Demostrando que su legado es eterno y que, como dicen sus admiradores, “cada día canta mejor”, la voz de Carlos Gardel sigue encantando y evidenciando que su influencia en el tango no tiene fecha de caducidad.
A 90 años del trágico accidente de aviación ocurrido en Medellín, la voz del “troesma” (maestro) se sigue escuchando a diario o semanalmente en emisoras de esta ciudad que dedican parte de su programación al género musical del tango.
Las historias y mitos acerca de sus orígenes no terminan, y los debates sobre sus aficiones y gustos persisten, sin importar que hayan transcurrido nueve décadas desde su desaparición, al menos en el plano terrenal.
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En menos de un segundo, el buscador Google arroja 4,4 millones de archivos que hacen referencia al intérprete, quien según algunas cifras dejó plasmadas alrededor de 1.500 grabaciones, participó en al menos 10 producciones cinematográficas, y se le considera un pionero de los cortometrajes sonoros, que son, ni más ni menos, los primeros videoclips de la historia del mundo audiovisual.
Estos récords nunca le significaron a Gardel un premio Grammy ni un Oscar, pero llamó la atención que en marzo pasado, en la entrega de los Premios Oscar, antes de que Penélope Cruz presentara los nominados en la categoría de Mejor Película Internacional, sonó el histórico tema de Carlos Gardel “Por una cabeza”, llenando con sus notas el recinto del Dolby Theatre de Los Ángeles, donde se celebró la gala.
El repertorio gardeliano asociado al tango es demasiado amplio, pues su voz hace posible escuchar valses, zambas, bambucos, pasillos, tonadas, cuecas, milongas, fados, chacareras, gatos, shimmy, foxtrot, balada rusa, pasodobles, canciones criollas y camperas, jotas, rumbas y rancheras.
Su fama y prestigio no necesitaron de redes sociales, publicidad engañosa, bodegas ni influenciadores. Sus orígenes, su vida personal, su trayectoria artística, su voz, su estampa y su personalidad afable y sonriente se mantienen vigentes y siguen cautivando públicos.
A pesar de las limitaciones tecnológicas de su época, Gardel logró dejar una huella imborrable en la historia de la música y el cine. Su legado es un recordatorio de que el verdadero talento y la autenticidad pueden trascender el tiempo y las fronteras, incluso sin la ayuda de la tecnología moderna. Hoy, al cumplirse 90 años de su fallecimiento, recordamos a Carlos Gardel como un artista visionario y un ícono cultural que sigue inspirando a generaciones.
Que haya émulos, como se vio no hace mucho en un afamado reality de televisión, o que existan agrupaciones de tango en países nórdicos o en Asia, son prueba de la estela arrolladora que Gardel le imprimió a este género musical.
Y es que la moda utilizada por Gardel reflejaba la elegancia y sofisticación de la década de 1920 y 1930. Él era conocido por su estilo impecable y su sentido de la moda, que se reflejaba en su forma de vestir tanto en la vida personal como en sus actuaciones en el escenario y en la pantalla.
Alcides López Gómez, investigador musical, sostiene que Gardel fue un símbolo del romanticismo musical de los años 30 del siglo pasado, que tuvo entre sus atributos identificar el sentir de un continente, y representó la elegancia física que adoraban las damas de aquella época.
“Conjugaba voz y presencia, dos dones esenciales para el triunfo. Pero su muerte trágica aquí en Medellín, truncó lo que hubiera sido un estrellato arrollador. A Medellín la convirtió en la capital del tango, con el trágico evento de su muerte, que ya se lo había pronosticado una pitonisa en Nueva York, la cual él consultaba. Sus películas, serían o pretendían ser, un vehículo de integración artístico-musical del continente”, anota el director del programa radial “Cita con los recuerdos”.
Igualmente, resalta que al tiempo presente, aquí en Colombia se aprecia mucho más su figura que en otros países de Hispanoamérica. Las juventudes de hoy solo tienen una brumosa referencia de Gardel, de su muerte trágica, y recuerdan quizás, a medias, tangos como Mano a Mano, Volver o Caminito.
“Medellín, no lo olvidará jamás, eso no admite dudas, pero no por su vigencia en el gusto musical moderno”, enfatiza López.
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Mientras se toma un tinto en el salón Málaga, ubicado en pleno Centro de Medellín, el investigador musical y coleccionista Alonso Rendón destaca que parte de la grandeza de Gardel radica en su llegada al cine y en los arreglos musicales hechos para las canciones que interpretó en las películas, en las que él intervino.
Añade que la figura del “Zorzal criollo”, otro de los apelativos de Gardel, emergió gracias a la tarea previa que desde finales del siglo XIX adelantaron los jóvenes de entonces, quienes lograron, entre otras cosas, llevar el bandonéon de Alemania a Argentina, e incluso romper férreas tradiciones familiares que observaban en el tango una manifestación cultural de bajo nivel o de bajo mundo.
Guardadas las proporciones, se podría asegurar que el reguetón y el tango, géneros musicales muy diferentes, tienen algunos puntos en común interesantes entre ellos.
El reguetón, por ejemplo, surgido en la década de 1990, se desarrolló a partir de la fusión de ritmos latinos, hip-hop y música electrónica. Con el tiempo, se convirtió en un género popular, especialmente entre la juventud latina.
El tango, a su turno, se originó en los barrios porteños y se desarrolló a partir de la fusión de ritmos africanos, europeos y criollos. Con el paso del tiempo se convirtió en un género musical y de baile emblemático.
Con más de un siglo de historia, el tango ha demostrado ser un género musical y de baile que puede trascender el tiempo y las modas. Sigue siendo un género popular en todo el mundo, en buena medida gracias a la figura de Carlos Gardel.
En tiempos como los actuales, en los que los señalamientos de plagio y usurpación de los derechos de autor en la música son recurrentes, resulta que hace más de 90 años el tema no fue extraño en la obra de Gardel.
Aquí el investigador musical Jairo Agudelo repasa que en notas de algunas de las interpretaciones del cantor argentino se mencionan plagios. El más notorio estaría en “Por una cabeza”, tema en el que figuran acordes o compases de una pieza compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart 200 años antes.
Aun así, su influencia en la música popular es innegable y su memoria sigue siendo recordada y celebrada en todo el mundo.
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Del 24 al 30 de junio, Medellín vivirá el Festival Internacional de Tango 2025, un tributo a los 90 años de la partida de Carlos Gardel. El martes 24, a las 1:00 p.m., inicia el Concurso de Canto y Campeonato de Baile en el Teatro Pablo Tobón Uribe, seguido de la Noche de Gala a las 7:00 p.m. en el Aeropuerto Olaya Herrera con el espectáculo Gardel 90 Años de un Cantar Eterno. Las competencias continuarán el 25 y 26 de junio en el mismo teatro, mientras que el 27 de junio habrá clases maestras de tango en el Claustro Comfama San Ignacio y la Tangovía en el barrio Manrique a las 5:00 p.m.
El sábado 28 de junio, desde las 9:00 a.m., se impartirán clases maestras de tango en el teatro Carlos Vieco, seguido de La Milonga del Festival en el Claustro Comfama a las 5:00 p.m. El domingo 29 y el lunes 30, la Plaza Gardel, en Guayabal, será el escenario de la programación artística desde las 4:00 p.m., culminando con el Concierto de Clausura a las 8:00 p.m. del 30 de junio. Este evento, organizado por la Alcaldía de Medellín, promete celebrar el legado de Gardel con actividades gratuitas en distintos puntos de la ciudad.
