Un helicóptero, 2.462 cámaras de vigilancia, cuatro drones y 1.400 bodycam para los policías, son las tecnologías que la Alcaldía de Medellín adquirió en los últimos tres años para reforzar la lucha contra la criminalidad, una de las banderas de la administración de Federico Gutiérrez Zuluaga.
A seis meses de que haya un relevo en el gobierno municipal, EL COLOMBIANO dio una mirada a la estrategia de seguridad electrónica y a sus resultados.
Andrés Tobón Villada, secretario de Seguridad de la ciudad, aseguró que la inversión en este cuatrienio ya supera los $85.300 millones. “Aún nos quedan por instalar 268 cámaras convencionales”, explicó.
Tobón aclaró que cuando comenzó esta alcaldía, en 2016, la ciudad tenía 1.200 cámaras que no podían expandirse porque el almacenamiento de los videos estaba al límite. “En realidad, esa tecnología estaba en condiciones bastante deplorables, cerca del 20 % de las cámaras tenía dificultades en conectividad y visualización”, manifestó.
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Tras una proyección técnica, agregó, se concluyó que la ciudad requería de un sistema con conexión permanente, capacidad de expansión, sin bloqueos y con unas 2.700 cámaras. Hoy, a seis meses de concluir el gobierno, el avance en este cometido es del 86 %.
La estrategia incluye seguimiento permanente a los registros de las cámaras para lograr una mejor respuesta, así como una articulación con todo el sistema de emergencias de la ciudad.
Halcón vigilante
En 2017 empezó a sobrevolar por la ciudad el Halcón, un helicóptero Bell 407 de propiedad de la Policía, pero que fue dotado por la Alcaldía con equipos que costaron más de $6.000 millones.
El coronel Pablo Ruiz, subcomandante de la Policía Metropolitana, aseguró que la implementación de este equipo y las nuevas tecnologías (cámaras, drones, etc.) han permitido aumentar la operatividad y los resultados.
“Toda ciudad metropolitana, como esta, tiene que estar a la vanguardia en los avances tecnológicos. En el helicóptero están nuestros ojos en el aire para ver lo que desde tierra no podemos observar, y constituye un apoyo en la lucha contra todos los fenómenos delincuenciales”, dijo.
La aeronave está disponible 24 horas al día y puede pasar en el aire de tres a cuatro horas continuas, siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan. Entre sus equipos se destacan sensores de calor, cámara de alta resolución con posibilidad de identificación de personas y sistema de perifoneo.
El coronel Ruiz informó que la operación de la aeronave está concentrada en Medellín, pero que en casos puntuales se ha llevado a apoyar operaciones policiales o atención de emergencias en eventos precisos dentro del Valle de Aburrá. “Esos casos son eventos excepcionales, cuando hay una planeación previa o una autorización del Comandante de Policía”, aclaró.
El consumo de combustible en cada sobrevuelo depende del peso que lleve. La cantidad estimada es de 30 galones de gasolina tipo JET A1 por hora de vuelo.
Este año su presupuesto para mantenimiento y combustible —rubros pagados por la Alcaldía de Medellín— es de $1.500 millones, 14 % más que en 2018 cuando se invirtieron $1.310 millones.