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Salud en El Bagre, a la deriva por asesinato de médico

El hospital de la localidad exige seguridad para personal médico, pero también soluciones
de fondo.

  • Salud en El Bagre, a la deriva por asesinato de médico
  • Algunos carteles fueron instalados por la comunidad en el Hospital Nuestra Señora de El Carmen, como protesta por el asesinato. FOTO Manuel Saldarriaga
    Algunos carteles fueron instalados por la comunidad en el Hospital Nuestra Señora de El Carmen, como protesta por el asesinato. FOTO Manuel Saldarriaga

Para Leonardo Fontalvo Tapia, gerente del hospital Nuestra Señora de El Carmen, de El Bagre, “los médicos que abandonaron el municipio luego del asesinato del médico rural Cristian Camilo Julio Arteaga (el pasado 10 de mayo) deben ser tratados como víctimas del conflicto, porque han sufrido desplazamiento forzado y no pudieron quedarse ejerciendo su labor”.

Esta frase y otra impresa en una pancarta instalada en la malla que rodea el hospital y que dice que “Un atentado contra la misión médica es un atentado contra usted” resumen el sentimiento de consternación que embarga al directivo y al resto del personal de enfermería, administrativo y de servicios que labora en esta institución médica, que hasta ayer seguía cerrada para la atención de pacientes por falta de galenos, pues tras el asesinato del médico rural en una calle local, sus colegas no solo renunciaron sino que la mayoría se fue del municipio por temor a ser objeto de atentados.

Sus compañeros, una semana después del crimen, aún no se explican por qué se atentó contra la vida de este profesional, de 24 años, oriundo de Palmita, Valle, y estudiante de la Universidad del Sinú, en Montería, que prestaba su servicio social en la institución con entrega y dedicación y quien nunca expresó que sobre él pesaran amenazas.

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“Era un muchacho muy tranquilo, servicial, le corría a la gente y nunca decía que no a nada. Ni siquiera era fiestero. El día que lo mataron estaba de turno, muy contento porque iba a ir a Caucasia a recibir a su mamá que venía desde Palmita a compartir con él el Día de la Madre, pero se presentó un parto y tuvo que atenderlo”, relató Óscar Díaz, uno de sus compañeros, habitual acompañante de las remisiones que hace el hospital (de primer nivel de atención) hacia otras instituciones de mayor complejidad ubicadas en Caucasia y en las ciudades de Montería y Lorica, en el departamento de Córdoba.

Añade otro compañero que a Cristian se le conoció una novia, una auxiliar de enfermería que está fuera del municipio, “pero no porque haya huido por amenazas, como dijeron en televisión, sino porque se fue a acompañar a la familia en el luto”.

En el hospital son muchas las voces que se refieren en términos positivos a Cristian, que terminaría su año rural el próximo 23 de julio. En marchas por las calles, la comunidad y sus compañeros manifestaron, en muchos casos con llanto, el dolor por el asesinato. La renuncia masiva de los médicos fue la máxima expresión de rechazo al crimen y de solidaridad hacia la familia del galeno y a la misión médica.

Algunos carteles fueron instalados por la comunidad en el Hospital Nuestra Señora de El Carmen, como protesta por el asesinato. FOTO Manuel Saldarriaga
Algunos carteles fueron instalados por la comunidad en el Hospital Nuestra Señora de El Carmen, como protesta por el asesinato. FOTO Manuel Saldarriaga

El panorama de atención

Pero si bien la reacción de los médicos al calor del crimen fue la renuncia y el abandono del pueblo, este hecho dejó a El Bagre a la deriva, esperando que no vaya a ocurrir un suceso extraordinario, una tragedia, que evidencie la crisis de atención que vive la localidad.

“En este momento no podemos garantizar la atención plena, porque este es un municipio de 78.000 habitantes, con dos corregimientos (Puerto Claver y Puerto López), cada uno con 25.000 habitantes, y su hospital principal está cerrado por falta de médicos; el resto del personal está yendo a trabajar, las enfermeras y demás, pero sin médicos no pueden hacer nada”, advirtió el que el pasado jueves oficiaba como alcalde (e) Jair Arango.

Según el gerente Fontalvo, los 12 médicos que tenía su institución salieron del municipio, pero lo mismo hicieron otros de las pocas clínicas privadas que hay en la localidad.

“El Bagre tiene unos 30 médicos y la mitad se fue, imagínese usted cuál es la situación en la que estamos”, señaló el directivo, que es odontólogo y lleva tres años al frente de la institución médica.

Expuesto este panorama, la pregunta que surge es: ¿qué pasa con la atención médica para la población de El Bagre, en especial la de urgencias?

A falta del servicio en el hospital central, a la mayoría de pacientes los ha absorbido la IPS Medicauca, una clínica que posee una infraestructura tres veces menor. Dice su gerente, Orlando Palma Villamizar, que, según su base de datos, allí se atiende a 16.000 pacientes, con una infraestructura de 12 camillas de urgencias y 11 camas de hospitalización, las cuales han sido insuficientes debido al alto volumen de personas que llegan.

“Para decir que podemos dar una atención óptima tendríamos que triplicar nuestros recursos humanos, infraestructura y dotación. Sin embargo, hemos tratado de dar un alivio a la situación, teniendo en cuenta que también, como el hospital, somos una IPS del primer nivel y nos toca hacer remisiones de los pacientes más graves a otros municipios”, explicó.

