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Doble calzada entre Medellín y Bogotá, un sueño aplazado

Los trabajos de mantenimiento que se han realizado en la vía son para garantizar “la transitabilidad”: Invías.

  • En el km. 94 se generó este hueco que amenaza peligro para los vehículos, incluidas las motocicletas. FOTO julio césar herrera
    En el km. 94 se generó este hueco que amenaza peligro para los vehículos, incluidas las motocicletas. FOTO julio césar herrera
  • En el Alto de Pava, la vía se levantó y han ocurrido accidentes. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    En el Alto de Pava, la vía se levantó y han ocurrido accidentes. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
05 de julio de 2019
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Hace 50 años, durante el mandato del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), Colombia empezó a soñar con una gran autopista que uniera a las dos principales capitales: Bogotá y Medellín.

Ese anhelo no ha podido cumplirse a plenitud, sino solo a tramos, y hoy hay un trayecto que lo tiene frustrado: el que abarca desde El Santuario (Antioquia) hasta Caño Alegre, en Puerto Boyacá (Boyacá), de 135 kilómetros.

Hace nueve meses el consorcio Devimed terminó el contrato de concesión de este tramo y se lo entregó al Instituto Nacional de Vías (Invías), que quedó a cargo de su operación y mantenimiento. Pero desde entonces, la situación de la vía no ha sido la mejor, pues huecos y hundimientos que antes aparecían a lo largo de carretera y eran reparados a tiempo, ahora tardan más en ser arreglados, lo que obliga los vehículos a andar más despacio, y hay más riesgo de accidentes.

Desde Medellín hasta El Santuario, la autopista es en doble calzada, con una velocidad de desplazamiento que, en muchos tramos, alcanza los 80 kilómetros. Pero desde allí hasta Doradal, Puerto Triunfo (trayecto de 112 kilómetros), es de una sola calzada, en terreno curvo y montañoso, que cruza municipios como Cocorná, San Luis y San Francisco y la velocidad es de un promedio de 60 kilómetros por hora.

Y es este el tramo donde más huecos aparecen, especialmente en invierno. A principios de junio, habitantes de varias veredas de Cocorná salieron a bloquear la vía, “sembrando” en los huecos, de manera simbólica, matas de plátano en señal de protesta.

Puede leer: Proyecto reviviría la antigua vía Medellín - Bogotá

Una semana después, una actividad similar se hizo en Doradal, donde el estado de la carretera era más crítico, lo que obligó a Invías a hacer un reparcheo de urgencia para hacer la vía transitable.

En un recorrido hecho el jueves pasado desde El Santuario hasta Doradal (112 kilómetros), EL COLOMBIANO corroboró que la mayoría de huecos fueron taponados con pavimento, pero aseguran los residentes, admitiendo que no son expertos, que la manera como se hicieron los trabajos no garantiza durabilidad ni estabilidad.

“Lo que hicieron fue vaciar asfalto o rellenar y aplanar con los mismos carros, pero no escarbaron más hondo para asegurar un pavimento duradero y firme, y seguro al primer aguacero, los huecos empiezan a aparecer de nuevo”, advierte Marcela Ossa, directora de la corporación Cocorná dulce aventura, que reúne a los empresarios y comerciantes de esta región del Oriente antioqueño.

Añade que este trabajo se hizo para salir del paso y calmar los ánimos, pero que la autopista exige una intervención de fondo que garantice una vía más rápida y competitiva y, sobre todo, que no ponga en riesgo vidas humanas.

“En el puente pasado, por culpa del mal estado de la carretera, tuvimos una caída del 50% a nivel turístico, y eso se refleja en los negocios al lado de la vía”, asegura. Este año, del 1 de enero al 31 de mayo, según informe de Devimed, en la autopista iban 24 muertos (14 motociclistas, 7 peatones y 3 ciclistas).

En el Alto de Pava, la vía se levantó y han ocurrido accidentes. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
En el Alto de Pava, la vía se levantó y han ocurrido accidentes. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA

Reparcheo a la vista

En el trayecto entre El Santuario y Doradal, contados a ojos de viajero, son más de 300 los reparcheos que se observan.

El punto más crítico está en el sitio El Cambuche, kilómetro 94, en jurisdicción de San Luis, donde ya el pavimento cedió, se armó un hueco profundo que se llena de agua y esto obliga a los vehículos a cambiar de carril en forma intempestiva, lo que ya ha generado colisiones y accidentes, ya que el sitio está en una curva en descenso, según cuentan los habitantes.

