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La nota que obtuvo Medellín en el ranquin de ciudades universitarias

Es la segunda capital del país más amable con los estudiantes, según informe. El costo de vida, el punto que se debe mejorar.

  • Con la entrada en funcionamiento de la Ciudadela Universitaria de Occidente, la alcaldía espera que mejoren los indicadores del ICU - FOTO: JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
    Con la entrada en funcionamiento de la Ciudadela Universitaria de Occidente, la alcaldía espera que mejoren los indicadores del ICU - FOTO: JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
Buena nota como ciudad universitaria para Medellín
16 de junio de 2021
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La Red de Ciudades Cómo Vamos publicó la más reciente actualización del Índice de Ciudades Universitarias (ICU), una medición que evaluó el desempeño de las capitales del país en su trabajo por brindar oportunidades a los estudiantes que cursan sus estudios superiores.

Midiendo el desempeño de variables como la calidad educativa, el ambiente universitario, el costo y la calidad de vida, y las oportunidades de quienes recién se gradúan para incorporarse exitosamente en el mercado laboral, el informe desnudó las principales fortalezas y rezagos del país en esta materia.

Luis Fernando Agudelo Henao, director del programa Medellín Cómo Vamos, advierte que a nivel metodológico, uno de los problemas que plantea la investigación es que abarca el desempeño de estos indicadores entre 2014 y 2019, dejando por fuera los impactos que ha traído la pandemia.

No obstante, resalta que los resultados permiten construir una radiografía con miras a resolver los problemas más urgentes y robustecer las fortalezas de las ciudades.

“Este indicador es muy importante porque permite accionar políticas públicas”, resalta Agudelo.

El diagnóstico de Medellín

Agudelo Henao precisa que a nivel nacional las conclusiones centrales que arrojó el informe es que mientras la calidad de la educación y la calidad de vida mostraron una mejoría, la empleabilidad y el costo de vida se deterioraron.

Según se calculó en el índice, que muestra una nota de 1 a 100, mientras la calidad de las universidades en el país pasó de 40 puntos en 2014 a 51 en 2019 (una mejoría del 27,7 %), la empleabilidad pasó de un puntaje de 52,3 en 2014 a 47,4 en 2019 (un deterioro de 9,4 puntos porcentuales).

En comparación con ese promedio, el balance de Medellín ubicó a la ciudad como uno de los mejores ecosistemas educativos del país.

Aunque Manizales fue la capital con el mejor puntaje general, con 70,9, Medellín ocupó el segundo lugar, con 66,6.

A diferencia del resto del país, en la capital antioqueña la empleabilidad se posicionó como la principal fortaleza.

En esta materia, el ICU midió factores como la probabilidad de enganche laboral, salario de enganche y la tasa de desempleo juvenil. Con un puntaje de 72,9, Medellín ocupó la primera posición, Bogotá la segunda con 70,5 y Pereira la tercera con 67,3.

En cuanto a la calidad de la educación, la ciudad también obtuvo una valoración que la puso como la segunda mejor del país. Con un índice de 85,07, el informe destacó el nivel de formación de los docentes, la cobertura en acreditaciones de alta calidad y la presencia de universidades de talla internacional.

No obstante, pese a esos dos balances, el informe también reveló problemas, principalmente al evaluar el costo de vida.

Factores como el valor de la alimentación, la vivienda y el transporte hicieron que la ciudad obtuviera una calificación de 23,7, La segunda más baja del país luego de Cartagena, que ocupó el último lugar con 23,2.

Debate de cuidad

Carlos Alberto Chaparro, director de la agencia de la alcaldía de Medellín encargada de la educación superior, Sapiencia, explica que desde el año pasado los resultados del ICU se incorporaron a los indicadores de seguimiento al Plan Municipal de Desarrollo, en el que el gobierno local se trazó la meta de fortalecer el perfil universitario de la ciudad.

Según admite el funcionario, la fotografía de 2019 muestra que deben incrementarse los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los estudiantes, principalmente en puntos como la alimentación, la vivienda y el transporte público.