En Medicauca, donde habitualmente se atienden entre 30 y 35 pacientes diarios, esta semana no bajaban de 56. El lunes 13, al inicio de la crisis, atendieron 68, pues solo se dispone de dos médicos, ya que allí también renunciaron dos galenos.

Íngrid Pastrana, habitante del municipio, dijo, por ejemplo, que las demoras en la atención de urgencias son comunes en todo hospital, pero con la situación de El Bagre, todo se complicó más.

“De por sí, en el hospital El Carmen es demorado, de cuatro horas o más, pero acá en Medicauca la espera para que atiendan a mi esposo, que vino con una úlcera, ha sido de casi ocho horas”, aseguró. Relatos similares se repiten por doquier, pero otro paciente, Rafael Pereira, pidió comprensión: “esto siempre pasa, uno va al hospital y a veces le va bien y a veces mal, la situación está delicada”.

Restablecer servicios

Fontalvo informó a través de un comunicado de prensa que se hace necesario restablecer los servicios de salud que no requieran la participación directa de personal médico, de modo que sea posible reactivar paulatinamente la atención a los pacientes.

En ese sentido, informa el comunicado, a partir de este martes, 21 de mayo, se prestarán en el hospital (en su horario habitual) los servicios de odontología general, servicios farmacéuticos, laboratorio clínico y algunos programas de promoción y prevención (como son planificación familiar, vacunación, citologías y crecimiento y desarrollo). El área administrativa y de apoyo logístico continúan operando de manera normal.

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Unidades móviles

En El Bagre, la principal EPS es Coosalud, que copa el 80 por ciento de la población y la mayoría es atendida en el hospital central. Todos se han volcado a Medicauca. Pero para evitar que esta IPS colapse, la EPS instaló, junto a la alcaldía, dos unidades móviles de atención, cada una dotada con médico y enfermeras profesionales y auxiliares para atender consultas y programas especiales, como atención prenatal, control cardiovascular, hipertensión, citologías, crecimiento y desarrollo, y revisiones de exámenes.

“A los usuarios que necesitan especialistas, los médicos les realizan un anexo que ellos llevan a Coosalud para que los atiendan en Medicauca”, explicó Vitelia Ceballos, enfermera profesional a cargo de las unidades móviles. Aclaró que estas no están habilitadas para atender urgencias y que se mantendrían allí hasta que la localidad supere la crisis.

Para lograr este cometido, tanto la alcaldesa, María Yolima Madrigal, como el gerente del hospital han acudido a la Gobernación y a instancias nacionales para buscar apoyo en seguridad, nuevos médicos y mejor infraestructura para que el centro médico pueda prestar un servicio acorde con las necesidades.

En el hospital se atienden en promedio 100 pacientes en 24 horas diarias, y por consulta externa, 180 usuarios, aparte de los programas de crecimiento y desarrollo y las embarazadas, que ascienden a 120 pacientes, según Leonardo Reyes, jefe de Facturación. Además, cuenta con 4 ambulancias para remisiones a otras localidades y regiones.

Sobre la seguridad para el personal médico, el comandante de la Policía Antioquia, coronel Giovanni Buitrago, expresó que su institución está dispuesta a brindarles protección a los médicos en el hospital o en sus residencias, tanto a los que regresen como a los nuevos que lleguen.

Esto, porque no todos regresarían, pues según Jair Arango, alcalde (e), algunos galenos que abandonaron el municipio, entre ellos dos rurales, dijeron que no retornarían, mientras “otros manifestaron que lo pensarían, y los demás aprovecharon para sacar sus vacaciones y analizar qué harán a futuro”, indicó.

El gerente Fontalvo Tapia manifestó que esperaba, a partir de mañana lunes, que en el hospital se vaya normalizando la situación. Aún así, fue enfático en exigir que la misión médica sea respetada y valorada. Y recalcó que esta va más allá de que los médicos se sientan seguros y tranquilos.

“La misión médica empieza por tener buena infraestructura, excelentes equipos, adecuada dotación y buenos salarios, es integral”, advirtió.

En esa medida, espera que las soluciones que se ofrezcan a nivel nacional y departamental tengan en cuenta todos estos aspectos, máxime que en su hospital se están haciendo reformas locativas, pero urge que se terminen y que se incluya la dotación.

En El Bagre, según el gerente, ya se han dado casos de agresiones a la misión médica: a un paciente lo remataron en el interior de una ambulancia y a otro lo atacaron cuando era remitido en una lancha vía fluvial. Incluso, un gerente del hospital, Raúl Gómez, fue asesinado en 2001, en tiempos de la guerra entre paramilitares y las Farc, por lo que entiende que El Bagre puede quedar estigmatizado.

Sin embargo, una médica que ejerce allí su labor hace más de 30 años invitó a los médicos a quedarse: “acá nunca he sido amenazada ni agredida; si uno presta un servicio con entrega y dedicación no debe temer, la violencia está en todos los lugares y afecta a todos”, dijo, aunque pidió que no se revelara su nombre.

Lo afirma, mientras decenas de pacientes hacen fila en una EPS a la espera de que les asignen citas. Muchos dicen lo que es evidente: El Bagre se merece un hospital de mayor nivel, “ya no somos un pueblito, sino una ciudad”, opinan.

Infográfico
Gustavo Ospina Zapata

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

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