El asesinato de un ingeniero de sistemas en el occidente de Medellín, revive las preocupaciones de las autoridades por la violencia ejercida en contra de miembros de la comunidad Lgbti.
De acuerdo con el informe del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), adscrito a la Secretaría de Seguridad, el crimen fue descubierto a las 10 a.m. de este lunes 12 de diciembre, en un apartamento del barrio El Velódromo. Su compañero de cuarto les relató a los investigadores que en la noche anterior no pernoctó en el lugar, pero al ingresar en la mañana encontró el cadáver de Alejandro Hernández Londoño, de 51 años.
La víctima yacía sobre la cama, envuelto en las sábanas, con aparentes señales de haber sido asfixiado. Al costado había un pedazo de cartón blanco, con un manuscrito que decía “por marica”.
Allegados al ingeniero Hernández manifestaron que no sabían de amenazas en su contra, e indicaron que “tenía la costumbre de salir a caminar en horas de la madrugada por el sector y en algunas ocasiones invitaba personas a su residencia que conocía en sus recorridos, ya que por el lugar a esas horas concurre mucha población Lgbti”, según consta en el reporte del Sisc.
En el lugar de los hechos, los investigadores no hallaron evidencia de robo, por lo que la hipótesis de un asalto ha sido descartada y cobra fuerza la de un “crimen de odio”, como se denominan los casos en que la víctima es atacada por su condición de género, preferencia sexual o religiosa.
Según la estadística del Sisc, en 2015 se documentaron cuatro homicidios de miembros de la comunidad Lgbti, mientras que en lo corrido de 2016 han ocurrido 10. El subregistro puede ser mayor, pues no en todos los casos los seres queridos de las víctimas aportan esta información.
Alejandro Gamboa, activista por los derechos de la población Lgbti, asegura que desde 2006 hay un aumento de esta clase de asesinatos, estadística en la cual Medellín y Antioquia siempre ocupan los primeros lugares.
“Y no solo ha crecido la cantidad, sino la crueldad de estos hechos, en los que los victimarios pretenden enviar una especie de mensaje intimidante. A esto han contribuido los discursos de ciertos sectores, que en los últimos tiempos han querido distorsionar la ideología de enfoque de género y de derechos humanos diferenciados para la comunidad Lgbti”, manifiesta Gamboa.
Letreros de la muerte
De otro lado, en Medellín también se han ido incrementando los casos en los cuales el victimario deja un letrero junto al cadáver de su víctima. En 2015, las autoridades registraron tres casos, mientras que en el presente año van seis.
En estos avisos, bien sea en cartones o pedazos de papel, los asesinos han dejado mensajes que pretenden explicar su atrocidad: “por rata”, “por ladrón”, “por sapo”, “por violador”, son algunos de los manuscritos identificados.
El 90% de estos letreros de la muerte han sido encontrados en vecindarios del costado occidental de Medellín, como en el caso del ingeniero Hernández.