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La violencia en las calles es un reflejo de lo que está sucediendo en las aulas de clase y en los hogares. Para expertos y autoridades, la agresión con arma blanca contra una adolescente, el miércoles pasado en las afueras de un colegio de Medellín, es el resultado del maltrato y el abandono al que algunos padres someten a sus hijos.
El caso, registrado en video por otros jóvenes que observaban y no impedían la riña de la que participaron cuatro mujeres, fue tendencia en redes sociales (ver recuadro) y reafirmó interrogantes sobre la violencia en las instituciones educativas y entre los menores de edad.
Sucedió a las 7 de la noche, cuando dos estudiantes del Inem José Félix de Restrepo de Medellín fueron agredidas por una compañera de 15 años y otra de 17.
En las imágenes, que han circulado por diferentes redes sociales, se puede ver cómo la estudiante del Inem—con uniforme de diario—le corta el cabello con una navaja a una de sus compañeras, que es sostenida por otra joven.
Cuando la víctima, que estaba tratando de defender a otra niña, intenta huir, la agresora la apuñala cerca del hombro.
La escuela es el segundo hogar de los niños. Y tanto como en casa allí deben primar los valores que conlleven a una sana convivencia.
De esa manera explica lo sucedido con las estudiantes, Mónica Sandoval, directora ejecutiva de la Fundación Bien Humano, al considerar como básicas en el aprendizaje de los menores de edad la solidaridad, la cooperación, la ayuda mutua y el afecto.
“Pregunto: más allá de enseñar matemáticas y español, ¿qué están haciendo los colegios por fortalecer valores para la vida en paz? Lo que sucedió con estudiantes del Inem es un espejo de que, primero, hay poco acompañamiento a la familia para que haga esa labor y que los colegios tampoco son espacios de fortalecimiento”, cuestiona.
Sandoval considera que la institución a la que pertenecen las menores de edad “tiene el deber moral con la sociedad de pedir excusas por lo que sucedió”.
“A su vez, en una Medellín herida y espantada por los hechos, los estudiantes implicados deben hacer un ejercicio de perdón público y de reparar lo que hicieron, ser partícipes de campañas en contra del acoso y la violencia escolar, así como sus padres. Tienen que sentir la vergüenza por lo que hicieron”, acota.
Sobre este acontecimiento, Fernando Carvajal, rector del Inem, lamenta la pelea y aclara que se presenta con niñas de los grados séptimo y octavo, en las afueras de la institución.
“No había acompañamiento de los docentes. Siempre hemos pedido a la fuerza pública que haga presencia en esas horas de salida que son horas pico”, enfatiza.
Por su parte, Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de Medellín, dice que se activará una ruta de protección con Policía, Fiscalía e Icbf, quienes van a encargarse de hacer un trabajo especial con la familia de las agredidas y de las agresoras.
“Hablé con la mamá de la niña (la víctima), los estamos acompañando y vamos a estar muy pendientes de la atención sicológica y médica. Rechazamos estos actos y seguiremos trabajando con sicólogos y pedagogos en todas las instituciones. El comité de gobierno escolar estudiará si hay acompañamiento sicológico, suspensiones o expulsión para los agresores”, apunta.
La Fiscalía anunció la imputación de cargos por tentativa de homicidio contra las menores de edad agresoras.
Por su parte, la directora del Icbf, Karen Abudinen Abuchaibe, pidió acompañar a las adolescentes implicadas e invitó a “tomar medidas de contención que eviten la propagación de manifestaciones de violencia”. Y pidió a la ciudadanía a no responder con agresiones hacia las personas involucradas.
La funcionaria precisó que un equipo de profesionales acompañará a la niña agredida y a sus familiares, y asistirán al colegio para dialogar con docentes, directivos, acudientes y las estudiantes involucradas en los hechos.
Hernán Darío Gil, docente del Centro de Humanidades de la UPB, asegura que en Colombia tenemos que aprender a validar el conflicto sin recurrir a la violencia.
Según el sicólogo Norman Darío Moreno, ninguna persona es agresiva de nacimiento y, en el caso de las estudiantes del Inem, “algo les está faltando y esa carencia se debe buscar en sus hogares, con sus familias”.
La realidad de las familias de hoy es de padres ausentes y esto trae repercusiones. Así lo expresa el sicólogo de la Universidad San Buenaventura, Norman Darío Moreno, experto e investigador en temas de transformación de la familia, crianza y problemas en la adolescencia.
“Se nos perdió la comunicación, la cercanía, el diálogo con los hijos. Un chico agresivo que matonea a los compañeros tiene un ambiente desfavorable en casa y expresa afuera mucho del conflicto que vive en su hogar”, señala.
Para Moreno, muchos niños no son únicamente agredidos de manera física en su hogar, también son víctimas de abandono, no les prestan atención ni a sus padres les preocupa lo que les pase.
“Hay un resentimiento y es natural que ellos, si su inconformidad es con papá o mamá, busquen desquitarse con el primero que encuentren y resulte menos amenazante”, agrega.
Según el académico, ninguna persona es agresiva de nacimiento y en el caso de las estudiantes del Inem, “algo les está faltando y esa carencia se debe buscar en sus hogares, con sus familias”.
Al respecto, Hernán Darío Gil, docente del Centro de Humanidades de la UPB, considera que lo sucedido con las estudiantes es el reflejo de un modelo de violencia del que los adultos son protagonistas.
“Ahí está el espejo de esta sociedad que aún es violenta. Los niños están aprendiendo atacar con lo que para el otro es lo más importante. En este caso el pelo de la niña, y por eso se lo cortan”, dice.
Gil también cuestiona la falta de solidaridad de quienes participaron grabando la pelea, pero no hicieron nada para detenerla.
“Uno puede borrar la violencia con diálogo, la posibilidad de la palabra. Pero no lo hacemos: mi papá no me habla, me echa cantaleta. Y eso es diferente a hablar. A los muchachos de esta sociedad, si uno les conversa de su propia realidad, escuchan”, anota.
Exigirles a los hijos, inculcarles responsabilidad y ponerles reglas claras, junto al diálogo, son pautas que marcan el buen comportamiento social, lejos de la agresividad y la violencia.
Henry Holguín Osorio, docente investigador de problemáticas sociales en jóvenes de la Universidad Católica Luis Amigó y de la Unidad de Convivencia de la Alcaldía de Medellín, recalca que los papás deben exigir a sus hijos responsabilidades: organizar la casa, los quehaceres.
“Los padres de familia también deben acompañar desde el diálogo cuando hay situaciones complejas. Está bien que un niño no pueda entender la lógica de los problemas de los papás, pero tampoco puede exhibirlos de manera violenta, pues el niño, a partir de esa experiencia, lo asume o aprende”, explica.
Holguín Osorio, al igual que Moreno, Gil y las autoridades, hicieron un llamado a inculcar a los niños, desde los hogares y los centros educativos, el valor de perdonar como una acción fundamental para erradicar la violencia.
La primera entrevista que hice, a los 8 años de edad y con la ayuda de mi padre, fue al futbolista Andrés Escobar. Desde ese día no he dejado de hacer preguntas, ni de amar el periodismo. Soy egresado de la Universidad de Medellín.