Dicen que al escritor Alberto Aguirre (1926-2012) no le gustaba recibir premios, ni ser entrevistado; no disfrutaba figurar. ¿Qué pensaría ahora que su imagen será esculpida y ubicada en la Casa de la Cultura de su natal Girardota?
Además de este monumento, la administración de este municipio al norte del Valle de Aburrá también pondrá a mediados de este año una escultura del girardotano José María Sierra (1848-1921), el “campesino millonario”, considerado por la Cámara de Comercio de Medellín como uno de los 100 empresarios más importantes de la historia de Antioquia.
En estas dos obras la alcaldía invierte alrededor de $333 millones, de los cuales $75 millones provienen de un aporte del Instituto de Cultura y Patrimonio del departamento. Los costos molestan a parte de la comunidad, que piensa que hay necesidades en infraestructura, incluso en cultura, más urgentes.
¿Qué dice la gente?
Darío Castrillón, habitante del municipio, preguntó si no era posible enaltecer la memoria de los dos personajes con homenajes menos costosos como el nombre de una calle, bustos pequeños, y destinar el grueso de los recursos en proyectos de infraestructura para el municipio.
Algunos girardotanos se quejaron de la malla vial del municipio, no solo urbana sino rural. Andrés Cadavid expresó que hace falta inversión “en las veredas, por ejemplo, donde toca llenar los huecos de las vías con escombros, tierra y hasta basura para que estas sean transitables”.
Incluso, personas que integran el sector cultural también manifestaron prevenciones. Sergio Henao señaló que dentro del plan de desarrollo municipal se necesitan recursos para actividades, cursos o estímulos para artistas locales.
Andrés Palacio Villa comentó que tal vez hace falta una difusión de la obra de Aguirre, que no es muy conocida entre los habitantes pese a su importancia, antes de pensar en una escultura.
“Uno de los monumentos exalta la figura de José María “Pepe” Sierra, y uno se pregunta si hacerse rico es un valor o algo para rendirle tributo, son criterios que para cada uno son distintos”, dijo.
La familia de Aguirre también se enfrentó a una disyuntiva a la hora de opinar acerca del tema. Valoran el homenaje, pero dicen que no es algo que hubiera querido el escritor.
María Clara Calle Aguirre destacó, por ejemplo, que el hecho de que la biblioteca municipal lleve el nombre de su abuelo, aunque parezca un pequeño acto, ayuda a recuperar la memoria del personaje.
“Sin embargo, eso es contradictorio con lo que él pensaba. En muchos de sus escritos dejaba constancia de que detestaba las distinciones, cuando lo invitaban a un homenaje en su nombre no asistía, y cuando le insistían delegaba a alguien de la familia”, reveló.