“Esta semana, un muchacho de por acá, Felipe Galvis, pasaba de noche y se fue a ese hueco, la moto se le dañó y él sufrió muchas raspaduras”, afirma Arley Martínez, mecánico en un taller de motos a 300 metros del sitio.

Abel Antonio Arias, habitante de la vereda, señala que a mitad de semana, en ese punto, un camión se volteó porque no alcanzó a frenar.

El jueves, en otro punto entre Cocorná y San Luis, un camión que viajaba a Medellín se desplomó a un costado de la vía y la mayor parte de la carga se perdió. Las penurias para los camioneros y motociclistas son el pan de cada día.

Luisa Michel Pérez, una joven que reside en la vereda Alto de Pava, en el kilómetro 87, cuenta que en una protuberancia que le salió al pavimento a 100 metros de su casa ya se han caído dos motocicletas en solo una semana.

“A mí me ha tocado salir a ayudarles, porque por aquí vivimos pocas familias. Es un punto muy peligroso”, dice.

Otro punto crítico está en la vereda San Lorenzo, de Cocorná (kilómetro 36), donde se hizo la protesta con siembra de matas, pues el carril de ascenso se hundió y los vehículos, especialmente los camiones, pierden estabilidad.

Fernando Ramírez, camionero, se queja del pavimento. “Por acá siempre hacen parcheos, pero no duran, por muy reparcheada que esté la vía, uno siempre se encuentra con algún hueco”, advierte.

Y dicen en la región que es más peligroso un solo hueco en una vía buena que 100 en una vía mala, pues en la buena el conductor se confía, anda tranquilo y de repente se topa con un hoyo: “Esta autopista debería ser en doble calzada, es insólito que uno se demore más de diez horas en un viaje y que ande esquivando huecos y poniendo en peligro la gente”, sostiene Ramírez, que también se queja de los peajes.

En todo el trayecto, en esta vía hay seis peajes. Ramírez explica que pagándolos de ida y regreso se gasta cerca de $530.000. “Muchas veces uno se queda atrancado varias horas por los accidentes”, asegura.

El ingeniero de vías Johel Moreno, también columnista de prensa, dice que la cicatería y falta de visión del Estado ha generado el atraso vial, particularmente en esta carretera, que para él no debería llamarse autopista.

“Han pasado 50 años desde cuando el fallecido exdirector de Planeación Nacional, Édgar Gutiérrez Castro, estructuró un sistema vial seguro y competitivo, pero todo ha sido música celestial y promesas incumplidas”, señala.

Recuerda que el plan Gutiérrez buscaba priorizar la conectividad entre las dos ciudades más importantes del país, “y si bien se construyó una primera calzada hace 25 años, se entregó mediante un contrato de concesión a Devimed y la segunda calzada apenas va llegando a El Santuario, o sea que a Doradal estaremos llegando en 50 años más, siendo optimistas”, advierte.

Moreno critica que es insólito que en las vías del país, incluida la Medellín-Bogotá, predominen los avisos de curvas peligrosas, caída de piedras o falla geológica, cuando las carreteras “deben ser construidas a prueba de las condiciones más extremas”.

Ya hay contrato

El año anterior, un grupo de empresarios radicó ante la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) un proyecto por Alianza Público Privada (APP) para la construcción de la doble calzada entre El Santuario y Puerto Triunfo, el cual está en estudio de prefactibilidad.

El presidente de la entidad, Louis Kleyn López, afirma que para finales del próximo año se estaría adjudicando la concesión de la obra.

Mientras tanto, Juan Esteban Gil, director general de Invías, consultado por EL COLOMBIANO, confirma que su entidad acaba de adjudicar un contrato de mantenimiento y administración integral para vías de Antioquia a la firma Concretos y Asfaltos, por valor de $28.000 millones, “con los cuales se harán obras definitivas en los puntos críticos, así como mantenimiento y pavimentos definitivos”.

El contrato incluye el tramo entre El Santuario y Caño Alegre. Sobre las críticas de la comunidad a la calidad del reparcheo, el directivo señaló que “los trabajos ejecutados hasta ahora son para garantizar la transitabilidad de la vía y, actualmente, se encuentran con funcionalidad”.

En la zona, habitantes siguen atentos, a la espera de tener pronto una autopista en doble calzada y en buen estado.

424,1
kilómetros es la distancia que en un vehículo entre las dos capitales, según la ATC.
Infográfico
Doble calzada entre Medellín y Bogotá, un sueño aplazado
$59
mil es el promedio de costo por peaje para un camión de seis ejes en esta vía.
5
horas tardaría el viaje con doble calzada, según la propuesta de APP.
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