El pasado martes, la Alcaldía de Medellín habilitó como paso peatonal la Calle 57A, Barbacoas entre la Avenida Oriental y la carrera 47 Sucre del centro de Medellín; sin embargo, no todos han quedado contentos con la medida.
De acuerdo con la administración, la vía de cerca de 58 metros quedó para el disfrute de la ciudadanía, así como “para la apropiación social, la diversidad y la movilidad activa y sostenible”, sobre todo de la comunidad LGBTIQ+; que lleva cerca de seis décadas en esta zona.
La adecuación del nuevo corredor peatonal contó también con una intervención artística consistente en un patrón de pintura en el suelo con los colores representativos de la bandera LGBTIQ+ sobre ambos costados de la misma, así como en los pasos peatonales.
De acuerdo con Sebastián Arenas, representante de esta comunidad, la peatonalización de la vía responde a una necesidad civil que desde hace más de cinco años estaba siendo solicitada a la administración por parte de dicha comunidad que también repercute en la reivindicación de derechos a comunidades vulnerables como la población LGTBIQ+.
En una visita que hizo EL COLOMBIANO a la zona, encontró opiniones disímiles sobre el cierre del tramo vial. Por un lado, los comerciantes del entretenimiento y la comunidad objetivo están contentas con la intervención, mientras que otros habitantes históricos de la zona tienen algunos reparos. Al fondo de ellos, el trancón que siempre se hace sobre la calle 57A entre las carreras 47 y 50 y la soledad de la mañana del nuevo paso peatonal contrastaban el panorama.
Por ejemplo, Candela –una mujer trans del sector– indicó que la peatonalización es algo muy bueno que hará la zona más segura en términos de movilidad. Recordó que esto es una lucha que se tenía desde hace años, pues la calle estaba siendo subutilizada y cuando mucho usada como parqueadero o como “escape” a los trancones que se formaban en la carrera Sucre.
Igual opinó uno de los dependientes de uno de los bares vecinos, quien indicó que con el cierre de seguro llegarán más clientes y ya podrán “farrear más tranquilos”.
“La vía hacía rato la habían vuelto parqueadero y hasta las motos se venían en contravía y esto acá lleno de gente. No hubo accidentes, pero muchas veces casi pasaron. Vamos a ver que es lo que pasa con el tema de los parqueaderos de motos de la gente que venga”, dijo.
De otro lado, otro de los comerciantes con casi una década en la zona indicó que el taco siempre ha estado con o sin cierre de la calle, por lo que no consideraba un defecto de la medida. Aún así, lo que sí indicó es que más allá del tema de movilidad, la peatonalización no tendrá ningún efecto en el tema de seguridad de la zona y menos repercutirá en el turismo como la alcaldía espera que pase.
Bajo la misma línea opinó otro empresario de Barbacoas quien lleva 20 años en el sector. Este añadió que con él no se socializó el proyecto y que encima no le concedieron la posibilidad de habilitar un pequeño espacio para aparcar el vehículo con el que hace sus entregas. Ahora lo debe dejar a un costado de la Avenida Oriental, a merced de lo que le pueda pasar.
El secretario de Movilidad de Medellín, Víctor Hugo Piedrahita, defendió el cierre como una forma de fortalecer las zonas urbanas de aire protegido Zuap indicando que este es también un ejercicio de apertura, de equidad y de respeto para que la comunidad participe del espacio.
“Devolverle el espacio público a la ciudad es uno de los principales retos de la Secretaría para construir la ecociudad. Los invitamos a caminar el centro y a visitar Barbacoas”, dijo.
En la ciudad, calles como Pichincha y Alhambra ya han sido peatonalizadas, igual ha sucedido con otros sectores de El Poblado.
