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Medellín se volvió refugio de mascotas abandonadas

Fundaciones de la capital paisa traen gatos y perros que no adoptan o que están enfermos en otras zonas del país. Estos son los líderes de estas obras.

  • Alexandra Ramírez, líder de Canes Guerreros, acoge caninos de raza especial, la que casi nadie adopta y la que más abandonan. Contacto: 3042167913 FOTO cortesía
    Alexandra Ramírez, líder de Canes Guerreros, acoge caninos de raza especial, la que casi nadie adopta y la que más abandonan. Contacto: 3042167913 FOTO cortesía
  • Claudia Castrillón lidera la Fundación Escuadrón Solidario. Contacto en Instagram como @escuadronsolidario. FOTO jaime pérez
    Claudia Castrillón lidera la Fundación Escuadrón Solidario. Contacto en Instagram como @escuadronsolidario. FOTO jaime pérez
  • María del Mar salva gatos en abandono y los da en adopción. Contacto en Instagram como matruska cat_lovers. FOTO carlos velásquez
    María del Mar salva gatos en abandono y los da en adopción. Contacto en Instagram como matruska cat_lovers. FOTO carlos velásquez
06 de abril de 2022
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Cuenta Claudia Castrillón, una protectora de animales de Medellín, que entre sus mascotas hay un perro criollo de nombre Rayo que fue rescatado prácticamente de una tumba en Cali, donde lo habían golpeado y enterrado vivo, por lo cual el canino perdió la movilidad y estuvo a punto de morir si no salvan a tiempo.

Cuando conoció el reporte, ella no dudó en traérselo a Medellín, donde le inició un proceso de recuperación que incluyó la adaptación de una carretilla o caminador, con el cual Rayo ahora puede desplazarse sin dificultad por los espacios de su albergue en Caldas.

Un caso similar pasó con María del Mar Restrepo, una joven auxiliar veterinaria que tiene un refugio para gatos en Envigado, entre cuyos felinos hay uno llamado Armando Rueditas, rescatado en Quibdó con una lesión en la médula espinal tras haber sufrido un aparente garrotazo en el lomo que lo había dejado sin movilidad.

Igual que Claudia, María del Mar le dio refugio, le hizo fabricar una carretilla que le devolvió la movilidad, le inició una terapia con masajes en las patitas y con alimentos especiales y ahora puede llevarlo de paseo en ciertas horas del día y disfrutar viéndolo crecer y ser autosuficiente para movilizarse.

“Él aprendió a subirse a las camas y los muebles y está aprendiendo a llevar una vida normal, a valerse por sí mismo”, afirma esta joven rescatista, cuyo refugio se llama Matruska, donde recupera felinos maltratados, abandonados o en riesgo, que luego entrega en adopción o los deja como parte de su familia.

Otro milagro similar lo logró Alexandra Ramírez, del hogar Canes Guerreros, que funciona hace tres años en el corregimiento San Cristóbal, especializado en albergar animales de manejo especial (conocidos como potencialmente peligrosos). Ella fue hasta Frontino para traerse una Pitbull llamada Kira, que no podía caminar y que pese a ello los dueños (una pareja de consumidores de drogas) la usaban para sacarle crías y comerciar con ellas. “Con la venta de los cachorros financiaban su consumo, un aberrante de abuso del animal”, cuenta Alexandra, que ha ido hasta Barranquilla, Santa Marta y La Guajira a traer animales maltratados para darles nueva vida.

Afirma que los viajes de rescate los costea con sus recursos y los de otras personas que la apoyan en su causa. “La última vez que fui a Barranquilla me traje siete perros”, dice.

Estos ejemplos son una muestra de que en Medellín las cerca de 130 fundaciones animalistas que existen no solo salvan las mascotas en abandono de la ciudad sino que también acogen las de otras ciudades, especialmente de la costa Atlántica, donde los casos de maltrato y abandono son comunes y, en muchos casos, degradantes. Este papel de la capital antioqueña como buen samaritano ha creado un efecto que algunos animalistas consideran adverso, pues en la Costa las alcaldías no asumen su obligación de invertir recursos para socorrer sus propios animales.

Silvia Ospina, una de las rescatistas más reconocidas de la ciudad, afirma que se volvió costumbre que ya no envíen dos o tres animales sino camionados. “En la costa, por el clima caliente, los gatos se reproducen más veces al año, son miles los abandonados en las calles, y al principio mandaban tres o cuatro gatos en un guacal, pero ahora mandan camiones llenos, muchos mueren en el camino, otros vienen enfermos y lo peor es que allá no cumplen su obligación de cuidarlos porque saben que acá encuentran quién los acoja”. Dice que lo ideal sería poder ayudar a todos los animales, pero advierte que si la misma Perla (hogar de acogida de la alcaldía de Medellín) está sobrepoblada, es complicado salvar mascotas de otras partes cuando no se alcanza a cubrir los de la misma ciudad.

En contraste, Paola Pineda, de la Fundación Donatón por los Animales, que realiza jornadas de recolecta de concentrado para repartir entre fundaciones y albergues, sostiene que los animales no saben de regionalismo y simplemente si sufren hay que ayudarlos.

“A los de la costa, por el maltrato que reciben, es a los que más habría que ayudar. No es fácil, porque ellos tienen hemoparásitos que contagian a las mascotas de acá y debe hacerse con mucho cuidado. Ellos duermen en la playa y no pueden beber agua del mar, sufren mucho en las calles”.

Añade que ayudarlos es compartir un poco de lo que tiene Medellín, donde hay una política pública de asistencia animal, que realiza jornadas de esterilización y adopciones y hay más de cien fundaciones luchando por su bienestar n

Gustavo Ospina Zapata

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

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