Muy triste y desmotivada se encuentra la joven deportista de Amalfi Shamanta Ortega, de 17 años, pues cuando en el mejor momento se encontraba en su carrera de bicicrosista, en su pueblo le robaron la bicicleta y hasta ahora no ha podido recuperarla.
El hecho ocurrió el pasado 29 de octubre, pero Shamanta solo ahora quiso contarlo, cuando ya perdió la esperanza de que la cicla aparezca, sobre todo porque no tuvo apoyo de las autoridades, según dice, en las pesquisas para hallar su vehículo.
“A mí me valió un millón y medio de pesos, mi madre y yo hicimos muchos sacrificios para comprarla, porque solo la tengo a ella, que hizo un esfuerzo muy grande”, cuenta Shamanta, que tuvo que suspender sus entrenamientos y perderse varias competencias, entre estas un torneo internacional en Medellín y los Juegos Departamentales, a donde no podrá acompañar a la delegación de su municipio.
Shamanta cuenta que el hurto se consumó cuando ella salía del colegio, la Institución Educativa Eduardo Fernández Botero, cuando el asaltante se le abalanzó, la bajó a la fuerza de su cicla y huyó en ella.
La joven relata que tras el hecho, acudió a las autoridades, pero le prestaron poca atención al tema: “los policías solo la buscaron ese día y ya”, pero las demás autoridades ni le ayudaron a adquirir otra.
Su entrenador sostuvo que a otra chica de su equipo también le ocurrió lo mismo, pero esta ha entrenado con una cicla prestada. Ambos hechos quedaron impunes en una localidad donde hasta las abuelas andan en cicla.
Hoy en día, más de 12.000 bicicletas ruedan por las calles en un pueblo de 22.000 habitantes y hasta hay multas de tránsito para los que invadan zonas peatonales.
Por eso los robos son comunes. Y uno de los negocios más populares en esta población del Nordeste son los talleres de reparación de ciclas y es a ellos a donde acuden los ladrones a vender, por piezas, las ciclas robadas, dice un ciudadano de la localidad.
“Eso las pintan de otro color, se las ponen a otras, y listo el asunto”, apunta el ciudadano. Shamanta no se atreve a decir eso, pero el caso es que su aparato no apareció y está a punto de frustrarse su futuro como bicicrosista. Ella había ocupado el cuarto puesto en unos juegos departamentales.
Y apela a la solidaridad de los paisas para que le ayuden a conseguir una nueva cicla para que ella pueda retornar al deporte de sus sueños, que ha practicado desde niña.
De lo contrario le será imposible adquirir una nueva bicicleta, pues los ingresos de su madre son muy bajos y no alcanzan para semejante gasto, advierte Shamanta. Afirma no conocer al ladrón.
