La de Salgar fue otra tragedia en Colombia de aquellas en las que se dice, se advierte y se vuelve a decir que va a suceder... ¡y sucede!
En el plan de desarrollo 2012-2015 ¡Salgar... con responsabilidad! Se lee: “Las riberas de la quebrada La Liboriana y de los ríos Barroso y San Juan donde hay asentamientos humanos configuran, igualmente, zonas de riesgo por movimientos en masa (deslizamientos, caída de rocas, desplomes, socavación lateral y avenidas torrenciales) que afectan, de manera adversa, el bienestar de las poblaciones”.
El mismo plan indica que “las inundaciones y las avenidas torrenciales son los fenómenos naturales que presentan mayor probabilidad de ocurrencia, debido, por un lado, a alta torrencialidad que caracteriza a La Liboriana (factor de amenaza) y por el otro, a la invasión de su cauce y llanura de inundación por edificaciones (factor de vulnerabilidad)”.
Por eso, antes las amenazas y riesgos de un desastre natural que encontró la actual administración, se planteó en el mismo plan de desarrollo: realizar “obras de mitigación en zonas de alto riesgo y la reubicación de viviendas localizadas en las zonas de alto riesgo no mitigable”, entre otras acciones.
No se hizo nada
Sin embargo, a siete meses y 14 días de terminar el periodo, la alcaldesa, Olga Eugenia Osorio García, no había ejecutado estos puntos del plan y tampoco solicitó ayuda a la Gobernación o a la Nación.
Con la Administración Departamental, por ejemplo, nunca priorizó esta problemática en ninguna de las tres jornadas de Acuerdos Públicos; siempre se solicitaron recursos para infraestructura, educación, salud, vivienda, servicios públicos, recreación y deporte e inclusive para programas de equidad de género, pero nunca para la mitigación del riesgo.
Lo advirtió Corantioquia
La Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia), elaboró un Plan de Gestión Integral del territorio que le compete. En el capítulo 2 ( Análisis Integral del Territorio) de dicho documento, la entidad evidencia que Salgar y 23 municipios más del departamento está en “amenaza alta por movimiento de masa”.
Según se lee en el documento, Salgar y las demás poblaciones están ubicadas en “zonas donde debido a las características de las unidades geomorfológicas (altas pendientes) y sus procesos asociados (alta densidad, magnitudes altas a medias) existe una alta probabilidad de ocurrencia de remoción o movimiento en masa”.
El director de Corantioquia, Alejandro González, manifestó: “esta situación no es solo del municipio de Salgar, sino los demás de Antioquia, se estima que sea el 60 por ciento de la población del departamento, en donde se ha hecho una actualización de los planes de ordenamiento territorial y de desarrollo. Esta intervención debe ser articulada entre el gobierno territorial y el nacional para dar solución de vivienda”.
La paradoja
Lo irónico de esta trágica situación, es que la Alcaldía de Salgar y el Consejo Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres tenían un plan de contingencia preparado... pero para la sequía inminente y los incendios forestales que traería el fenómeno de El Niño.
Prepararse para un posible tiempo seco no es malo, todo lo contrario, es anticiparse a un fenómeno natural que puede alterar la cotidianidad y la economía del municipio. Sin embargo, si la Alcaldía de Salgar sabía que existía un alto riesgo de inundación y de avalancha, si el El Plan Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres de Salgar lo evidenciaba y si Corantioquia había documentado los riesgos inminentes, ¿Por qué no estaban preparados para este tipo de episodios invernales y por qué los pobladores de esta zona no habían sido reubicados después de tres años y cinco meses de ejecución del plan de desarrollo?.
