La historia del Plan Parcial de Naranjal está plagada de tropiezos y polémicas. Es tanto así que el exconcejal Bernardo Alejandro Guerra lo bautizó como una “tragedia inmobiliaria”. Líos jurídicos, acciones populares en contra del proyecto y encontrones entre la administración y los constructores hacen parte del historial. Pero ayer, según el gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), Wilder Echavarría, comenzó una nueva era para Naranjal. Al fin, después de casi dos años de para, las obras retornarán y, aunque con retos por resolver, parece salir del escollo que lo tenía frenado.
Antes de contar en detalle lo anunciado por la EDU, hay que hacer un poco de memoria. Echavarría recordó que en 2019 se retiró del proyecto a Cass Constructores, la empresa que estaba a cargo de las obras.
Desde eso, el proyecto quedó en manos exclusivas de la EDU y los trabajos terminaron en el limbo. Con eso, 120 familias se quedaron esperando sus apartamentos. “Es un hecho que les vamos a responder a estas 120 familias que invirtieron su dinero en la fiducia. En 14 meses estarán listas las obras de la segunda unidad del proyecto. Lo importante es devolver la confianza sobre el proyecto”, precisó Echavarría.
El plan parcial está compuesto por cinco etapas. De ellas, solo se ha construido, parcialmente, la segunda. Esta, que comenzó a ejecutarse en 2014, comprendía la construcción de cuatro edificios habitacionales, de los cuales solo dos han sido terminados. El anuncio de la EDU tiene que ver, precisamente, con la culminación de esta unidad.
Para terminarla se abrió en octubre pasado una convocatoria pública. Según la EDU, cuatro oferentes se postularon, saliendo elegido el consorcio Arrabal-Naranjal 2021, integrado por cuatro empresas: Grupo Qualitas Corp, Sucursal Colombia, IGV S.A.S y CMS Desarrollos S.AS. Además de la terminación de la unidad dos, se dio vía libre a la estructuración y financiación de la unidad tres.
“No nos concentramos solo en seguir el proceso jurídico, sino en buscar un inversionista para destrabar el proyecto. Este anuncio demuestra que la renovación urbana es el camino para crecer de manera compacta, tal como lo estableció el Plan de Ordenamiento Territorial de 2014”, comentó Echavarría.
El gerente precisó que la culminación de la segunda unidad tendrá un costo de $34.000 millones y, para la tres, hay un plazo de ejecución de 72 meses. En esa se tiene la dificultad de que la gestión predial no ha terminado. Apenas se han adquirido el 55 % de los predios requeridos, dijo Echavarría.
Paralelo al despegue del proyecto, luego de más de año y medio de para en medio de líos jurídicos, avanza en el Tribunal Administrativo de Antioquia una demanda por $51.000 millones contra el anterior constructor. La idea es resarcir a los perjudicados por las demoras en las obras.
Nancy Maya, líder comunitaria de Naranjal-Arrabal, comentó que la reactivación de la obra es “una excelente noticia”. Comentó que para la unidad dos no tuvieron en cuenta las opiniones de la comunidad. Ahora, dijo, se sienten más escuchados.
Pese a esa visión positiva, la líder contó que las afectaciones han sido ingentes para los habitantes de Naranjal. “Esto se volvió tierra de nadie. La verdad es que la administración municipal nos abandonó. Las propiedades y la vía pública están deterioradas. Los predios demolidos para las obras apenas fueron rozados ayer, porque sabían que venía el alcalde. Esos espacios se convirtieron en montes, nidos de ratas. Se nos volvió un problema de salubridad por culpa de las obras paradas”, declaró Maya.
Los planes parciales
El Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín de 2014, que está vigente, puso especial atención en uno de los problemas principales de la ciudad: la falta de espacio para crecer. Al estar en un valle estrecho, que en realidad es un cañón atravesado por un río, la urbe creció hacia las laderas. En las montañas de la ciudad se treparon casas y edificios de apartamentos. Así, el borde urbano rural se pobló y eso provocó un detrimento de la calidad de vida de los pobladores.
Para evitar que ese crecimiento siga extendiéndose en la ladera, el POT propuso que el desarrollo inmobiliario de Medellín se hiciera sobre las riberas, en la parte plana. En el plan quedó consignada la figura de los planes parciales. Con ellos se determina un polígono de intervención, con ventajas locativas, para integrar una serie de predios, mezclar los usos del suelo y planificar, desde cero, su urbanismo.
Sergio López, director de Planeación Medellín, indicó que los planes parciales no han calado del todo en la ciudad. “La gente no le creía a estos planes. Estamos tratando de sacarlos adelante, con inversionistas y dueños del suelo que están dispuestos. Resolver los problemas de Naranjal es un impulso para los demás. Ahora tenemos que hacer lo propio con Perpetuo Socorro, Santa Fe y San Antonio. En mi despacho tengo 56 planes parciales aprobados”, indicó el director.
Felipe Vélez, exdirector de Planeación Medellín, explicó que la idea de tener una ciudad más compacta comenzó desde el POT de 1999. Desde su óptica, la urbe ha avanzado en buena medida hacia la densificación de la zona más plana.
El experto señaló que Naranjal sirve como experimento dentro del modelo de planes parciales. “Es un primer ejercicio que ha tenido líos y se ha ensombrecido por los problemas sufridos. Creo que Naranjal es una deuda histórica y deberá servir como ejemplo de cosas que no deben repetirse en los siguientes planes parciales”, comentó.
En cuanto al anuncio de la EDU, Vélez señaló que es una buena noticia. Que se destrabe el plan, opinó, envía una buena señal a nuevos inversionistas. “Es un esfuerzo importante de la administración. Naranjal ha estado presente en todos los POT. Es muy positivo que se destrabe”.
Sin embargo, el experto consideró que los planes parciales tienen una falencia: carecen de un operador urbano. Si se designara uno, por ejemplo, se avanzaría más rápido en la gestión predial.
Explicó la idea: “El operador podría mediar con los moradores. Toda la obligación no debe caer sobre la EDU. Esa institución tendría la facultad de hacer expropiaciones cuando haya mayorías, lo que permitiría un avance mucho más acelerado de los planes”.
Vélez fue enfático en que el desarrollo de los planes parciales debe estar articulado entre todos los sectores. Es decir, debe haber una sinergia entre públicos y privados, además de la voluntad de los moradores.
Diálogo público-privado
Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura en Antioquia, José Fernando Villegas, advirtió que se dieron cuenta del anuncio de la EDU por los medios de comunicación.
“La Alcaldía ha hablado de eso y de la creación de empleos en el sector de la construcción. Sin embargo, hasta el momento no hemos recibido ninguna información ni nos han llamado para hablar sobre el tema. Con esta administración no ha habido articulación con el sector privado” , comentó el líder gremial.
Doris Tarchópulos, doctora en urbanismo y Ordenación del Territorio, comentó que los planes parciales son, en esencia, una manera de “reciclar la ciudad”.
En el caso de Medellín, precisó, el corredor del río fue en donde creció la industria. Con el aumento de la población, la gente se asentó en las laderas. “Pero esas laderas ya están saturadas, sin capacidad de acogida. No hay forma de que se sigan poblando. Hay que hacer una ciudad dentro de la ciudad a la margen del río”.
La académica agregó que confía en que el consorcio designado fue elegido con criterios serios por parte de la EDU. “Las ciudades siempre se han construido entre privados y públicos. El municipio no tiene el músculo financiero para hacerlo solo y a los privados les interesa también. Ese es el modelo que se hace en todo el mundo y que aquí debe continuar”, dijo.
Nancy Maya, la líder comunitaria, concluyó que el único deseo de los vecinos es que Naranjal salga adelante y puedan salir del “olvido en que nos dejaron”
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meses tardarán las obras para concluir la unidad dos. Costarán $34.000 millones.