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Languidez, ¿qué es ese sentimiento de vacío?

Estancamiento, vacío y pérdida del interés. Una sensación que se estaría viviendo en colectivo y de la que se podría salir de la misma forma: juntos.

  • ILUSTRACIÓN: STOCK
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04 de mayo de 2021
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Qué tal responder a la pregunta “¿cómo estás?” con el verbo “languideciendo”. Así lo sugiere el psicólogo estadounidense Adam Grant en una de sus columnas en The New York Times: “En vez de decir ‘¡genial!’ o ‘bien’, imaginemos que respondemos: ‘Sinceramente, estoy languideciendo’”, escribe.

Grant hace referencia a un concepto a través del que podría comprenderse un estado de ánimo que se ha vuelto común en los tiempos actuales. Juan Carlos Jaramillo Estrada, PhD en Psicología y coordinador de la maestría en Clínica Psicológica de la Universidad CES, lo explica: “Es un concepto cercano a la sociológico y con él se está tratando de comprender un fenómeno en el estado de ánimo de las personas amparado por la pandemia”.

Se trata, según agrega, de una sensación de estancamiento y vacío: “Es como si estuvieras metido en una nebulosa, viviendo tu vida, pero no del todo conectado con ella”.

Ni depresión ni ansiedad

David Montoya, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia Bolivariana, cuenta que en el contexto de esta crisis por el coronavirus, las personas que han consultado por psicología refieren cambios físicos y psicológicos, “con síntomas asociados a depresión o ansiedad, pero sin el contenido cognitivo que estos trastornos suscitan”. Por eso se ha optado por usar el concepto de languidez.

En ese sentido, Jaramillo Estrada lo referencia como un concepto “que está empezando a acuñarse para entender un estado de ánimo frente al cual las categorías tradicionales psicopatológicas se quedan cortas”. Se refiere a la depresión y la ansiedad.

Para entender las diferencias tenga en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta primera se caracteriza por la pérdida de la energía, cambios en los hábitos alimenticios, de sueño y pensamientos de automutilación o hacerse daño a sí mismo. Por otro lado, con respecto a los síntomas de la ansiedad, la Mayo Medical School explica que consisten en una sensación de nerviosismo, acompañada de aumento en el ritmo cardiaco y sudoración.

Existe desde tiempo atrás

La languidez, cuenta Montoya, había estado asociada al dolor y el cuidado paliativo durante una enfermedad terminal, y en ese sentido, explica que se manifiesta tanto en el ámbito físico como en el mental.

Primero, desde lo fisiológico, “se reconocen cambios en las expresiones faciales y en el tono de la piel, asociados a una mala alimentación y malos hábitos de sueño”.

Segundo, desde lo psicológico. “Hay pérdida de la expectativa de futuro e incremento en el aplazamiento de actividades (procrastinación). Todo esto afecta finalmente los estados de ánimo y la forma de relacionarse con el ambiente y los otros”, puntualiza.

El psicólogo estadounidense Grant, para entender de forma más clara la diferencia entre la languidez y la depresión, explica en su artículo de The New York Times que en psicología la salud mental se entiende como un espectro que va “desde la depresión hasta el florecimiento. El florecimiento es la cima del bienestar (...). La depresión es el valle del malestar: te sientes abatido, agotado y sin valor”.

La languidez es entonces lo que está entre esos dos polos, una ausencia de bienestar, tal como lo dice él mismo: “No tienes síntomas de enfermedad mental, pero tampoco eres la imagen viva de la salud mental. No estás funcionando a toda máquina. El languidecimiento empaña tu motivación, altera tu capacidad de concentración y triplica las probabilidades de que reduzcas el trabajo.”

Durante la pandemia

Con la llegada de la pandemia llegaron también los confinamientos obligatorios, y con estos, los cambios en la vida cotidiana. La OMS lo describe así: “A medida que los países han ido restringiendo los movimientos con el fin de reducir el número de infecciones del covid-19, cada vez más personas estamos cambiando radicalmente nuestra rutina cotidiana”.

Para el psicólogo Jaramillo, la sorpresa con respecto a la duración de lo que en apariencia lucía temporal, fue determinante. “Al principio (marzo del 2020) pensamos que todo iba a ser pasajero, pero con el segundo pico (enero del 2021) la gente ya empezó a languidecer, a perder la esperanza”, dice.

Finalmente, como consecuencia de la ‘ralentización’ de la vida y las nuevas dinámicas, hay más tiempo para cuestionarse a uno mismo. “Aparecen las preguntas fundamentales de la vida, la motivación... Los proyectos que uno establece son cuestionados y eso genera una posición muy difícil de manejar”, agrega Jaramillo.

Preste atención

Ambos expertos coinciden en la importancia de estar atentos a la languidez. Montoya cuenta que si bien es una sensación “que se asocia a situaciones específicas, y hasta el momento no hace parte de los trastornos psiquiátricos”, como lo serían la depresión, la bipolaridad o la demencia, sí debe prestársele atención “para evitar una alteración grave en la salud mental”.

En ese mismo sentido, Jaramillo Estrada recuerda que si la sensación de languidez es permanente, no mejora y afecta la funcionalidad, “ahí es importante consultar con un profesional”, pues aunque no implique un inminente diagnóstico de depresión, sería importante tratarla para que no afecte el desarrollo del día a día.

Salir de esto juntos

Conocer el concepto de languidez ayuda a comprender ese sentimiento generalizado de la sociedad actual. Para Jaramillo, “en medio de este contexto, la existencia de esa sensación tiene sentido porque es un momento muy difícil”.

En este sentido, Grant agrega en su texto que desde la psicología se cree “que una de las mejores estrategias para gestionar las emociones es ponerles nombre” y añade que, aunque “todavía tenemos mucho que aprender sobre las causas de la languidez y cómo curarla, ponerle nombre podría ser un primer paso”.

Con respecto a las acciones concretas que pueden realizarse para encontrar una solución, el psicólogo Jaramillo Estrada afirma que el acompañamiento entre iguales es clave para prevenir o en caso tal, sobrellevar, la sensación de languidez: “Compartir, pensar actividades conjuntas. La convivencia y la conversación son factores protectores”.

Por su parte, entre las posibles salidas, Grant hace referencia al concepto “flujo” que lo define como: “Ese estado elusivo de estar absorto en un reto significativo o un vínculo momentáneo, en el que tu sentido del tiempo, del espacio y de ti mismo se desvanece”.

Un estado que puede alcanzarse, según dice, con actividades como ver una película o entretenerse con un juego de palabras.

Finalmente, Jaramillo considera que este estado de ánimo, al estar afectando a los seres humanos de manera conjunta y generalizada, deberá superarse de la misma forma: entre todos. Por eso, agrega que conversar y compartir es más que fundamental, pues nos hace sentir parte de algo y “le da sentido a lo que estamos pasando”. En definitiva, se trataría entonces de una sensación que, si bien se puede identificar de manera individual y tomar acciones para sobrellevarla, deberá ser superada en colectivo: “La estamos viviendo juntos y la vamos a superar juntos”.

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