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Como si se tratara de una procesión, una multitud se mueve por las calles de El Hueco, el tradicional sector del centro de la ciudad al que se vuelcan miles de habitantes de Medellín para buscar todo lo que necesitan para sus celebraciones navideñas, pues como reza un adagio popular, “lo que no se consiga en El Hueco, es que no existe”.
Al bajar por la calle Bomboná, varias mesas ataviadas con prendas de vestir están a la vista de todos, y pese a la facilidad que tendría para los ladrones sustraer alguna prenda, los ojos vigilantes de los vendedores están ahí encima para evitarlo. Mientras que por la calle Pichincha, los tradicionales kioscos de los vendedores de la zona crean un embudo que obliga a caminar de forma lenta, hecho que aprovechan sobre todo las señoras, para apreciar mejor la mercancía.
La carrera peatonal Carabobo es un hervidero en el que los transeúntes no solo deben lidiar con los “jaladores” de las tiendas —que preguntan insistentes e infatigables “¿está buscando yines, pá?”— sino también con “coteros” cargados de pesados fardos de mercancía con la que surten los 20 centros comerciales que hay en El Hueco y Guayaquil.
Una que otra vez aparece una fugaz vendedora buscando llevar al trote una prenda para satisfacer a un exigente cliente. Entre todo ese barullo —ambientado con la cacofonía de la música a todo volumen— no falta quien exprese “¡No hay por donde comprar!”.
Entre la gente flotan burbujas de jabón que salen de unas pistolas de plástico que los vendedores accionan para llamar la atención. Entretanto, un hombre juega con dos pelotitas, que suben y bajan por dos tubos. Dice que es la “perinola sin cuerda”.
José Garzón, de Asoguayaquil, la agremiación que reúne a los comerciantes del sector, dice que esta ha sido una buena temporada para los comerciantes. Comenta que todos están contentos, vendiendo bien. Entre lo más buscado este año están los juguetes, dice, y en segundo lugar, los tenis y la ropa. “Esperamos que la mejor semana sea la próxima, antes del 24, cuando a todos les paguen la prima”, comentó.
Por fortuna, la contagiosa fiebre de compras también se expandió a otros tradicionales espacios como el Centro Comercial Palacio Nacional. Hasta la tienda Princess en el local 286 llegan los jóvenes que quieren estar a la moda buscando los jeans Cargo, los corsetts, los blazers, y los pantalones de tela que son el último grito de la moda. Igual sucede en la tienda 258 Freestyle donde —según su vendedor Juan Luna— las camisetas y los jeans se están vendiendo “como pan caliente”.
“Este año las ventas han estado muy movidas. Viene mucha gente a comprar, incluso para enviar a otros lugares”, apuntó.
Con un poco menos de frenetismo, los gentíos también se observan en los centros comerciales del Aburrá. Antes del mediodía y aún con varios locales cerrados, en Puerta del Norte ya hay aglomeraciones de compradores buscando el detalle con el que esperan quedar muy bien.
“Todos los días parece domingo”, narró don Jorge, uno de los encargados de este centro con 16 años de historia y al que, sobre todo los fines de semana, llegan visitantes hasta del lejano Yarumal.
Y su conclusión lleva razón pues según cifras de la administración, al centro comercial han ingresado cada día de la temporada decembrina más de 70.000 personas, lo que ha hecho que en estos 15 días de diciembre los comerciantes hayan vendido más de lo esperado.
Igual sucede en los centros comerciales Mayorca y Viva Envigado, al sur del Aburrá. Espacios que no solo son buscados para comprar sino también para otras actividades como patinar en la pista de hielo y tomarse fotos con un árbol gigante del primero; o disfrutar los partidos del Mundial en la pantalla gigante del segundo. Todo en un ambiente “pet friendly” marcado por música suave, la asepsia y un omnipresente olor a productos de limpieza.
Entre los tumultos de Mayorca, que cada día puede tener 65.000 visitantes, se ven de vez un cuando “duendes y hadas” que invitan a participar en las actividades del centro comercial.
Pero no todo son ríos de gente como se apreció en el Centro de la Moda, otrora punto de referencia para las ventas navideñas en Itagüí. Ayer, en los locales se veían más vendedores que visitantes. Pese a los esfuerzos de los “jaladores” y los animadores y sus estridente volumen, muy pocos eran los que entraban a las tiendas.
Una de las vendedoras de un almacén, se mostraba preocupada pues según dijo apenas está viniendo la mitad de la gente al Centro de La Moda, por ello pasó de tener ocho empleados a solo dos. “A esta hora ya tenía que haberme hecho $2 millones, pero vea, hoy no me he hecho nada”.
Ella indica que a raíz de la situación económica, muchas personas dejaron de frecuentar el lugar, en el que antes las filas de buses con excursionistas de diferentes regiones del país que venían a surtirse de ropa causaban congestiones. “Invitamos a la gente a que venga, acá por muy mala que esté la cosa con $60.000 se compra una buena muda de ropa de excelente calidad”, añadió.
El hormiguero humano seguirá creciendo, pues con la anhelada llegada de la quincena y la prima es muy probable que suba la fiebre de las compras, así haya inflación e incertidumbre económica. La temporada “apenas” está empezando y se espera que el 24 ningún niño tenga que preguntarse con tristeza “¿Mamá, dónde están los juguetes”?
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.