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Conozca a Ernesto Zazueta, el Noé latinoamericano

El director del Santuario Ostok es conocido en Colombia por su propuesta de llevarse los hipopótamos de Doradal para México y la India.

  • Zazueta fue quien propuso llevar los hipopótamos de Doradal a México y la India. FOTO Getty
    Zazueta fue quien propuso llevar los hipopótamos de Doradal a México y la India. FOTO Getty
  • Eduardo Zazueta es el director del Santuario Ostok. Recientemente fue el encargado de trasladar 700 animales en México. FOTO GETTY
    Eduardo Zazueta es el director del Santuario Ostok. Recientemente fue el encargado de trasladar 700 animales en México. FOTO GETTY
01 de junio de 2025
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En la última semana ocurrió un hecho que seguramente ya está en el radar de un productor de cine: 700 animales –entre ellos tigres y elefantes– fueron trasladados 220 kilómetros, de Culiacán a Mazatlán, ciudades del estado mexicano de Sinaloa. El éxodo de tintes bíblicos fue la consecuencia de la violencia del narcotráfico.

Puede leer: Ya ni los animales están a salvo: trastearon a 700 por guerra en México

EL COLOMBIANO conversó con Ernesto Zazueta, director de Ostok y responsable de llevar a cabo una misión que no pocos equiparan con la de Noé, el personaje del Antiguo Testamento.

Fue noticia internacional el traslado de animales salvajes que usted lideró hace poco en México. Comencemos por ahí...

“Soy de Culiacán, Sinaloa. Ahí he vivido toda mi vida. Siempre pensé que al momento de mi retiro me iba a dedicar a trabajar en un lugar en el que se rescatara y rehabilitara animales. En 2021 empezamos con Ostok Sanctuary. Sin embargo, de un tiempo para acá, las cosas en Culiacán se empezaron a tornar difíciles. Entonces tomamos la decisión de movernos de ahí. Lo hicimos porque rescatamos a los animales para darles una buena vida, no para que pasaran penurias”.

Cuando habla de cosas difíciles, ¿a qué se refiere?

“Hace nueve meses empezó una ola de violencia muy grande en Culiacán. Muchas veces hay bloqueos de las carreteras, camiones quemados. Entre otras cosas, nos robaron nuestro equipo para rescatar animales. Fue un asalto con armas largas. Nosotros somos independientes, no recibimos dineros del gobierno. Ese robo fue un golpe duro. Muchas veces también no pudimos llegar al santuario porque, como digo, estaban cortadas las carreteras o porque había enfrentamientos a balazos.

En ese ambiente empezamos a ver las posibilidades. Encontré una persona que nos ofreció en Mazatlán un terreno de 50 hectáreas. Comencé a pensarlo porque si trabajamos para que los animales tengan una segunda oportunidad no podíamos verlos delgados. A veces no podíamos llegar con el alimento. Después de eso empezaron a extorsionarnos, recibimos muchas amenazas. En ese momento decidimos aceptar el ofrecimiento del Encanto, el sitio acá en Mazatlán.

Decidimos mudarnos cuando ningún veterinario quiso atender a un elefante que tenemos. Nos decían: ‘No podemos ir a esa área’. No los culpo”.

A usted se le conoce en Colombia porque quiso llevarse para Ostok a los hipopótamos de Doradal...

“Sí, desde hace dos años o tres años tratamos de rescatar los hipopótamos que están en Doradal. Sabemos que los gobiernos de todas las partes son iguales: si no tienen los reflectores, no te permiten hacer las cosas. Ofrecimos trasladar unos al santuario de México y otros a la India, un santuario al que he donado muchos animales. Conseguimos los recursos para que al gobierno colombiano no le costara nada el traslado. Pero hubo un contubernio entre ambos gobiernos, entre los ministerios de ambiente y el asunto se tornó feo. No perdemos la esperanza de ayudar a los hipopótamos”.

¿Cuánto costaba el traslado?

“Más de tres millones de dólares. Conseguí que dos empresas, tanto aquí en México como en la India, quisieran apoyar en el traslado de los animales. La gente comenzó a decir que los iba a vender. Puras tonterías. Para responder estas afirmaciones yo les decía que en el comercio legal un hipopótamo cuesta dos mil dólares. Mover cada uno de los de Doradal vale cincuenta mil dólares.

Nuestra idea era llevarlos a un lugar para que estén tranquilos, que estén a gusto. No perdemos la esperanza. Esperamos que el gobierno de Colombia diga un día: ‘Sí, va’. Fui ocho o nueve veces a Colombia. Llevé todo el equipo, apoyamos en hacer las instalaciones para encerrar los hipopótamos, para todo el plan de manejo y logística. En último momento la entonces ministra Muhamad dijo que yo era un atrevido. Entiendo, claro, ese no es mi país. Pero también creo que los animales no tienen fronteras, son universales”.

¿Y ha seguido al tanto de ellos?

“Sí, tengo contacto allá con Cornare y con algunos habitantes de la zona. Pero todo está atorado. Espero que con el cambio de gobierno a lo mejor se dé algo interesante. No quito el dedo del renglón. No veo viable la eutanasia ética, como llamaron al procedimiento para no decir asesinato. No es viable cuando hay alguien que quiere ayudar. Te digo que estoy dispuesto a retomar el tema”.

Eduardo Zazueta es el director del Santuario Ostok. Recientemente fue el encargado de trasladar 700 animales en México. FOTO GETTY
Eduardo Zazueta es el director del Santuario Ostok. Recientemente fue el encargado de trasladar 700 animales en México. FOTO GETTY

¿Cuáles son las especies de su santuario?

“En los últimos cuatro años hemos rescatado 2.500 animales. Muchos de esos llegaron en estado crítico, algunos llegaron porque eran maltratados o porque eran traficados ilegalmente. Otros llegaron de zoológicos, porque ya estaban viejitos y querían darles una buena vida. Les abrimos un espacio gratuito para que los animales tengan su última etapa de vida a gusto. No todos los animales son elefantes, tigres o monos. La gente nos trae perros, gatos, puerquitos, burros”.

Ahora señalaba a la burocracia de ser un obstáculo para su trabajo. ¿Y el animalismo?

“Las redes sociales para mí tienen poca credibilidad. En redes cualquiera se hace santo, se hace profeta, se hace especialista, se hace rescatista y atrás de ellos no hay nada. Yo tengo un gran respaldo de todo el gremio. Toda mi vida me he dedicado a esto. Y aun así hay quien se atreve a decir cómo se hacen las cosas. Se meten en Wikipedia, estudian un parrafito y dicen que con expertos en animales. Yo los llamo ambientalistas de sillón. A ver, esa es otra. A los animales no se les conserva con argumentos emocionales. Se les protege con ciencia, con especialistas. Y, con todo el respeto, no porque puedas rescatar un perro vas a poder rescatar un tigre, no es lo mismo. Y hay quienes se atreven a criticar el trabajo de los otros sin siquiera saberlo hacer. ¿Sabes cuáles son los peores? Los que le ponen like a esas cosas”.

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