El rumbo político que tome el país durante los próximos cuatro años estará determinado en gran medida por los resultados que este domingo se conozcan en Antioquia, el departamento con el censo electoral más grande y un bastión clave para todos los partidos políticos.
Con más de 5 millones de votantes (solo por debajo del distrito de Bogotá, con 5,9 millones), la región tendrá un papel protagónico en el moldeamiento de las fuerzas que configurarán el nuevo Congreso de la República y el abanico de candidatos que se enfrentarán en las próximas elecciones presidenciales del 29 de mayo.
Además de su abultado censo, que con base en los porcentajes históricos de abstención se podría reducir casi a la mitad (cerca de 2,1 millones de votantes participaron en las últimas elecciones legislativas de 2018), otros datos dan cuenta de ese peso en las urnas.
En el caso de los partidos que lograron las bancadas más robustas durante el último periodo, los resultados hablan por sí solos.
Por ejemplo, por el lado del Centro Democrático, que obtuvo la votación nacional más grande en 2018, de los 2,5 millones de votos que logró solo en el Senado, 591.332 fueron aportados por Antioquia; es decir, casi una cuarta parte (23%).
En el Partido Conservador, que logró 1,9 millones de votos en el país, Antioquia puso 254.639, que equivalen a una quinta parte (13%). Una proporción muy similar a la del Partido Liberal (12%) y a la del Partido de la U (7%).
Sumas y restas
Para varios analistas, la lucha por conservar esa base será crucial para cada una de esas colectividades, en un panorama en el que no solo está en juego la participación en el Congreso, sino las consultas para las presidenciales.
Por el lado del Centro Democrático, Fredy Chaverra, politólogo de la Universidad de Antioquia, advierte que las cuentas se muestran adversas. Primero, por la salida del expresidente Álvaro Uribe del tarjetón electoral, que en las legislativas pasadas aportó el 40% de los votos de su partido en Antioquia.
En segundo lugar, el analista agrega que deben preverse los coletazos que podrían derivar del desgaste que ha venido acumulando el gobierno Duque, que como quedó registrado en una encuesta de Invamer publicada en enero pasado apareció con un rechazo en su gestión del 71% de los ciudadanos.
Dentro de las cartas que se juega ese partido, que en las pasadas elecciones a la Asamblea tuvo su mayor fuerza en subregiones como el Valle de Aburrá, el Oriente cercano, el Norte y el Suroeste de Antioquia, está la llegada del candidato Andrés Guerra, que compitió por la Gobernación donde obtuvo 661.279 votos en 2019 e impulsa varias candidaturas a la Cámara.
Desde la orilla contraria, agrega el docente de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, Carlos Builes, la balanza podría inclinarse ligeramente a favor del Pacto Histórico, que con su lista cerrada podría alcanzar algunos escaños en la Cámara de Representantes.
En el terreno de las consultas, agrega Chaverra, la lucha por Antioquia es igual de intensa, tal como lo demuestra la avanzada de Petro por revertir sus malos resultados del pasado.
“Antioquia es la mayor preocupación de Petro, lo que se demuestra en las más de 10 veces que ha realizado visitas. Él está enfocando su estrategia en trabajar en llave con el liberalismo y con Quintero”, plantea el analista, recordando que el aterrizaje de figuras como el polémico exconcejal Álex Flórez y sus pronunciamientos defendiendo al alcalde dan cuenta de ese trabajo en llave.
En el caso del Partido Liberal, tal como lo ha venido contando EL COLOMBIANO desde enero pasado, el precandidato de la Colombia Humana ha estrechado lazos con políticos como Julián Bedoya, que cultiva una sólida base de votantes en municipios como La Estrella y otros del Bajo Cauca antioqueño.
Dentro de los políticos que se han sumado al candidato de izquierda también sobresale el representante León Fredy Muñoz, de la Alianza Verde, que lideró la votación departamental de esa colectividad en 2018 y hoy busca saltar al Senado.