Sin alhajas pero llena de color, con un verso de San Agustín asomando por la manga: si amas, podrás hacer lo que quieras, Anamaría Botero Mora, asumió la dirección de la entidad que en los dos últimos años ha atraído a Medellín 362 millones de dólares en inversión extranjera directa y 20 millones de dólares en recursos de cooperación.
¿Qué meta se ha puesto en su llegada a la ACI?
“No puedo ser inferior a lo que se ha hecho. Tengo un reto de 10 millones de dólares en gestión de cooperación internacional y conseguir 180 millones de dólares en inversión extranjera para el año entrante. Ya cumplimos la meta de 24 empresas asentadas en nuestro territorio (llevamos 26), pero debemos buscar 10 más, porque esos asentamientos son generadores de empleo muy interesantes”.
¿No la atemorizan las cifras de la tarea?
“Soy una mujer de números, de indicadores, porque la primera parte de mi formación fue en el sector financiero. Estoy acostumbrada a que me midan por metas y a que esas metas se tienen que cumplir. La gran ventaja es que en la medida en que cumplamos esos indicadores, la que se va a beneficiar es la ciudad”.
¿Cuáles son las cartas de mostrar al mundo para atraer cooperación?
“Yo creo que el proceso de transformación de la ciudad, cómo pasamos de ser una ciudad tan violenta a tener unos indicadores casi que inmejorables; el tema de Ruta N, ser nosotros ese distrito de innovación; la inversión extranjera también, porque muestra que los otros están creyendo en nosotros. Es un maletín lleno con el que uno sale y es para estar orgulloso. Cuando uno sale y habla de Medellín, no es la de los años 80, es una ciudad totalmente distinta”.
¿Qué hecho marcó el cambio de Medellín?
“La tranquilidad, que hoy salís de tu casa y no tenés miedo de que va a estallar una bomba. Yo no viví en Medellín la etapa de la universidad, entre el 89 y el 97, viví esos años en Bogotá. Y por eso no puedo hablar de un momento exacto. Pero desde hace unas tres adminstraciones hacia atrás se nota un cambio muy importante. Me tocó la construcción de los parques biblioteca, no sabe lo que me ha impactado eso. Las viviendas alrededor, al principio no estaban pintandas ni había convivencia pacífica y armonía estos espacios empezaron a generar un entorno de cambio”.
Hay quienes creen que el cambio es solo maquillaje...
“Cosas por hacer hay y habrá siempre. Pero es nuestra tarea evangelizar a la gente, contarle lo que estamos haciendo. Lo que pasa es que es una tarea en la que todos tenemos que estar alineados... incrédulos y problemas siempre vamos a tener. El secreto está en poder contar y generar espacios de intercambio”.