Con una eucaristía, un acto cívico y la inauguración de un parque aledaño a la iglesia principal, los habitantes de Tapartó conmemoran este jueves los 25 años de la avalancha del río que da nombre al corregimiento y que el 26 de abril de 1993 se llevó a, por lo menos, 108 personas, entre fallecidas y desaparecidos.
Luz Angélica Vásquez, de 70 años, perdió a su madre, dos hermanos, dos sobrinos, un tío y a su hija de 13 años. Pero lo que más destaca es que salvó a otros dos familiares.
“Eran como la 1:30 de la mañana y sentía como el rumor de una tractomula, cada vez más fuerte. Me asomé a la puerta y empecé a oír muchos gritos, entonces los desperté a todos y fueron saliendo. Yo tenía una bebé de 19 meses, que quedó adentro de la casa, ya el río se había metido, y yo regresé por ella, aunque el agua me llegaba al cuello, pero la agarré con un brazo y con el otro levantado trataba de mantenerme a flote, sentía cosas que me golpeaban pero tenía que salvarla, no sé cómo logré salir con mi niña viva”, relata Luz Angélica.
Así fue el rescate
Gonzalo Correa, comandante del cuerpo de Bomberos del municipio de Andes, al que pertenece Tapartó, recuerda que la primera alerta le llegó a las 3:30 de la madrugada. La persona que llamó le dijo que algo había pasado con el río, pero que no sabía bien qué.
Para entonces, su unidad manejaba una alerta para casos de emergencia graves.
“Lo que hice de inmediato fue sonar tres veces la sirena, que indicaba que todos los integrantes del cuerpo de bomberos se tenían que hacer presentes en la sede para iniciar el operativo de rescate”, narra Gonzalo.
“Al llegar al sitio estaba muy oscuro, se había ido la luz y nos tocó subir caminando, porque la carretera estaba taponada. A las 4:30 a.m. ya estaba listo todo el operativo de rescate y cuando amaneció se vio toda la dimensión de la tragedia, había muertos por todas partes”, recuerda Gonzalo, quien hoy sigue el frente del mismo organismo.
La reconstrucción, exitosa
Quien arriba hoy al parque de Tapartó sin conocer la historia, difícilmente podría suponer que este lugar, habitado por 9.145 personas, un día fue escenario de una de las peores tragedias de Antioquia.
Pero es que el corregimiento emergió y con fortaleza se repuso al dolor. O, en medio de él, pudo reconstruirse y recuperar su historia de territorio próspero ubicado en la región cafetera del Suroeste.
“Gracias a la ayuda de Antioquia Presente, que construyó proyectos de vivienda para las familias damnificadas, al menos en lo económico la gente recibió mucha ayuda”, comenta Ricardo Montoya, presidente de la Junta de Acción Comunal -JAC-.
Según las cuentas que reposan en archivos guardados por el comandante de los bomberos, la tragedia dejó un total de 82 familias damnificadas.
Solo dos años bastaron para que puentes, carreteras, acueductos y escuelas, entre otras infraestructuras, fueran recuperados integralmente por la Gobernación, en ese entonces a cargo de Juan Gómez Martínez, con apoyo del presidente César Gaviria. Igual que las viviendas y la reparación a los damnificados.
374
personas integrantes de 82 familias fueron en total las damnificadas de la tragedia.