“Sin mencionar personas, ahí hubo gente que se enriqueció”.
Así lo afirmó a EL COLOMBIANO el exalcalde de Rionegro, Luis Carlos Mejía Quiceno, en medio de sus explicaciones sobre el presunto detrimento patrimonial que tuvo ese municipio con el predio llamado “La Laguna Azul”, situado a cuatro minutos del parque principal. En 1992 se compró allí el metro cuadrado a $6.999. Y en 2009, por sentencia del Consejo de Estado, se terminó pagando, por un lote que antes había sido de la municipalidad, $515.353 el metro cuadrado.
Sumando abogados y costas del proceso, el predio salió en $21.121 millones, o sea el 49% de los impuestos que Rionegro presupuestó para 2009, según el Acuerdo 019.
El actual gobierno, de Andrés Julián Rendón Cardona, quiere vender “La Laguna Azul”, con lío jurídico a bordo: particulares que se asociaron con el municipio para desarrollar un proyecto inmobiliario, que ronda $1 billón, reclaman ese lote para ejecutar la obra.
¿Cómo se llegó a semejante pesadilla?
Metro cuadrado a $6.999
Como alcalde de Rionegro, Jorge Alberto Urrea Mejía (1990-92) visualizó la construcción de una terminal de transporte en el lote de “La Laguna Azul”.
En 1992, amparado en avalúos administrativos de Catastro Departamental, el mandatario les compró a privados tres predios, que sumaban 48.291 metros cuadrados, por $338.029.270, para un valor de $6.999 por metro cuadrado, según lo corroboran las escrituras 1290, 1289 y 1322 de 1992.
La última de ellas corresponde a la adquisición de 23.761 metros cuadrados, por $166.322.000, a Jairo Santamaría Otálvaro, un personaje del que, aún hoy, los rionegreros hablan en voz baja, y a quien Rubén Darío Quintero Villada, exalcalde de esa localidad, describe como “un tipo muy poderoso”.
El empresario Gabriel Harry Hinestroza, uno de los propietarios que, en 1992, le vendió sus derechos en “La Laguna Azul” al Municipio de Rionegro, afirmó que “ese lote se inundaba y había que dejar una franja tan grande como retiro al río Negro, que prácticamente quedaba medio”.
Metro cuadrado a $9.002
Al llegar a su segundo período como alcalde de Rionegro, Rubén Darío Quintero Villada (1992-94), halló unas finanzas maltrechas y, para buscar un poco de alivio, le dijo a EL COLOMBIANO que le imploró a Jairo Santamaría Otálvaro que reversaran la compraventa de su lote.
“El lote que le devolví a don Jairo Santamaría, por escritura pública 129 del 15 de enero de 1993 (seis meses después de mi segunda posesión) es el mismo que le había comprado el alcalde anterior al mismo señor Santamaría”.
Por 23.761 metros cuadrados, el alcalde Urrea pagó en 1992 a Santamaría $166.332.000. Y Quintero Villada, en 1993, le vendió ese lote, al mismo Santamaría, por $252.795.150. El exalcalde resaltó que con el reversazo se ganaron más de $86 millones, al vender a $9.000 lo que antes habían comprado a $6.999 por metro cuadrado.
El pago se pactó así: un pagaré por $156.332.530, sobre el que se pagarían $15.945.918 por seis meses de intereses; un lote, de 1.680 metros cuadrados, y otro, de 1.800 metros cuadrados, con casa en ruinas, valorados a cinco millones de pesos cada uno.
Según Hernán Ospina Sepúlveda, alcalde de Rionegro en dos ocasiones, ese negocio del 93 tuvo reparos: el Municipio adquirió el lote “sin considerar las áreas de cesión por retiros al río Negro, una acción que se había formalizado en la primera negociación”.
Metro cuadrado a $4.524
Según la Oficina de Instrumentos Públicos de Rionegro, el predio objeto de estas compraventas formaba parte de uno de mayor extensión, de 40.984 metros cuadrados. Para 1996, dos personas eran sus propietarias: Jairo Santamaría Otálvaro y Julio César Zuluaga Trejos.
La escritura 938, del 11 de abril de 1996, revela que Santamaría le vendió a Zuluaga Trejos sus 21.114 metros cuadrados, equivalentes al 51.52%, por $95.534.729, para un valor de $4.524 el metro cuadrado.
