disminuirán en disponibilidad, sino también en calidad. Foto: Róbinson Sáenz
    Los alimentos no solo disminuirán en disponibilidad, sino también en calidad. Foto: Róbinson Sáenz
01 de noviembre de 2021
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Hay unos días fríos, grises, donde no basta un abrigo o una cobija para calentarse. Donde parece que lo único que ayuda a calentar la piel es un buen chocolate caliente, de esos que queman las manos. Y hay tardes en las que el sueño se apodera, se vuelve protagonista, y a pesar del calor, no hay mejor solución que un buen café.

¿Usted qué hace cuando quiere tomarse un chocolate o un café? A muchos les basta con levantarse y preparárselo, otros lo compran y a otros más, sin los recursos, les toca quedarse con las ganas.

Hoy el cacao y el café están al alcance, mañana serán un privilegio de muy pocos y pasado mañana desaparecerán. ¿Se imagina una vida sin ellos?

La culpa será de los mismos humanos: un informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica determinó que, a causa del aumento de la temperatura global y las largas e intensas sequías cada vez más frecuentes, el 90 % de los cultivos de cacao ya no serán aptos en 2050 y el chocolate, como si se tratara de un animal, se extinguirá.

Estos eventos climáticos extremos también afectarían los cultivos de café y soya y disminuiría la producción de otros alimentos más básicos, como los cereales.

En otras palabras, a causa del cambio climático, la comida cada día será más escasa, algunas frutas, verduras, hortalizas y cereales desaparecerán y la inseguridad alimentaria, que hoy ya es preocupante (con 811 millones de personas), aumentará. Esto teniendo en cuenta que cada día hay más personas y menos recursos naturales.

De hecho, a este paso, para mitad de siglo habrá que sustentar a más de 10.000 personas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, y si la temperatura aumenta al límite del Acuerdo de París, 2 grados centígrados, 189 millones de personas más que las actuales sufrirán de hambre.

El tema del cambio climático es tan grave que las dos próximas semanas se realiza el COP26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en la que gobernantes del mundo se encuentran a comprometerse con acciones para cuidar el planeta: se requieren planes ambiciosos y planes concretos, porque ya no hay más tiempo para evitar una catástrofe ambiental.

Vivir sin chocolate y café

Un estudio publicado en la revista Nature Communication estimó la relación entre las sequías y la economía agrícola y alimentaria para los años 2030, 2050 y 2085 en la Unión Europea de acuerdo con las emisiones de gases de efecto invernadero.

Determinaron que la vulnerabilidad de las importaciones se incrementa 44 % con emisiones medias para 2050 y en bajas emisiones hasta 40 %. “Aunque la diferencia de 4 % parezca mínima, equivale a importaciones con un valor de 4.000 millones de euros”, dice Ertug Ercin, fundador del Centro de Investigación y Consultoría R2Water, que lidera el estudio, a la agencia Sinc.

El trabajo además prevé que las principales importaciones de la Unión Europea para estas fechas proceden de zonas con riesgos más altos de sequías como Brasil, India e Indonesia y que los productos agrícolas más afectados serán el café, el cacao, la caña de azúcar, el aceite de palma y la soja.

Los autores estimaron que los sectores más afectados, en este caso, serán el cárnico, el lácteo, las bebidas y la confitería (relacionada con chocolate y café), al igual que los fabricantes de cosméticos y alimentos (que utilizan aceite de palma).

La nutricionista, dietista y epidemióloga Diana Sepúlveda Herrera, en el Diplomado de Emergencia Climática de la Gobernación de Antioquia, explicó que esta disposición de alimentos, referida a la producción en el país y a la importación, está completamente ligada al cambio climático. “Cereales como el arroz y la avena, que son la base de la alimentación mundial, también disminuirán su rendimiento a causa del aumento de las temperaturas”.

Dice que por este aumento, durante las noches, el arroz reduce su rendimiento en 10 % por cada grado centígrado más, como ejemplo, y que las temperaturas altas están asociadas con concentraciones elevadas de ozono, que a su vez dañan las plantas y reducen su rendimiento porque causan una fotosíntesis más lenta.

“Este calentamiento podría reducir los rendimientos de los cultivos 10 % para 2050, lo cual es considerable teniendo en cuenta que para ese mismo año se espera una demanda de 50 % más de alimentos debido al crecimiento poblacional”, dice Sepúlveda. Es decir que habrá más demanda pero menos productos disponibles.

Y esos menos productos tendrán también menos calidad, pues está demostrado que con los climas cálidos se generan crecimientos y maduraciones más rápidas y, a su vez, disminución de nutrientes, continúa la experta.

Con altos niveles de CO2 el trigo y el arroz, por ejemplo, tendrán menos densidad de nutrientes así: el trigo 9 % menos zinc, 5 % menos hierro y 6 % menos proteínas, y el arroz 3 % menos zinc, 5 % menos hierro y 8 % menos proteínas, según datos de la FAO.

