Resistirse a los cambios parece común en algunos médicos, como cuando siguen repitiendo que el aceite de pescado reduce probabilidades de sufrir del corazón. Ya se probó que no es así. Esta sería una de las razones por las que aún se toman decisiones en salud que se basan en ideas obsoletas de acuerdo con el análisis que publicaron en julio tres científicos del Instituto de Investigaciones Médicas de la U. de A.: Procesos para definir exclusiones de tecnologías en salud: lecciones para Colombia.
El asunto se estudia en diferentes partes del mundo. Una revisión exhaustiva recientemente publicada (junio de 2019) de 3.000 estudios científicos publicados desde 2003 hasta 2017 en las prestigiosas revistas médicas JAMA y The Lancet y desde 2011 hasta 2017 en New England Journal of Medicine (NEJM) encontró que hasta 400 prácticas y teorías médicas de uso frecuente en varios países se contradicen con estudios científicos rigurosos. En los recuadros puede ver algunas de las comunes en Colombia. Las metodologías de estas investigaciones son ensayos controlados aleatorios, “estándares de oro” para probar nuevos tratamientos por su detallado proceso que reduce varios fuentes de sesgo.
En el contexto local, Marcela Vélez, profesora e Investigadora del Instituto de Investigaciones Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, y coautora de la síntesis, cuenta que “puede haber tecnologías, servicios, procedimientos o conductas que asumimos los médicos que se utilizan más o menos de lo que se debería, lo que por un lado implica un costo alto para el sistema de salud y un riesgo para los pacientes”.
Las razones que explican este problema común en varios países contemplan desde situaciones individuales como el sesgo, las presiones de los pacientes y las farmacéuticas sobre los médicos y en el ámbito local la situación del sistema de salud colombiano (Ver análisis).
Entre el 20 por ciento y 33 por ciento es el promedio de pacientes que reciben una atención en salud innecesaria de acuerdo a un estudio publicado por Christine K. Cassel en JAMA en mayo de 2012 y citado por la revisión de la U. de A. Una cifra que deja ver lo alarmante de la situación, sin embargo, hay importantes intentos a nivel local para solventarla. Recientemente la Universidad de Antioquia y la Facultad de Medicina recibieron financiación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para uno de sus proyectos de investigación enfocado en la implementación de guías sobre sistemas de salud, diseñado para apoyar la toma de decisiones informadas por evidencia científica. Vélez y Patiño (Para saber más) hacen parte de este proyecto. Acciones desde la academia para mejorar la medicina del país.
1. Contar calorías para bajar de peso
Tal vez, las personas que hacen dieta pueden estar mejor sin asistencia digital. Una investigación original (categoría de The Lancet) contó con una muestra de 471 participantes asignados al azar que hicieron dieta por dos años. Los que usaron dispositivos de seguimiento de los pasos y contaron las calorías que quemaron en realidad perdieron menos peso que aquellos que simplemente siguieron el consejo estándar.
Por lo que el estudio concluyó que “los dispositivos que monitorean y brindan retroalimentación sobre la actividad física pueden no ofrecer una ventaja sobre los enfoques estándar de pérdida de peso conductual”.
2. Analgésicos versus Opioides
En el caso de un dolor agudo, una dosis única de opioides orales –drogas poderosas– no es mejor que medicamentos como la aspirina o el ibuprofeno. Vélez asegura que dependiendo del dolor que el paciente tiene o de lo que lo ocasionó hay algunos momentos en los que los antiinflamatorios actúan bien y en cambio recetar opiáceos lleva algunos riesgos. “Por supuesto si la persona tiene un cáncer, por ejemplo, sí tiene sentido formularle un opiáceo”, aclara.
Un ensayo clínico demostró que alternativas mucho más seguras alivian el dolor igual de bien entre los pacientes de una sala de emergencias.
3. El aceite de pescado y el corazón
En algún momento la idea de que las grasas de pescado evitaban problemas cardíacos parecía lógica. Las personas cuyas dietas contienen una gran cantidad de pescado graso parecen tener una menor incidencia de enfermedades del corazón. El pescado graso contiene ácidos omega-3.
Los suplementos de omega-3 reducen los niveles de triglicéridos, y los niveles altos de triglicéridos están relacionados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Sin mencionar que los ácidos grasos omega-3 parecen reducir la inflamación, una característica clave de los ataques cardíacos. Pero en un ensayo que involucró a 12.500 personas en riesgo de problemas cardíacos, los suplementos diarios de omega-3 no protegían contra las enfermedades cardíacas. El estudio fue publicado en mayo del 2013 en New England Journal of Medicine.
4. Exponerse al maní antes de los 3 años
Por mucho tiempo los pediatras han aconsejado a los padres mantener a los bebés alejados del maní durante los primeros tres años de vida. De acuerdo con la investigación “Efecto de la evitación en la alergia al maní después del consumo temprano de maní” publicada en abril de 2016 en New England Journal of Medicine, se encontró que los niños expuestos a los cacahuetes, incluso antes de cumplir 1 año, no tienen mayor riesgo de alergias al maní.
De hecho, agrega Vélez, “las alergías pueden desarrollarse en cualquier momento de la vida y aún no hemos encontrado qué podría prevenirlas”. Así las alergias al maní se producen independientemente de si un niño está expuesto a este alimento antes de los 3 años.
5. Durante el trabajo de parto
Un artículo colombiano realizado en 2008 por Agustín Conde-Agudelo, Anyeli Rosas Bermúdez y Ahmet Metin Gülmezoglu (de la OMS) concluyó que en Colombia el cuidado durante el trabajo de parto no es guiado por la mejor evidencia disponible ya que todavía se realizan varias prácticas que no son efectivas como el uso de enemas y la episiotomía (incisión en el canal vaginal para “facilitar” la salida de la cabeza del bebé), que no son favorables para las pacientes. Vélez, la profesora de la U. de A., dice que incluso hay evidencia de que una mujer que está dando a luz y quiere estar acompañada por su esposo (parto humanitario), eso es positivo para todo el trabajo de parto, “pero nosotros no lo tenemos en cuenta”.
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6. Y el Ginkgo biloba qué