Metro cuadrado a $159.582
Al año siguiente, el Municipio se volvió a interesar en el lote y, en esta ocasión, pagó el metro cuadrado a $159.582.
La transacción la hizo el alcalde Luis Carlos Mejía Quiceno (1995-97). Según su explicación, el vendedor, Julio César Zuluaga Trejos, dio una ganga con ese predio, pues estaba amenazado de muerte y preparaba su salida del país. (Ver recuadro).
En la escritura 1960, del 24 de diciembre de 1997, consta que Mejía Quiceno, como alcalde que iba de salida, le compró al particular un lote de 40.984 metros cuadrados por $6.540.330.000, para construir la nueva sede del Municipio.
En efectivo se pagarían $400.000.000 y el resto a tres años, en cuotas de $1.800 millones, $2.000 millones y $2.340 millones. Sobre los saldos se pagarían intereses, por trimestre vencido, a la tasa DTF más 2 puntos.
Documentos conocidos por EL COLOMBIANO revelan que un avalúo administrativo del lote de Zuluaga Trejos arrojó, en septiembre de 1997, un valor de $2.424 millones. El particular objetó ese monto, pidió un reavalúo y el alcalde, Mejía Quiceno, le presentó luego una propuesta por $6.540 millones.
El lote tenía más defectos que virtudes. Con base en un criterio técnico de Cornare, de 1998, El Tribunal Administrativo de Antioquia pidió a la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría investigar la compra, porque “en buen romance, el 83% del inmueble hace parte del cauce actual del río, en tanto que el 17% restante ni siquiera está en el área de retiro obligado de 50 metros”.
Adicionalmente, en diciembre de 2001, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi avalúo comercialmente el lote en $4.918 millones, o sea $1.622 millones menos de lo pagado por el terreno en 1997.
Metro cuadrado a $515.353
Mientras Mejía Quiceno defendió la operación que hizo, sus sucesores lo criticaron por ello. En concepto de Rubén Darío Quintero Villada, tanto la compra inicial del 92, como la recompra del 97, fueron erradas. El asunto terminó en un pleito con el particular. En 1999 el Concejo autorizó al alcalde para llegar a una conciliación, comprometiendo vigencias futuras hasta por $9.000 millones.
Hernán Ospina Sepúlveda reveló en El Rionegrero que el acuerdo se hizo por $9.300 millones, o sea por $300 millones más de lo autorizado, y que el mismo se firmó en julio de 1999 y el primer pago se acordó para junio.
El lote también fue cambiando de destinación. De terminal de transportes, terminó en un complejo inmobiliario que incluía la nueva Alcaldía, centro comercial, terminal de pasajeros y usos complementarios.
La última instancia del pleito fue el Consejo de Estado, que en 2009 condenó al Municipio de Rionegro a pagarle al particular $20.021 millones de pesos. Las costas del proceso fueron de $800 millones y los honorarios de los abogados de $300 millones.
Procuraduría, Fiscalía y Contraloría revisaron este caso y no hallaron delito alguno ni daño patrimonial al Municipio de Rionegro.
Final: ¿si vale $2,1 millones?
En el predio de esta historia el Municipio de Rionegro es hoy dueño de 61.187 metros cuadrados, repartidos así para diversos usos: Sistema Vial del Río, 17.675 metros cuadrados; retiro al río Negro, 13.586, zona verde, 767 metros cuadrados y “La Laguna Azul”, de 29.159 metros cuadrados.
Martha Patricia Correa Taborda, secretaria General del Municipio de Rionegro, confirmó que “La Laguna Azul” será vendida en una subasta electrónica, en diciembre de 2018.
El precio base ha sido fijado en $61.817 millones. De lograrse ese nivel, cada metro cuadrado se transaría a $2,1 millones y se clausurarían, definitivamente en ese predio, los sueños de levantar ahí una terminal de transporte o un velódromo o un centro de memoria y patrimonio.
Ahí, también, una sociedad de economía mixta, entre la alcaldía y particulares, aún pretende levantar el Centro Santiago de Arma, que incluye una nueva sede para la administración y usos comerciales. Los privados dijeron que su contrato está vigente, que tienen licencia de construcción y que, por lo tanto, no se le puede dar un uso distinto a ese terreno.
El pleito está en el Consejo de Estado y, según la Secretaria General de la Alcaldía, en el improbable caso de que pierdan, pues usarían otro predio para ese desarrollo .
$61
mil 817 millones el precio base de la subasta del lote de “La Laguna Azul”.