Relación proporcional

Cuando se habla de cambio climático normalmente se piensa en los ecosistemas, las afectaciones a la diversidad, a la extinción de especies de animales... pero poco se habla de la desaparición de los alimentos. Y al pensar en las fuentes de contaminación vienen a la mente las emisiones de los vehículos, las industrias y las basuras, pero no la agricultura y la ganadería.

Esto es un error y las tres (falta de alimentos, ganadería y agricultura) están directamente relacionadas con el cambio climático.

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, la producción de alimentos utiliza 34 % de la tierra y 70 % del agua dulce disponibles, impulsa la deforestación y la conversión de ecosistemas naturales, la pérdida de biodiversidad y la erosión del suelo. Así mismo, genera el 29 % de las emisiones de gases efecto invernadero globales, responsables del cambio climático.

Además, 80 % de las especies de mamíferos y aves clasificadas como cercanas a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza están amenazadas por la forma en que la humanidad come y la agricultura ha causado 80 % de la deforestación global.

Según Sepúlveda, la ganadería está relacionada porque si aumentan las temperaturas, el ganado reduce su consumo de alimento entre 3 % y 5 % por cada grado centígrado adicional, lo que al final del día disminuye la producción de leche y carne.

El secretario de Agricultura de Antioquia, Rodolfo Correa, agrega que esta ganadería emite 51 % del total de gases de efecto invernadero y 65 % solo de las de óxido nitroso, además de causar la deforestación de hasta 2 acres de selva tropical cada segundo y 91 % de la destrucción del Amazonas.

Suma que esta industria cárnica y láctea usa un tercio del agua dulce disponible en la tierra y ha destruído el hábitat de 110 especies de animales e insectos diarias. Es como una plaga: el ganado cubre 45 % de la totalidad de la Tierra y ha desertificado un tercio de esta.

Consecuencias

Ya se saben los impactos que tiene el cambio climático en el planeta y en toda la vida que lo habita. Se sabe, también, que los más afectados suelen ser siempre los mismos: los más pobres, los más vulnerables.

La inseguridad alimentaria se hará más evidente, más cruda, a medida que la emergencia climática avance. Ya a la fecha son 2.000 millones de personas las que no tienen acceso regular a cantidades suficientes de alimentos y es 40 % de la población (3.000 millones de personas) las que no pueden permitirse dietas saludables, dice la ONU.

La FAO ha sido clara: el futuro se ve oscuro y desigual. Las condiciones de vida de agricultores, pescadores y quienes viven de los bosques, “poblaciones de por sí vulnerables” empeorarán. Aumentarán el hambre y la malnutrición y habrá riesgos crecientes de pérdidas de cosechas y ganado.

“Los episodios climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos tendrán un impacto negativo en la disponibilidad de alimentos, el acceso a los mismos, su estabilidad y su utilización”, agrega la entidad, y quienes dependen de la pesca y la acuicultura, más de 200 millones de familias de todo el mundo, sufrirán.

¿Problema o solución?

La agricultura y la ganadería han sido un “problema” para el planeta, pero son necesarias para la supervivencia humana. El problema ha sido, en realidad, el sistema, la forma en la que se han desarrollado.

Según la FAO, la agricultura misma puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los cambios del uso de tierra y la deforestación vinculada. Esto a partir de cultivos eficaces, nutrición mejorada del ganado de rumiante y mejor manejo de sus desechos, cultivos y suelos orgánicos, agricultura de conservación, entre otras. Dicen que estas tierras, bien manejadas, pueden secuestrar cantidades significativas de carbono.

Cuenta el secretario que una persona vegana produce 50 % menos CO2 y utiliza mucha menos agua y tierra que alguien que come carne (1/13 y 1/18 respectivamente), por lo que recomienda comer más productos basados en plantas y menos en animales.

Sepúlveda concuerda, añade que es indispensable pasar a sistemas alimentarios sostenibles, favoreciendo la diversidad, “ir más allá de los monocultivos, que lo que comamos sea nutricionalmente adecuado y seguro, pero garantizando la protección de los recursos naturales”.

Y aunque el cambio del sistema tomará tiempo y requerirá la participación de los gobiernos, hay pequeñas acciones que se pueden hacer desde casa. Vea las claves para conocer algunas de ellas

Los alimentos no solo disminuirán en disponibilidad, sino también en calidad. <b>Foto: Róbinson Sáenz</b>
Los alimentos no solo disminuirán en disponibilidad, sino también en calidad. Foto: Róbinson Sáenz

Soluciones y alternativas desde casa

1. Disminuir las carnes rojas y los alimentos basados en animales. Producir un kilo de carne requiere entre 5.000 y 20.000 litros de agua.

2. Kilómetro 0: comprar en mercados locales para eliminar intermediarios y disminuir emisiones por transportes.

3. Defensa de alimentos feos: hortalizas, frutas y demás productos cosechados pueden tener mala apariencia pero ser aptos para el consumo.

4. Comer variado: 75 % de la variedad de cultivos ha desaparecido y esto desgasta los suelos y acaba con sus nutrientes.

5. No desperdiciar: 40 % de la comida que se produce no se consume. Solo en Colombia se pierden 1,5 millones de toneladas anuales.

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