Para llegar hasta el municipio de Urrao desde uno de los resguardos de la etnia Embera Yabida hay que caminar tres días. Algunos miembros de la comunidad lo hacen una vez al mes para vender los productos que cultivan y, con ese dinero, obtienen el resto de alimentos que necesitan. Pero en tiempos de pandemia el camino está cerrado. Y aunque el virus aún no entra, el hambre ya llegó.
Así lo explicó Guzmán Cáisamo, coordinador del programa Cultura y Educación de la Organización Indígena de Antioquia (OIA) y docente de la Universidad de Antioquia, quien indicó que por medio de la Guardia Indígena se está restringiendo el ingreso y salida de los territorios, siguiendo la recomendación expresa que hizo el Ministerio de Salud.
“La medida de resguardarnos va a salvar muchas vidas. Pero ya llevamos casi un mes encerrados en los territorios, y la situación de hambruna nos preocupa”, expresó Cáisamo.
Generalmente, las comunidades siembran sus tierras con cultivos de pan coger, como maíz, fríjol, plátano y yuca, explicó Gustavo Vélez, consejero de Salud de la OIA. Sin embargo, el tamaño de las tierras no les permite producir grandes cantidades y los alimentos escasean debido a que buena parte del trabajo en los cultivos está en pausa, no solo a raíz de la pandemia: también del conflicto armado.
“En el departamento hay comunidades que llevan confinadas entre cuatro y cinco meses porque hay conflictos entre grupos al margen de la ley en sus territorios. Necesitamos apoyo con alimentos”, dijo Vélez.
Las ayudas, aseguró Richard Sierra, gerente Indígena de la Gobernación, están en camino. Explicó que se está trabajando en el abastecimiento de estas poblaciones con recursos del fondo Antioquia Solidaria.
Por su parte, la Gerencia de Seguridad Alimentaria de Antioquia avanza en el proceso de entregar de forma directa 5.297 paquetes alimentarios a indígenas. Sin embargo, Sierra agregó que sigue siendo una tarea compleja en términos de logística y aún hay muchos retos pendientes.