A falta de realizar los últimos estudios especializados en geotecnia y sismicidad, un lote de 55 hectáreas ubicado a ocho kilómetros del Murindó actual se erige como la alternativa más viable para que se traslade de una vez por todas a las cerca de 700 familias que no quieren vivir más con el agua al cuello.
La decisión quedaría en firme esta misma semana, luego de que el equipo de once profesionales de la Universidad Nacional analice los estudios y el proyecto de traslado del casco urbano de Murindó avance hacia la etapa de diseño del prototipo de vivienda que tendrá el nuevo pueblo.
Jorge Eliécer Maturana, alcalde de Murindó, le contó a EL COLOMBIANO que el lote más opcionado está ubicado en un sector que es conocido coloquialmente como Pueblo Yuca:
“Estamos buscando el lugar donde estemos menos expuestos a los sismos y donde las inundaciones no nos afecten tanto”, indicó el mandatario.
Detalles del proyecto
Antonio Romero Hernández, director del departamento de Materiales y Minerales de la Facultad de Minas de la U.N. Sede Medellín, detalló que la elección del lote se ha extendido por la complejidad de la zona y porque a pesar de que hay muchos terrenos baldíos, son zonas selváticas que no se pueden llegar a deforestar para realizar todo el montaje que implica una cabecera municipal.
El nuevo casco urbano de Murindó contempla además de las 700 viviendas unas 20 obras anexas con servicios de salud y proyectos claves para la conectividad como una pista de aterrizaje.
Hasta allí llegará además una carretera que está en construcción y que servirá como salida hacia el río Atrato. Los encargados de la infraestructura esperan luz verde sobre cuál será el lote para terminar los dos kilómetros que faltan.
Una vez se defina el lote por criterios técnicos y haya claridad sobre los tipos de vivienda que serán utilizados, que se acomoden a los núcleos familiares de la comunidad afro y la complejidad de un terreno hostil, comenzarán las obras que aspiran a ser entregadas finalizando este 2019.
De acuerdo con John Jairo Estrada, gerente del proyecto de la Gobernación de Antioquia, luego de la reciente visita al municipio, que se realizó la semana pasada, se evidenció que el proyecto va por buen camino y las obras comenzarían en un tiempo estimado de dos meses.
Sobre los costos del proyecto tanto Romero Hernández como el mandatario local, coincidieron en que construir las viviendas nuevas y toda la infraestructura complementaria (servicios de salud y recreativos) puede rondar los 400.000 millones de pesos.
Incluso la población podría crecer porque luego del último censo aparecieron cerca de cien familias que regresaron luego de huir de las inclemencias del tiempo y del rigor implacable de la violencia.
No más tragedias
Los habitantes del municipio anhelan que el proyecto se cristalice y que no vuelvan a vivir situaciones como las del 2017, cuando estuvieron inundados por cerca de ocho meses producto de las fuertes lluvias que desbordaron los ríos Murindó y Atrato.
A pesar de que este 2019 la primera temporada invernal no fue tan dramática, sí ocasionó inundaciones que afectaron a cerca de 7 mil personas en la región y cobró la vida de Mario Panesso Guarín, un joven de 15 años que se lanzó al río huyendo de unas avispas y fue arrastrado por la fuerte corriente del afluente.