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Violencia en Yemen divide poderes de Medio Oriente

Las potencias regionales han tomado como suya la lucha interna y sectaria del país más pobre de la zona. Las consecuencias podrían empeorar.

  • Durante los últimos días, milicias hutíes y ciudadanos chiíes han protestado en la plaza principal de la capital, Sanaa, contra los bombardeos saudíes, que han dejado 40 civiles muertos. FOTO ap
    Durante los últimos días, milicias hutíes y ciudadanos chiíes han protestado en la plaza principal de la capital, Sanaa, contra los bombardeos saudíes, que han dejado 40 civiles muertos. FOTO ap

La interminable lucha tras la muerte del profeta de los musulmanes, Mahoma, entre suníes y chiíes, tiene hoy uno de sus capítulos más nefastos. En la nación más empobrecida de Medio Oriente, Yemen, la guerra civil, el odio sectario y la debilidad de las instituciones, así como varios cambios en la geopolítica, han hecho que la contienda se vuelva internacional.

Potencias regionales como Arabia Saudita (suní) e Irán (chií) han tomado como suyos el conflicto yemení y los más recientes sucesos —con la milicia chiíta de los hutíes cerca de obtener control de todo el territorio, y el hasta ahora presidente Abed Rabbo Mansur huyendo del país y dejándolo a su suerte—, han generado fuertes tensiones en Medio Oriente.

Ayer, la recientemente formada coalición de fuerzas de países musulmanes aliados a Arabia Saudita (entre los que se cuenta Marruecos, Egipto, Jordania, Kuwait, Catar, Turquía y Emiratos Árabes Unidos), aseguró tener control de todos los puertos marítimos del país, tras una dura campaña de bombardeos aéreos en Yemen que dejan hasta el momento 45 civiles muertos y más de 250 heridos.

¿Por qué Arabia Saudita está respondiendo de tal forma a un conflicto fuera de fronteras? Tal como explicaron expertos a EL COLOMBIANO, la llegada al poder en Yemen de la milicia hutí significa que vecinos saudíes (también Irak), están dominados por el mayor rival regional del reino musulmán sunita: Irán.

“Se trata de una reacción del mundo suní contra la expansión de los chiítas, antes que una respuesta concreta a los problemas de Yemen. Arabia Saudita intenta frenar a Irán, que desde hace varios años ha expandido su revolución en Medio Oriente. Esto se puede evidenciar en países como Líbano y Siria”, dijo, desde Turquía, Hasan Turk, politólogo, docente y experto en asuntos de la región.

¿Guerra regional?

El peor escenario posible por esta escalada de tensiones —un conflicto sectario con potencias extranjeras apoyando a cada bando— profundizaría la ruina económica del país, pero generaría problemas en una de las zonas más utilizadas por la navegación. En cualquier caso, ¿qué tan probable podría darse esta coyuntura?

“No creo que ocurra a tal escala. Irán no quiere enfrentar directamente a más de 10 países, ahora aliados, pero sí habrá una ayuda tácita y gradual para intentar que los hutíes resistan la ofensiva saudí”, agregó Turk.

“Por otra parte, sigo siendo escéptico de que la fuerza conjunta árabe que impulsan los sauditas tenga el mismo carácter decisivo de entes como la Otan. Es muy difícil que naciones que ni siquiera pueden enfrentar problemas internos aporten las fuerzas necesarias para consolidar realmente una coalición como esta intenta ser”, argumentó.

El escenario por tanto permanecerá, tal como coincide Enrique Serrano, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, con “los yemeníes chiítas rechazando cualquier intervención externa, al considerarla un ataque con viejas intenciones coloniales. La situación del país no será estable en mucho tiempo, por ser tan compleja y precaria”.

Riesgos y agravantes

Esa complejidad se evidencia en distintos asuntos problemáticos que conlleva el conflicto. En primer lugar, para Serrano, uno de los factores que está causando esta escalada de las tensiones regionales “es, indudablemente, la crisis en el precio del crudo, que está generando mucha inestabilidad y no ayuda a que la situación vuelva a la calma”.

Y con el escenario como está, los riesgos son diversos: Que el odio sectario se intensifique en la región; que se vea impedida la navegación y por tanto el comercio en el estrecho Bab al-Mandab, que lleva al Canal de Suez; un resurgimiento del separatismo sureño en Yemen; y que se fortalezca el grupo extremista suní Al Qaeda.

25
años han pasado desde la reunificación de Yemen del Sur y del Norte, en 1990.
Daniel Armirola Ricaurte

Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El Colombiano.

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