Cuatro meses después de la pérdida de su primer hijo por causa de un aborto espontáneo, Claudia Builes se enteró de que esperaba a Felipe, su “bebé arcoiris”. Con la noticia recuperó la esperanza y los colores regresaron a su vida.
“Hablar con otros sobre cómo me sentía fue la terapia más efectiva para superar mi pérdida. Tenía 18 semanas de embarazo cuando sufrí el aborto espontáneo, un momento en el que también perdí las ilusiones de construir una familia. Mi reloj biológico corría y sentía que nada podría ser peor”, cuenta Claudia, de 43 años de edad, quien se aferró al amor de su esposo, Carlos, y al apoyo de ambas familias para intentar superar el dolor.
El médico psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Cristian Vargas Upegui, asegura que los procesos adaptativos frente a la pérdida de un ser querido son diferentes en todas las personas. “Por teoría pueden cruzar por el mismo proceso de duelo. Al principio negación, luego irritabilidad, más adelante tristeza y, finalmente, la aceptación. Sin embargo, hay quienes se quedan en la negación, otros, en la culpa, o simplemente aceptan lo que está pasando”, indica.
Claudia, por ejemplo, optó por la aceptación. Le dio la despedida merecida a su “bebé estrella”, comprendió el momento que vivía, se liberó de las culpas, dejó de preguntarse “por qué a mi”, pasó la hoja y se preparó para intentarlo otra vez.
“Sé que hay mucha gente que necesita apoyo especializado y, lo recomiendo, pero mi esposo y yo decidimos compartir nuestro dolor con los seres más queridos y exteriorizar lo que sentíamos. Entendimos que tenemos a un hijo en el cielo que jamás olvidaremos”, dice.
En el momento preciso
Sobre cómo saber cuál es el momento indicado para quedar de nuevo en embarazo, Cristian Vargas indica que es una respuesta que no puede precisarse. “Es normal que después de un evento traumático la persona quede temerosa de tener que afrontar la misma situación. Cuando eso persiste y no mejora, puede generar problemas, pero si el proceso adaptativo no pasa los límites, es cuando la mamá decide cuidarse más y aprender de lo que pasó, permitiéndose volver a soñar con su ideal de familia”, agrega.
El profesional, finalmente, recomienda que, aunque los duelos son personales, debe haber seguimiento a los síntomas de tristeza e irritabilidad para que no se estanquen, así como darle un nuevo rumbo a las expectativas que se tienen frente al futuro
La historia de Claudia y su proceso de duelo, da, a propósito, cabida a nuevos conceptos en torno a la muerte y la esperanza en perspectiva al nacimiento. Científicamente no son reconocidos, pero páginas virtuales y blogs dedicados a la maternidad, como Somos mamás, Bebés y más y Eres mamá hablan del “bebé arcoiris”, en este caso Felipe, como el niño que nace inmediatamente después de la muerte de un “bebé estrella”, aquel que vivió en el vientre materno, pero nunca llegó a nacer. La realidad es que uno no sería posible sin el otro. De ahí que Claudia describa su vida como más colorida, haciéndole honor al arcoíris que llena de luz y color el cielo que se había tornado tan oscuro.
¿Cómo prepararse para la llegada de un bebé “arcoiris”?
- Perdonarse y ayudar a otras madres a superar el duelo.
- Confiar en familiares y amigos, ellos aportan tranquilidad.
- Evitar apresurarse en buscar un nuevo embarazo.
- No hacerse preguntas como: ¿cuándo lo intentaré de nuevo?
- Dejar a un lado la ansiedad o el estrés, ya que pueden dañar el proceso de gestación.
- Visitar a un especialista puede ayudar a manejar las cargas emotivas.
- La paciencia y el tiempo son los mejores aliados para aceptar una partida y darle paso a una bienvenida.