De acuerdo con los cálculos de esa entidad, en 2020 la población universitaria se ubicó en 253.586 estudiantes, siendo la Universidad de Antioquia, el Instituto Tecnológico Metropolitano y la Corporación Universitaria Remington los que concentraban el mayor número.

Aunque las condiciones de los estudiantes varían de acuerdo con cada una de las instituciones, Chaparro señala que en el caso de la educación pública el municipio centró sus esfuerzos en garantizar la gratuidad en las tres instituciones que maneja: el ITM, el Pascual Bravo y el Colegio Mayor, que juntos concentran el 13,9 % de la población universitaria de la ciudad.

Según argumentó el funcionario, el programa de matrícula cero, la acreditación en alta calidad de esos tres establecimientos y la apertura de la Ciudadela Universitaria de Occidente demuestran los esfuerzos del gobierno local por mejorar las condiciones educativas del municipio.

“Estamos seguros que con la entrada en funcionamiento de la ciudadela podremos mejorar, porque tendremos un sitio para residencias estudiantiles, restaurante y una integración al sistema Metro”, dice Chaparro.

Inserción laboral

Agudelo Henao señala que, aunque Medellín lideró esa variable, aún es precipitado afirmar que no hay puntos por mejorar.

Según plantea, fortalecer la relación entre las universidades, las empresas y la institucionalidad pública continúa siendo una tarea crucial para mejorar las perspectivas laborales de los jóvenes.

Vale recordar que según documentó Medellín Cómo Vamos en su Informe de Calidad de Vida de 2019, los jóvenes menores de 28 años registran la participación más baja en el mercado laboral y la tasa de desempleo más alta respecto al resto de la población (Ver Radiografía).

Frente a este punto, Carlos Esteban Posada, economista, docente e investigador de la Universidad Eafit, sostiene que el rol del sector privado para que los jóvenes se inserten en la fuerza laboral pasa por adecuar los perfiles y las capacidades de los egresados al contexto local.

A través de alianzas con las universidades y la implementación de programas de capacitación, el economista propone que deben crearse alternativas para que los jóvenes sin experiencia logren vincularse profesionalmente a las empresas y así mejorar los indicadores de empleo.

“Es imposible que los estudiantes salgan con el perfil perfecto y se acoplen directamente al mercado. El sector privado debe implementar programas y salarios de enganche que les permitan a los egresados iniciar su carrera”, dice Posada.

Tareas pendientes

Para mejorar el perfil de la ciudad, Agudelo, Chaparro y Posada insisten en que la articulación de todos los actores locales cumplirá un rol fundamental.

El economista Posada resalta por su parte que si Medellín logra consolidarse como una ciudad universitaria, este proceso le permitirá inyectar mayor dinamismo a su economía. De esta manera, la capacidad de las empresas locales para emprender procesos de innovación y fortalecer su capital humano podrá reforzarse, permitiendo potenciar la competitividad de la región.

Desde la óptica institucional, Carlos Chaparro agrega que la pretensión del municipio es convertir en una política pública el programa de matrícula cero, una estrategia que reducirá la deserción escolar e impactará de forma positiva en los costos que asumen los estudiantes durante su proceso formativo.

Finalmente, Agudelo Henao coincide en que la alianza universidad – empresa – estado debe ayudar a ajustar los currículos para que los estudiantes egresen con un perfil acorde a las necesidades del mercado.

Así mismo, en materia de políticas públicas, el experto propone que, pese a no contarse con un indicador que mida este último periodo, la pandemia reveló que debe continuarse en la búsqueda de reducir las brechas sociales y brindar acompañamiento social y psicológico a los estudiantes en su retorno a la presencialidad. Para el experto, estos dos factores incidirán directamente en su futura permanencia o deserción.

“Al final del día las ciudades universitarias permitirán a las urbes en general desarrollar el capital humano necesario para mejorar las condiciones de vida y la generación de riqueza”, insiste Agudelo, para quien esta medición es un primer paso para abrir un debate en torno al mejoramiento de la educación

23,7
fue la calificación que obtuvo Medellín en costo de vida, la segunda más baja del país.
Infográfico

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