Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Hay 95.000 alumnos menos en las escuelas de Antioquia que hace 10 años

En Antioquia, las escuelas y colegios públicos pasaron de 515.000 matriculados en 2015, a 420.000 hoy. ¿Por qué?

  • Colegios y universidades privados y tradicionales del departamento pierden casi un 8% de las matrículas cada año. Hay 1.100 sedes educativas en Antioquia con menos de 10 estudiantes. FOTO julio césar herrera
    Colegios y universidades privados y tradicionales del departamento pierden casi un 8% de las matrículas cada año. Hay 1.100 sedes educativas en Antioquia con menos de 10 estudiantes. FOTO julio césar herrera
01 de junio de 2025
bookmark

La disminución en el número de nacimientos tiene rascándose la cabeza no solo a los fabricantes de teteros y pañales, sino a los educadores de todo el país, especialmente a los de Antioquia y Medellín.

Según estimaciones de Medellín Cómo Vamos, es la capital de Antioquia donde hay actualmente la mayor tasa de disminución de nacimientos en el país. Las estadísticas son contundentes: la tasa de natalidad de Medellín se ha reducido a la mitad en las últimas dos décadas, pasando de 16,2 nacidos por cada mil habitantes en 2006 a una tasa preliminar de 7,6 nacidos vivos por cada mil habitantes en 2023.

Este cambio demográfico ha llevado a que la participación de la población menor de 15 años en Medellín disminuyera del 25% en 2005 al 17% en 2025, mientras que la población mayor de 60 años aumentó del 10% al 18% en el mismo periodo. Se proyecta que para 2035, los menores de 15 años solo representen el 14%, y los mayores de 60 alcancen el 22%, convirtiendo a Medellín en la segunda ciudad principal más envejecida del país.

Esta recomposición de la pirámide poblacional tiene un impacto directo en el sistema educativo de Antioquia. El diagnóstico de cobertura educativa en el departamento que hace Medellín Cómo Vamos señala que la matrícula en primaria, secundaria y media en el departamento disminuyó un 4% entre 2019 y 2023, un ritmo más rápido que la disminución de la población en edad escolar (6-16 años), que fue de solo 1,8% en el mismo periodo. Esto significa una variación negativa neta en la matrícula de al menos 2,2%, incluso descontando el efecto del cambio poblacional.

Esta tendencia se refleja en menores tasas de cobertura bruta del sistema educativo en Antioquia, la cual pasó del 97% en 2019 al 95% en 2023.

La caída de la matrícula se observa con mayor fuerza en las áreas urbanas (-4,8% neta) en comparación con el área rural de Antioquia, donde hubo un aumento del 4,9%. Por niveles educativos, la disminución más marcada se dio en primaria (-5,6%) y secundaria (-4,4%), mientras que el nivel de media experimentó un aumento significativo del 15% por encima de lo esperado demográficamente.

Entérese: Envigado es el municipio con los colegios más tesos de Colombia

A nivel subregional, solo el Oriente antioqueño mostró un crecimiento de la matrícula (3% por encima del cambio demográfico), y el Valle de Aburrá se mantuvo constante, mientras las siete subregiones restantes registraron variaciones negativas, destacando el Norte (-10,1%) y el Suroeste (-8,8%). Según cifras preliminares para 2025, esta tendencia se ha exacerbado, con una disminución de la matrícula del 5% entre 2023 y 2025, frente a una previsión de caída poblacional de solo 0,5%, lo que podría llevar la tasa de cobertura bruta en Antioquia al 90%, el nivel más bajo desde 2018.

Ese crecimiento en el Oriente, especialmente en los municipios cercanos al Aburrá, se explica por el crecimiento de población que ha tenido recientemente la región, producto de la migración de familias principalmente desde Medellín.

Infográfico
Hay 95.000 alumnos menos en las escuelas de Antioquia que hace 10 años

El techo de la educación formal

El Secretario de Educación de Antioquia, Mauricio Alviar, confirma que el departamento enfrenta este fenómeno, con una reducción significativa en la matrícula oficial de educación básica y media, pasando de unos 515.000 niños en 2015 a aproximadamente 420.000 matriculados hoy. En el departamento hay 4.300 sedes educativas y cerca de 1.100, una cuarta parte, tiene menos de 10 estudiantes.

Aunque hay excepciones, esta caída de estudiantes es una tendencia generalizada que está afectando a la mayoría de colegios, tanto públicos como privados. En los últimos seis años, colegios privados en Medellín han reportado caídas de matrícula anuales de entre 8% y 10% anual, inclusive aquellos que aparecen en la parte alta de los rankings en las Pruebas Saber.

Es en los primeros grados, los preescolares y los jardines, que son la puerta de entrada al sistema educativo donde la situación es más crítica, es el primer eslabón de la cadena que siente la caída de los nacimientos. Mientras se oxidan los columpios y los pasamanos, el mercado de mascotas crece a tasas cercanas al 20% anual.

La caída de la matrícula, especialmente en el sector privado que depende de ella para subsistir, ha provocado cierres de instituciones. Según cifras del Ministerio de Educación, 6.263 sedes educativas cerraron en Colombia en los últimos seis años (2019-2024), representando cerca del 12% del total de sedes en el país. De estas, 39,1% eran privadas y 60,9% oficiales. Tan solo en 2023, se registraron 1.190 cierres. De esas, la mayoría tuvieron pobres resultados académicos en las pruebas Saber 11 en los últimos años.

