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Por la pandemia que llevó a un encierro obligatorio, la Policía ha llevado más de 180 serenatas a distintos lugares del Valle de Aburrá como parte de su tarea social, función que para algunos ciudadanos es positiva porque envía un mensaje de ánimo y para otros cuestionable por el momento que se vive, tal como se desprende en la lectura de los más de 600 comentarios hechos en nuestras redes de Facebook y Twitter a propósito de una pregunta que hicimos sobre este rol.
La última de esas incursiones musicales la llevó a 80 madres de neonatos de la Unidad Intermedia La Piloto de Manrique, donde nace la mayoría de niños de esa comuna de Medellín, el pasado Día de la Madre.
Con flores y rancheras, a ellas se les hizo sentir que no estaban solas. Así lo expresó la capitana Deisy Aponte, jefe de Prevención y Educación de la institución en el Valle de Aburrá: “ellas son símbolo de vida, son luchadoras”. Lili Cuadrado, una de las mamás, afirmó sentirse conmovida: “estoy feliz, nos imaginábamos que íbamos a pasar solas y no fue así”.
Y es que en estos casi dos meses de cuarentena, la Policía ha llevado serenatas a los barrios, ha celebrado fiestas de 15 y otros aniversarios a personas a las que la fecha las cogió encerradas. Y ha llevado ayudas alimentarias a personas en condición de calle. Un rol tal vez diferente al que se acostumbró la sociedad.
El coronel Omar Rodríguez, subcomandante de la Policía Metropolitana, señaló que la función de la institución se desarrolla en dos dimensiones: la prevención y reducción del delito, y la social, que acompaña la comunidad y apoya labores humanitarias: “La seguridad no la hemos descuidado. Al contrario, en marzo, abril y mayo hemos tenido reducción del 80 % en todos los delitos, como homicidios, hurto y violencia intrafamiliar”, afirmó el oficial.
Aclaró que la labor social es un pilar de la institución que siempre se ha cumplido, solo que en esta cuarentena se ha hecho más visible por el momento que vive la humanidad.
En lo social, con apoyo de la Fundación Salvar Vidas Ya, ha llevado 53.000 almuerzos a personas vulnerables, ha repartido más de 17.000 panes con chocolate entre habitantes de calle e inquilinatos y ha instalado 72 comederos para caninos callejeros.
Y precisó que en esta tarea no se han invertido recursos, pues todo se ha obtenido con donaciones de supermercados, la empresa privada, las panaderías y los floricultores. Y en colectas de la propia Policía.
Al preguntar en las redes sociales de EL COLOMBIANO sobre el tema hubo 461 comentarios en Facebook y 161 en Twitter, con voces de apoyo y rechazo:
“La gente necesita es comida, para algunos puede ser más tortuoso y deprimente escuchar “Color de esperanza”, de Diego Torres. Hay que respetar los gustos musicales”, señaló Rodrigo Díaz Roldán.
Jaime Taborda comentó que “no faltan los amargados. Hay gente que no tiene su mente bien y es bueno que vean y escuchen algo de actividad, eso mejora su soledad”.
Carlos Jiménez dijo que es “desperdicio de los recursos públicos, en lugar de andar cumpliendo con su función de seguridad”. Marcela Mejía opinió que la labor “anima a personas que necesitan aliento” .