La pesadilla que vivió Juana Isabel Cerra Hernández en una unidad de apartamentos en La Estrella, por el simple hecho de hacer su trabajo y exponer su vida para cuidar la de otros, la llevó a decidir mudarse lo antes posible y regresar a su departamento, Córdoba. Pero antes quiere dejar un mensaje y evidenciar la irracionalidad de algunos ciudadanos que con amenazas maltratan al personal de la salud.
Juana lleva trabajando como médica en el Valle de Aburrá más de un año y medio. Lo hace en una EPS con sede en Medellín, para lo cual toma transporte público todos los días, pero ni en los buses, ni en los trenes, ni en las calles, se había sentido amenazada y con temor. Todo eso lo vino a experimentar con solo abrir la puerta de su casa, en las paredes del piso 13 en el que vive.
El pasado 7 de mayo, cuando salía del apartamento para hacer algunos pagos y comprar el mercado, se dio cuenta de que en la pared del frente habían escrito un mensaje con lapicero que decía: “Doctorcita si no se va la sacamos a bala... HP no queremos infectados (sic)”.
La escena la aterrorizó y desde entonces la angustia no ha pasado. Ese mismo día llamaron a los vigilantes de la unidad, quienes corroboraron el hecho como primeros testigos, y posteriormente llegó el cuadrante de Policía para tomar las evidencias del caso. Desde ese momento, no han podido dormir tranquilos, ni ella ni su esposo ni los tres niños que viven con ellos.
La Fiscalía ya tiene conocimiento del caso, pues Juana puso ese 7 de mayo la denuncia vía telefónica. Al día siguiente, la llamó el fiscal asignado y le dio un número al cual puede comunicarse en caso de que llegara a presentarse una nueva intimidación, de cualquier tipo, a cualquier hora.
Aún así, el sábado 9 de mayo llegó el segundo mensaje amenazante, escrito con la seguridad de quien sabe qué autoridades están al tanto de la situación, porque esta vez, con un marcador, estaba escrito en otra pared fuera del apartamento: “Ni los policías los salvan sapos HP vallance (sic)”.