En las universidades el fenómeno parece más complejo: la caída en la curva demográfica todavía no alcanza a la edad de los estudiantes universitarios, miles de jóvenes en el país que quieren estudiar no pueden hacerlo porque no hay cupos en las públicas o no tienen plata para las privadas, pero aún así las matrículas en las universidades privadas han caído y hay menos aspirantes para las públicas.

Cifras del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES, muestran el segundo número más bajo de matrículas en universidades privadas del país en 2022 desde 2015. Sin embargo, las universidades privadas antioqueñas todos los semestres reciben cientos de solicitudes para becas y programas de financiamiento que no dan abasto.

A eso hay que sumarle que en el último año el Icetex dejó de entregar casi el 80% de los créditos para educación y le quitó el subsidio que históricamente le había dado a las tasas, duplicando el valor de las cuotas para los estudiantes y sus familias.

En respuesta, cinco universidades antioqueñas (Eafit, UPB, EIA, CES y la Universidad de Medellín) se unieron, y a comienzos de este mes lanzaron un fondo para financiar a 2.500 jóvenes en los próximos cinco años (cinco por semestre) con tasas preferenciales y con la oportunidad de pagar hasta el 70% del valor de la matrícula después de terminar la carrera. En menos de un mes, ya van 367 solicitudes de créditos. En universidades como la UdeA o la Nacional, apenas hay cupo para el 10% de los aspirantes. Así que, aún con menos nacimientos, ni en Medellín ni en Antioquia ni en Colombia hay suficiente oferta de educación superior.

Más allá de la baja natalidad

Es bien sabido que los cambios culturales y educativos, el acceso a información sobre salud sexual y métodos anticonceptivos, y menos prejuicios religiosos influyen en que cada vez tengamos familias más pequeñas. Los altos costos de la calidad de vida y la crianza responsable, la incertidumbre económica, la crisis ambiental y el impacto de la pandemia también contribuyen. Además, en Antioquia, las secuelas de la violencia y el conflicto armado, incluyendo el asesinato de jóvenes y la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, también desaniman a tener hijos.

Pero hay otros elementos que inciden en la reducción de matrículas en colegios y universidades. La percepción de que la formación universitaria ha perdido valor, el encarecimiento y la elitización de la educación también influyen. Un estudio de la Fundación Bill & Melinda Gates en EE. UU. encontró que los altos costos, el estrés, la prioridad de conseguir trabajo y dinero rápido, y la incertidumbre sobre el futuro desmotivan a los jóvenes a continuar estudios superiores.

Por otro lado, la proliferación de programas virtuales, híbridos y mixtos, a menudo más cortos y enfocados en alta empleabilidad, resultan más atractivos, especialmente en contextos como el nuestro, donde son muy pocos los que pueden dedicarse a estudiar durante cinco años sin trabajar o aportar económicamente a los gastos del hogar. La falta de empleo juvenil, con una tasa de desempleo del 16% en el primer trimestre de 2025, tampoco ayuda.

¿Colegios para los viejos?

Frente a este panorama, educadores de la ciudad y el departamento trabajan para transformar los modelos educativos y hacerlos más pertinentes y alineados con las expectativas de las nuevas generaciones, así como de replantear el uso de la infraestructura educativa. Es cierto que hay menos niños, pero eso significa que habrá, muy pronto, más viejos.

Las universidades cada vez ofrecen cursos más cortos y los programas de extensión ganan protagonismo.

Por su parte, Alviar es enfático en que no se trata de “cerrar escuelas”, sino de pensar en la destinación que se les dará a aquellas sedes que se han quedado sin niños debido a la transición demográfica. Un foco importante debe ser la población adulta sin educación, para cerrar brechas de analfabetismo y ofrecer competencias adicionales.

Las escuelas, especialmente en la ruralidad, pueden convertirse en centros comunitarios aprovechando sus espacios para ofrecer formación en competencias laborales, emprendimiento e innovaciones sociales. Ya existen experiencias valiosas de educación para adultos, como un proyecto en El Peñol donde mujeres mayores de 40 años y emprendedoras obtuvieron su título de bachiller. Esta educación a lo largo de la vida es fundamental, especialmente considerando la dinámica del mercado laboral que demanda recalificación constante.

Los colegios privados también están explorando formas de adaptarse. Se están implementando nuevas didácticas y metodologías, como las “metodologías activas”, que van más allá de la clase magistral tradicional. Esto implica aprender a través de proyectos, retos y problemáticas del contexto, donde el estudiante participa activamente del proceso de aprendizaje. Allí, la tecnología juega un papel mediador crucial para facilitar la personalización y complementar estas nuevas didácticas.

Rectores y rectoras de colegios consultados para este artículo señalan que otro cambio importante es la creciente necesidad de que los colegios sean más que centros de enseñanza académica; deben ser acompañantes en la formación ciudadana, de valores y en el apoyo socioemocional de los estudiantes.

Reciben familias con una gran expectativa en el desarrollo del ser, las llamadas habilidades blandas (liderazgo, empatía, adaptabilidad, creatividad, etc) y las buenas relaciones interpersonales, más allá del alto desempeño académico tradicional. La preocupación por el “bullying” y la necesidad de fomentar la empatía son aspectos que hace años no eran clave. Todo esto mientras los profesores compiten por la atención contra un rival que ha demostrado ser imbatible: el celular. ¿Será posible darle la vuelta a la tuerca?

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD