Desde la Unidad de Quemados del Hospital San Vincente Fundación hicieron un llamado a toda la ciudadanía para evitar el uso de pólvora en las tradicionales celebraciones decembrinas y a incrementar la precaución al manipular las velas tras una desinfección de manos con alcohol.
Hay que mencionar que Antioquia ya lidera el escalafón nacional de quemados con 9 casos y cinco de los lesionados son menores de edad.
Por ello, la invitación a no usar pirotecnia llega en vísperas del Día de las Velitas, fecha en la que además se debe tener precaución adicional por la presencia de alcohol en las manos y su consecuente riesgo de causar quemaduras. Liliana María Arango, fisioterapeuta del San Vicente, explicó que, en medio de la pandemia, es más importante la higiene con agua y jabón, los otros líquidos solo deben aplicarse si no hay un lavamanos cerca.
De igual manera, recomendó tener cuidado con los tapabocas puesto que al llevarlos por tiempos prolongados -y al estar expuestos a las desinfecciones con alcohol- también pueden tornarse inflamables y ocasionar quemaduras en el rostro.
Paralelamente, instó a los antioqueños a no manipular pólvora ni permanecer cerca de los sitios en los que se esté haciendo uso de ella. También sugirió cerrar bien las ventanas para no permitir la entrada fortuita de fuegos artificiales que puedan derivar en quemaduras.
Víctima Colateral
Elizabeth Lebrum hace parte del grupo poblacional afectado por pirotecnia pese a que ella no estaba manipulando ningún artefacto. Según relató, el primero de enero de 2020 iba caminando por una calle de Envigado, cuando de repente un volador explotó en su cuello, causándole heridas en las manos, la cara y una perforación en el tímpano.
“Me trasladaron a un hospital local y luego me remitieron al San Vicente Fundación. Aquí estuve hospitalizada 14 días, durante los cuales me hicieron tres cirugías plásticas (...) debido a las quemaduras debo utilizar elásticos para que las cicatrices no se vuelvan queloides y puedan ser menos notorias”, narró Lebrum.
Y añadió: “La pólvora es como una bala pérdida, se tira y no se sabe dónde cae. No es buena y no solo afecta al que la está tirando sino a otras personas, y no queremos más heridos en los hospitales, no queremos más amputaciones ni personas con lesiones graves que puedan afectar su vida”.