viernes
8 y 2
8 y 2
En Puerto Triunfo, Antioquia, en el corregimiento Estación Cocorná, hay una “tortugóloga”, como ella misma se califica, que ha salvado la vida de 6.566 tortugas de río. Aquel lugar colorido tiene como protagonistas la fauna y la flora. El comité de bienvenida está a cargo de perros y gatos que andan libres por el lugar adornado con esculturas de tortugas de varios tamaños. La vida gira en torno al río Claro Cocorná Sur.
Isabel Romero, “Chava”, como la conocen en su tierra, es especialista en tortugas, desde hace más de 50 años que vive allí le han llamado la atención. “Iba con mi papá a la orilla del río, lo acompañaba y le ayudaba en sus labores, en esa época había muchas pero cada vez hay menos. Me empecé a preguntar qué pasó”, cuenta.
La tortuga de río colombiana está a punto de extinguirse, explica esta mujer de baja estatura y piel morena, alegre y con artesanías en forma de tortuga colgando en sus orejas. Terminó el bachillerato en 2010, y aunque tenía en ese entonces más de cuarenta años, se tomó muy enserio su trabajo de grado como bachiller, con un proyecto de conservación de las tortugas, tomando como ejemplo los tortugarios de Lorica (Córdoba) y Puerto Berrío (Magdalena Medio antioqueño).
Como una idea pequeña, ese año nació el Centro de conservación de Tortugas, que comenzó a recibir apoyo de entidades como Cornare y el Área Metropolitana. Incluso Aurelio, uno de los vecinos de La Chava, quien desde que era un niño se dedicaba a la caza y comercialización de huevos de tortugas terminó haciendo parte del proyecto.
Para la creadora del Centro de Conservación, su misión en la vida es “conservar la tortuguita de río, impulsar el turismo de naturaleza, dar a conocer una región biodiversa y favorecer a las familias de pescadores, porque nuestra empresa es el río, él nos sostiene y tenemos que protegerlo”.
¿Un “tortugólogo”?
Chava y sus “secretarios”, como llama de cariño y entre risas a todos los que hacen parte del equipo, se encargan de adoptar a las tortugas que han sido traficadas, para darles un ambiente adecuado en las dos piscinas, playa artificial y zona de pastoreo con que cuenta el lugar.
Ahí las que llegan siendo víctimas de tráfico de fauna silvestre, comienzan un proceso de rehabilitación y liberación. Pero no siempre es posible, como en el caso de una de las especies que llegó ciega, después de vivir en una casa de familia en donde no contaba con el agua y ni las condiciones para estar bien.
Las que pertenecen a hábitats diferentes al río tampoco pueden ser dejadas en libertad en esa zona, porque probablemente morirían, entonces, se quedan en una de las dos piscinas. “Algunas tortuguitas pecan porque son muy lindas”, se lamentó Chava.
La recolección de huevos es una de las principales labores que hacen en el Centro, para impedir que traficantes ilegales los roben. De esta función se encargan “los empíricos de la zona”, explicaron, y, los que corren algún peligro son llevados a dos salas de incubación artificial.
El 70 % de las incubaciones son de hembras y 30% para machos. “A mayor temperatura (38 grados), salen hembras”, indicó la “tortugóloga”, quien ha contado con investigadores de la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional para la detección del sexo, el monitoreo y la marcación de los animales.
El biólogo de Cornare, David Echeverri, explicó que cuando salen del cascarón, no se van al río, sino que se meten dentro de la arena y sanan el epitelio. Seis días despuésvan por agua. Antes de liberarlas, con una máquina especial, llamada tabla de muesqueo, marcan sin dolor a las pequeñas tortugas. En el proceso de incubación existe un 99.8 % de seguridad de que los huevos eclosionen y comience el proceso de liberación, indicó Echeverri, quien señaló que los nacimientos y liberaciones se dan dos veces al año.
Quiero recorrer el mundo, escuchar y contar historias. Quiero mirar a los ojos y sonreír en la calle a los desconocidos