En los archivos del hospital San Vicente de Paúl (hoy San Vicente Fundación) quedó registrado que el primer donante de sangre en la ciudad fue un hombre identificado como Pablo Mejía, que aportó su líquido vital para salvar la vida de su padre, Braulio Mejía.
Este dato de gran relevancia histórica para Medellín data del año 1949, cuando el San Vicente inauguró su banco de sangre tras haber tenido desde 1940 un servicio de transfusión, pues el concepto de bancos de sangre apenas empezaba a hacer carrera en el mundo.
El hospital existía desde 1913 como un aporte a la ciudad del empresario Alejandro Echavarría, con una consigna: “que sea un hospital muy grande, con la capacidad suficiente para albergar a todo hijo de Antioquia y el resto del país que necesite sus servicios”.
Dado que este centro médico seguía los cánones científicos y tecnológicos de hospitales europeos y de Estados Unidos, estar a la vanguardia en la ciencia médica y ofrecer a los pacientes la mejor tecnología era una obsesión. Y como en Estados Unidos en 1937 se creó el primer banco de sangre de América, fundado en el Cook County, hospital de la ciudad de Chicago, por el médico Barnard Fantus, el San Vicente no se quedó atrás y doce años después inauguró el propio junto a las instalaciones de la Policlínica Municipal, que atendía los pacientes más graves y los más necesitados de transfusiones.
En su primer mes, el banco realizó 456 transfusiones. Hoy la cuenta de los 70 años que está celebrando es incalculable.
¿Para qué estos bancos?
Carlos Arturo Vallejo Ríos, jefe del Banco de Sangre y Tejidos del San Vicente Fundación, señala que los bancos de sangre son importantes porque son necesarias las transfusiones a las personas que tienen pérdida del líquido, a las que no lo producen y las que lo tienen pero lo destruyen.
“A pesar de los avances de la ciencia, aún no hay sustitutos de la sangre. Lo que hay son sustitutos de los componentes, que son básicamente tres: una sustancia llamada plasma, que tiene proteínas; los glóbulos rojos y las plaquetas, pero no hay sustitutos de la sangre en su integridad”, explica.
Catalina Gómez Piedrahíta, bacterióloga del Banco de Sangre del San Vicente, indica que incluso, actualmente, hay donantes de los componentes y lo hacen aquellas personas que no desean donar el líquido de manera integral.
Las transfusiones, además, también se hacen por componentes. A nadie se le transfiere la sangre pura como es donada, pues mientras unos pacientes requieren plaquetas, otros necesitan plasma o glóbulos rojos. A veces, algunos necesitan dos o los tres componentes, pero aun así se le aplican por separado. Por eso la sangre, una vez captada al donante, se somete a separación con aparatos de última tecnología. La separación implica que por cada donación se salvan tres vidas.
“Cuando la persona dona la sangre, sigue un proceso de trasabilidad, que implica el almacenamiento de hemocomponentes, separación, transformación y fraccionamiento, teniendo en cuenta aspectos como temperatura y peso”, detalla Catalina.
Curiosamente, aunque la humanidad fue consciente de la necesidad de las transfusiones, la mejor evolución de estas apenas llegó en el siglo pasado. El desconocimiento era tal, que en la Edad Media hubo intentos de transfundirles sangre de animales a los humanos.
El portal Acces Medicina reseña que “el Papa Inocencio VIII, en fase terminal de una insuficiencia renal crónica, recibió la sangre de tres niños de 10 años en 1492, probablemente en la forma de un brebaje, con el desafortunado resultado de que tanto el Pontífice como los tres jóvenes veniseccionados fallecieron”.
La sangre era vista como un líquido único hasta principios del siglo XX, cuando se descubre el sistema ABO gracias al científico Karl Landsteiner. Este sistema identifica tres tipos de grupos: los de antígeno A, de antígeno B, y 0 (cero) sin antígenos. (Ver infografía).
Vallejo, que es médico de la Universidad de Antioquia con especialización en Medicina de Laboratorio del CES, explica que este descubrimiento cambió la visión de las transfusiones, pues permitió descubrir que esta solo es seguro hacerla entre grupos compatibles. Entre incompatibles puede provocar reacción inmunológica y desembocar en hemólisis, anemia, fallo renal, choque circulatorio y hasta la muerte.
La necesidad de sangre
Tener sangre disponible para suministrarles a los pacientes se volvió una necesidad de los grandes hospitales. En Colombia, la red de bancos de sangre es cercana a los 90, y 14 de ellos están ubicados en Antioquia. (ver Paréntesis).
El Banco de Sangre de la Cruz Roja tiene la particularidad de que almacena sangre para distribuirla a hospitales de bajos recursos sin banco propio. Este año, este banco cumple 55 años de existencia, con un promedio de 50.000 donantes por año. Cifras reveladas por la entidad dan cuenta de que en 2018 llegó a los 27.823 donantes de sangre total y 2.773 por aféresis (por componentes) y distribuyó 45.379 componentes sanguíneos.
En 2018, a través de su director, Juan Gabriel Cubillos, el banco de la Cruz Roja lanzó una alerta por un déficit del 40% en las reservas de sangre debido a la escasez de donantes por mitos que hablan de que donar sangre engorda o resta potencia sexual.
Al respecto, Cubillos aclaró que “la potencia sexual no tiene nada qué ver con la donación; cuando uno realiza una acción altruista se produce la hormona de la felicidad, llamada oxitocina, que genera bienestar en las personas”, y esto beneficia el sexo, argumentó.
La doctora en Epidemiología Fernanda Hernández explica que el aumento de peso se da si se consumen más calorías de las que se queman y no tiene ninguna relación con la extracción de sangre del cuerpo: “antes hay estudios que confirman que cuando se dona se queman hasta 650 calorías”.
En los países más desarrollados, la tasa de donantes es de 40 por mil habitantes y en Medellín es del 25 por mil, dice el médico Vallejo. En el San Vicente el promedio es de 1.000 donantes por mes.
En fechas especiales como Año Nuevo y Día de la Madre, la necesidad de sangre es mayor, pues se presentan más riñas y accidentes y se merman los potenciales donantes, pues hay mucha más gente alicorada y en esta condición no se puede donar. En 2018, el Día de la Madre el país reportó 5.782 casos de riñas a nivel nacional (465 casos más que en el 2017), lo que significó un incremento del 9%.
En Medellín y el Valle de Aburrá se contaron 1.405 riñas (el 20% del país), seis asesinatos y decenas de heridos. Este hecho pone de presente la importancia de tener sangre disponible para transfusiones.
El banco recuerda épocas como la del narcotráfico (décadas del 80 y el 90), cuando la cifra de asesinatos era de 20 o más diarios en promedio, con una tasa de 4,6 por cada 1.000 habitantes y con abundantes lesionados, lo que puso a prueba la necesidad de fortalecer esta institución, como ocurrió a mediados de los 90, cuando se le adecuó una nueva sede en el bloque 15 del hospital, con mucha más amplitud y mejor tecnología .
$50
pagaba el San Vicente por 500 cm de sangre en 1959. Hace años ya no se paga.